¿Qué son los equivalentes de caja?
El término equivalentes de caja hace referencia a cuentas que son tan seguras
como el dinero, que permiten obtener pequeñas ganancias y que pueden ser
convertidas en efectivo con relativa rapidez. Es decir, son instrumentos o
inversiones de tan alta liquidez que son prácticamente iguales al dinero en
efectivo.
Los ejemplos más comunes son:
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Depósitos de ahorros.
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Certificados de depósitos (CDs).
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Cuentas del mercado monetario.
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Fondos comunes de inversión del mercado monetario.
Cuando depositas tu dinero, lo que haces es prestarlo a una institución
financiera. Ellos, por su parte, prestan tu dinero a negocios o agencias
gubernamentales que lo necesitan. La institución financiera gana un interés
sobre los préstamos y luego te paga parte o todo ese interés a ti.
Generalmente, estos medios de ahorro son muy seguros. A excepción de los
certificados de depósitos, cuando quieras tu dinero de vuelta, lo podrás retirar
rápidamente sin penalización alguna.
¿Por qué efectivo?
Los ahorristas compran equivalentes de modo que pueden poner su dinero en un
lugar seguro y de fácil acceso. Los inversores los comprar como una suerte de
“sitio de aparcamiento” para su dinero mientras se toman el tiempo para decidir
qué nuevas inversiones hacer.
Los depósitos de ahorros, certificados de depósitos y cuentas de mercado
monetario suelen estar asegurados por más de $100.000 por inversor. Por el
contrario, los fondos comunes de inversión del mercado monetario no están
asegurados, aunque tienen un respaldo propio de empresas de fondos mutuos y
firmas de corretaje.
Por estos motivos, los equivalentes de caja suelen tener muchos menos riesgos
que las inversiones en acciones y bonos.
Atención con la inflación
El mayor riesgo para los equivalentes de caja es, simplemente, la inflación. Si
la inflación ocurre a una tasa más alta que lo que estás ganando por los
equivalentes de caja, tu dinero pierde su poder de compra.
Por ejemplo, si ganas 1% a partir de tu cuenta de ahorro y la inflación llega al
2%, tu dinero no marchará a la par del creciente costo de los bienes y
servicios.
$100 en tu cuenta de ahorro serán $101 a fin de año, pero un saco que costaba
$100 costará $102 al cabo del mismo período de tiempo.