Resulta que somos profesionistas, agradables físicamente, nos cuidamos bastante (gracias a los adelantos de la cosmética); estamos en la nueva
Era, creemos firmemente en el misticismo y hasta meditamos, somos buenas hijas, excelentes amigas, seguimos preparándonos, damos buenos resultados en nuestros trabajos y, aunque no siempre somos millonarias, no nos va mal económicamente.
Entonces nos preguntamos ¿ que sucede si somos buenos prospectas?
¿ por qué seguimos solteras? ¿por qué nadie llega y valora este ser tan di-vi-no que esta dentro de nosotras? ¿por qué llevamos una vida de fracasos amorosos? y eso que nos relacionamos con personas de nuestra misma generación, imagínate sino fuera así…
Bueno de hecho a veces sucede que nos relacionamos con personas mayores o de plano mucho menores o con compromisos, y el dolor es mayor.
¿ Será que pertenecemos a esa tan sonada generación de padres divorciados, donde crecimos en una familia disfuncional, donde una mala relación de pareja era nuestro diario aprender?
Nos relacionamos con parejas repitiendo el patrón aprendido en la infancia con nuestros padres y es sorprendente como “caemos” con alguien exactamente igual a nuestro progenitor. Entonces como una aparente magia o la mala suerte, la relación fracasa.
Es muy difícil cortar círculos viciosos dentro de las relaciones amorosas entre seres humanos, llega un momento donde no sabemos si lo que sentimos se llama amor o aferramiento o costumbre a estar con alguien, o el terrible miedo a estar solas; porque nuestro corazón dice que nadie más va a llegar para hacernos felices, que aunque mal mejor nos quedamos donde estamos, el futuro apremia y la sociedad también.
Realmente ¿A qué le tenemos miedo cuando estamos solas? Alguna vez te has preguntado, ¿Por qué esa necesidad de cubrir nuestras carencias a costa de lo que sea incluso la dignidad y el orgullo, porque aunque sabemos que estamos en una relación dañina no salimos y preferimos seguir flagelándonos, creyendo que la vida no nos presentara mas opciones de amor?.
Te invito a reflexionar la manera en la que te relacionas, haz una lista de las parejas que has tenido y por simple curiosidad elabora una lista de similitudes con ellos, si te es difícil saca sus características principales, ocupación, familia, forma de vestirse, peinarse, trabajar, hobbies, momento de tu vida en que los conociste, todo lo que se te ocurra, al finalizar realiza una tabla de comparaciones y te sorprenderás de los resultados.
Siempre acabamos relacionándonos con personas muy parecidas y es muy difícil salir de esos círculos, que si nos hicieran bien no sufriríamos.
Estamos en una edad donde lo mas importante es estar bien, fuertes emocionalmente y que en ocasiones aunque nuestro ego nos ponga barreras, debemos aceptar que necesitamos ayuda profesional para darnos cuenta de los errores que hemos cometido, y que por estar absortas en la vida misma no los vemos.
Darnos cuenta de que repetimos patrones de nuestros padres, de la relación que ellos nos transmitieron a través de la convivencia diaria, por medio de la tabla de comparaciones de tus parejas, ahora analiza cómo se relaciona con tus padres, checa que fue lo que aprendiste en la infancia y repites cada vez que te relacionas con alguien.
Realizar esta tarea no es nada fácil y auto – entenderlo menos, y es por ello que quizás es necesario acudir con un profesional que si bien no es su deber solucionarnos la vida, si nos ayudará a tener mas perspectivas acerca de nosotros, de la vida y de la manera de relacionarnos y que quizás entendamos ¿ por que?
¡Pues porque tengo 30 o mas años y estoy sin pareja!
Por Psic. Gabriela Díaz Urbina
[email protected]
www.espazios.com.mx
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