La mayoría de las mujeres eventualmente tendrán que tomar decisiones sobre si toman terapia de reemplazo hormonal
y, en ese caso, por cuánto tiempo. La terapia de reemplazo hormonal puede tener efectos beneficiosos, pero también hay algunas preocupaciones relacionadas con ella. Cada mujer deberá considerar tanto los riesgos como los beneficios al tomar una decisión.
Beneficios de la terapia de reemplazo hormonal
Durante varias décadas, se ha documentado bien que la terapia de reemplazo hormonal es el remedio más efectivo para las sensaciones repentinas de calor y los trastornos del sueño que a menudo acompañan la menopausia.
Además, se ha demostrado en forma consistente que la terapia de reemplazo hormonal disminuye la incomodidad vaginal al aumentar el grosor, la elasticidad y la capacidad de lubricación del tejido vaginal. El tejido del tracto urinario también se vuelve más grueso y más elástico, lo cual reduce la incidencia de incontinencia por esfuerzo y las infecciones del tracto urinario.
Aunque la terapia de reemplazo hormonal se utilizó inicialmente para reducir la incomodidad de los
síntomas menopáusicos a corto plazo, existen estudios que han proporcionado pruebas de que además puede reducir o prevenir algunos de los efectos negativos a largo plazo de la menopausia.
Los científicos continúan recopilando información para definir los beneficios potenciales de la terapia de reemplazo hormonal e identificar a las mujeres para quienes esta terapia puede ser más útil. Se necesita más investigación para determinar cuándo debe iniciarse y por cuánto tiempo debe continuarse la terapia de reemplazo hormonal para lograr los mayores beneficios.
La terapia de reemplazo hormonal juega un papel muy importante en el mantenimiento de la densidad ósea y ayuda de esa forma a prevenir la osteoporosis; también se utiliza para tratar la pérdida de la masa ósea cuando ésta ya ha comenzado.
La terapia de reemplazo hormonal puede prevenir el deterioro de la densidad ósea y puede reducir la incidencia de fracturas. Se ha mostrado, sin embargo, que la pérdida de la masa ósea se reanuda al discontinuarse la terapia de reemplazo hormonal.
La investigación muestra que la terapia de reemplazo hormonal mejora la concentración de algunos lípidos en la sangre y baja los niveles de fibrinógeno.
Algunos estudios sugieren que la terapia de reemplazo hormonal puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón y de derrames cerebrales. Sin embargo, a los científicos les inquieta que algunos de los beneficios aparentes de la terapia de reemplazo hormonal en estos estudios se puedan deber al hecho de que son probablemente las mujeres más sanas o las que son más conscientes de su salud las que toman las hormonas de reemplazo.
En estudios bien diseñados, con control de placebo, que se llevaron a cabo en mujeres posmenopáusicas enfermas del corazón, la terapia de reemplazo hormonal no les previno de otros ataques cardíacos o de muerte por enfermedad cardiaca. Otros estudios mostraron que la terapia de reemplazo hormonal puede aumentar inicialmente el riesgo de ataques cardíacos, pero que el riesgo se nivela con el tiempo. Se está llevando a cabo más investigación para clarificar este asunto.
Algunos estudios, aunque no todos, indican que el tomar estrógeno puede reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los científicos advierten que se necesita más investigación para explorar esta posibilidad.
Inquietudes acerca de la terapia de reemplazo hormonal
Aun cuando la terapia de reemplazo hormonal tiene beneficios potenciales para muchas mujeres menopáusicas y posmenopáusicas, también puede tener inconvenientes. Las inquietudes sobre la terapia de reemplazo hormonal se centran en el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio, cáncer de ovario y cáncer de seno, sobre todo después de usarse por largo tiempo (más de 10 años).
Cáncer de endometrio (Cáncer de útero)
Cuando el reemplazo de estrógeno estuvo disponible en la década de los 40 para las mujeres menopáusicas, este se administraba en dosis altas y sin progestina. Cuando se popularizó todavía más en la década de los 60, el número de mujeres a las que se administró fue aún mayor.
Sin embargo, en la década de los 70, quedó claro que las mujeres que recibieron estrógeno solo aumentaron de seis a ocho veces el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio (revestimiento del útero).
En la actualidad, la mayoría de los médicos recetan la terapia de reemplazo hormonal que incluye la progestina junto con dosis mucho más bajas de estrógeno que las que se usaron inicialmente, para las mujeres que no han tenido una histerectomía.
La progestina contrarresta el efecto negativo del estrógeno en el útero, previniendo el crecimiento excesivo del revestimiento endometrial. El agregar progestina a la terapia de reemplazo hormonal reduce substancialmente el alto riesgo de desarrollar cáncer del endometrio el cual está relacionado con la administración de estrógeno solo (las mujeres que se han sometido a la histerectomía no necesitan la progestina y pueden recibir la terapia con estrógeno solo).
Debido a que algunos informes han mostrado que el estrógeno aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio, a muchas mujeres y médicos les preocupa que la terapia de reemplazo hormonal pueda aumentar el riesgo de una recurrencia en las mujeres con historial de cáncer de endometrio. Sin embargo, en la actualidad, no hay evidencia científica de que el tomar estrógeno aumente este riesgo.
