Desde hace años, Canadá se mantiene al tope de los países más atractivos para
las personas que desean relocalizarse en otro país.
Esto no se debe solo a que se trata de uno de los países con mejor calidad de
vida en el mundo, una síntesis de lo mejor de Europa y de los Estados Unidos que
compensa largamente las inclemencias del tiempo y las comunicaciones aéreas no
siempre cómodas y rápidas.
El
motivo fundamental, es que es una de las pocas naciones del mundo que tiene un
programa de inmigrantes independientes que es, además, el más generoso entre
todos los programas semejantes.
Estos programas representan, en resumidas cuentas, el sueño de todo inmigrante
potencial: poder obtener la residencia permanente sin tener lazos familiares con
el país de destino, y sin necesidad de obtener previamente un permiso de
trabajo, para lo que es necesario conseguir un empleador, para lo que muchas
veces es necesario… tener la residencia permanente.
Permite, en suma, eludir el círculo vicioso que muchos países instauran para
limitar los flujos migratorios por vía burocrática, prohibiendo en la práctica
lo que las leyes permiten en la letra.
Pero ¡Atención!, esto no quiere decir que cualquier pueda emigrar a Canadá bajo
este programa.
Para los argentinos, acostumbrados a gobiernos que han hecho un culto del “zafar
ahora y el viene que se arregle como pueda”, puede sonarnos casi esotérico que
en otros países se planifique a largo plazo y que se tracen políticas nacionales
que van más allá de los gobiernos de turno.
Pero así es.
El
programa de inmigrantes independientes de Canadá está diseñado en función de las
necesidades demográficas y de recursos humanos del país, y se revisa
periódicamente en función de los mismos parámetros.
Es
decir, solos son aceptables quienes responden a un determinado perfil
demográfico y profesional que las autoridades consideran contribuirá al
desarrollo del país.
Esto no implica ningún criterio racista (valga la aclaración para algún eventual
nostálgico de la gestión de Peralta en nuestra Dirección Nacional de
Migraciones) sino que se funda en parámetros puramente objetivos: se buscan
personas jóvenes y con determinadas profesiones o habilidades profesionales.
Los candidatos son evaluados en función de determinados parámetros, reciben un
puntaje por cada uno de ellos y, si alcanzan o sobrepasan el puntaje mínimo
exigido,
¡
Bienvenido a Canadá !
Para terminar, algunos datos prácticos:
1-
Algunas profesiones no son aceptadas (como suele suceder, la medicina es una de
ellas), pero proveen capacidades y habilidades (skills) que sí pueden ser
aceptables.
2-
Para emigrar a algunas provincias de Canadá, es necesario cumplir con requisitos
especiales y presentarse ante las autoridades respectivas de cada provincia. Es
el caso de Québec (por motivos políticos fundamentalmente) y de, entre otras,
Newfounland y Columbia Británica (por razones de desarrollo regional).
3-
Los trámites implican el pago de aranceles bastante elevados en esta era
post-convertibilidad y que no se devuelven en caso de que el trámite sea
rechazado.
4-
El idioma es fundamental. A diferencia de Australia, por ejemplo, no se exige un
examen para comprobar el nivel de inglés, pero el mismo será evaluado en el
momento de la entrevista personal.
“Me Tarzán, You Jane” no es suficiente para ser aprobado, así que es mejor
comenzar a estudiar desde ahora.
Por Dr. Daniel H. Gueller
Director de
Emigración Legal