Situarse ante la eventualidad de decorar una casa plantea una serie de duda.
¿Cómo reorganizar el espacio? ¿De qué manera ubicar los muebles? ¿Qué pisos,
colores, texturas o estampados elegir?
Al tomar la decisión de cambiar la decoración y/o distribución de determinadas
zonas o ambientes de la casa, nos encontramos con miles de dudas.
Todas estas
preguntas, y muchas otras, nos hacen reflexionar en la importancia de trabajar
una idea decorativa previa al desarrollo del proyecto propiamente dicho.
Primero, lo básico, que muchas veces no se tiene en cuenta: observar y conocer
el espacio que vamos a decorar; cómo es, con qué contamos, qué disposición
tiene.
Es fundamental tener presente siempre el espacio de que disponemos y, según lo
que queramos, únicamente se consigue partiendo de los elementos físicos que lo
forman originalmente.
El conjunto total de la obra estará influido por elementos
como el espacio y la luz natural, adaptando a ellos la elección y combinación
del color, las texturas, la distribución y ubicación de muebles y objetos, el
uso que daremos a las luces.
En esta etapa necesitamos tomar consciencia de cada uno de los elementos que
componen el área que vamos a decorar. Observando algunas cuestiones podemos
conocer detalles importantes sobre las posibilidades reales que ofrece el
espacio físico.
Tener en cuenta, por ejemplo: las dimensiones del lugar, qué paredes son de
carga, cuales son medianeras, si existen escalones o desniveles, dónde están
ubicadas las puertas, dónde hay empotrado armarios, sanitarios, chimeneas,
interruptores, si tiene humedad o no, dónde están las ventanas, cuales son las
fuentes de luz natural, etc.
Podríamos definir la decoración como el proceso de crear ambientes a la medida
de quienes los habitan o frecuentan, utilizando para ello recursos estéticos.
Para dar con un claro proyecto decorativo necesitamos tener en cuenta nuestra
personalidad y gustos.
La decoración significa un claro compromiso con nuestro bienestar, nuestras
emociones y nuestra calidad de vida.
El buen diseño de un espacio también supone contemplar y tener en cuenta usos y
necesidades específicos.
Saber, por ejemplo, qué actividades se desarrollan en
el lugar, cuales son los usos que hace la familia de él o las costumbres de los
integrantes de la casa, qué necesidades físicas existen, cuales son nuestras
prioridades funcionales, etc. En otras palabras, cual es la utilización práctica
que necesitamos de o queremos dar a una estancia en particular.
La idea decorativa es un claro proyecto preliminar que nos permite realizar el
trabajo con orden, coherencia y seguridad, aún cuando no seamos decoradores
profesionales.
En esta etapa empezamos a definir colores, objetos, texturas, recursos, estilos,
etc. A medida que avanzamos en la idea decorativa, recorremos un camino de
elección y definición por los distintos principios de la Decoración.