Cáncer de ovario
Los resultados de los estudios pasados no han mostrado una conexión clara entre la terapia de reemplazo hormonal y el riesgo de cáncer de ovario. Sin embargo, los datos reportados recientemente de dos estudios grandes, a largo plazo, han sugerido que es posible que haya alguna relación entre el uso de la terapia de reemplazo hormonal después de la menopausia y un riesgo mayor de cáncer de ovario.
Cáncer de seno
No se ha aclarado completamente todavía la relación entre la terapia de reemplazo hormonal y el cáncer de seno. El mayor riesgo potencial de desarrollar cáncer de seno es mencionado consistentemente por mujeres menopáusicas y posmenopáusicas como la razón principal por la que son reacias a utilizar la terapia de reemplazo hormonal.
Muchas mujeres y sus médicos se preocupan en particular por los efectos del uso a largo plazo que tiene esta terapia en el riesgo de desarrollar cáncer de seno.
Uno de los factores más importantes del riesgo de desarrollar cáncer de seno es la exposición de la mujer durante toda su vida a las hormonas de la reproducción que se producen por naturaleza, como el estrógeno; porque cuanto más tiempo su cuerpo produzca estas hormonas, mayor será la probabilidad de que desarrolle cáncer de seno.
Los factores tales como la menstruación temprana (antes de los 12 años de edad) y la menopausia tardía (después de los 55 años de edad) contribuyen a una exposición hormonal prolongada. Debido a la relación existente entre la exposición hormonal prolongada y el riesgo de desarrollar cáncer de seno, preocupa a los científicos que se añada la terapia de reemplazo hormonal a la exposición que se ha tenido a las hormonas, lo que dará como resultado un riesgo mayor de desarrollar cáncer de seno.
Numerosos estudios de observación han examinado durante los últimos 25 años la posible relación entre la terapia de reemplazo hormonal y el cáncer de seno. Estos estudios han variado ampliamente en términos de diseño, tamaño de la población estudiada, dosis, duración y tipos de hormonas utilizadas.
Los resultados de estos estudios han sido inconsistentes. Algunos de los estudios iniciales que siguieron observando a las mujeres que utilizaron la terapia de reemplazo hormonal de estrógeno solo por largos períodos de tiempo, mostraron un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de seno.
Otros estudios se han fijado en la experiencia de las mujeres que tomaron estrógeno combinado con progestina. Algunos han mostrado un aumento del riesgo y otros no.
Sus análisis indicaron que el riesgo de desarrollar cáncer de seno aumenta con la duración del uso de la terapia de reemplazo hormonal, pero disminuye después de que la mujer deja de recibir esta terapia. Ellos encontraron también que, 5 años después de discontinuar la terapia de reemplazo hormonal, el aumento del riesgo de una mujer de padecer cáncer de seno había desaparecido casi por completo.
La mayoría de las mujeres comprendidas en el estudio recibieron terapia de reemplazo hormonal de estrógeno solo. La relación del riesgo de cáncer de seno con la terapia de reemplazo hormonal que contiene tanto estrógeno como progestina es menos clara; algunos otros estudios se han enfocado en esta relación. Algunos han mostrado un riesgo mayor, mientras otros no lo han hecho.
Algunos estudios reportaron que el riesgo mayor de cáncer de seno relacionado con uno de los dos tipos de terapia de reemplazo hormonal fue más pronunciado en mujeres delgadas. Se necesita más investigación para probar los efectos de dosis más bajas de terapia de reemplazo hormonal en los síntomas de la menopausia y el riesgo de cáncer de seno en mujeres delgadas.
Los resultados de estos estudios indican que la terapia de reemplazo hormonal que contiene estrógeno y progestina puede tener efectos diferentes en el tejido del seno y en el tejido de los ovarios. Mientras la terapia de reemplazo hormonal de combinación puede estar relacionada con un riesgo más bajo de cáncer de ovario al compararla con la terapia de reemplazo hormonal de estrógeno solo, lo contrario parece ser la verdad en cuanto al riesgo de cáncer de seno.
El estudio Postmenopausal Estrogen/Progestin Interventions (PEPI) fue diseñado para estudiar los efectos de regímenes diferentes de terapia de reemplazo hormonal en mujeres posmenopáusicas. Datos del estudio indican que cerca del 25 por ciento de las mujeres que reciben la terapia de reemplazo hormonal que incluye una combinación de progestina y estrógeno, muestran en las mamografías un aumento en la densidad del seno.
En este estudio, aproximadamente el 8 por ciento de las mujeres que recibieron la terapia de reemplazo hormonal de estrógeno solo también tuvieron un aumento de la densidad del seno. El aumento en la densidad es una preocupación, porque otros estudios han mostrado que las mujeres de 45 años o más cuyas mamografías muestran por lo menos un 75 por ciento de tejido denso tienen un riesgo mayor de cáncer de seno.
Sin embargo, los investigadores no saben si el aumento de la densidad del seno debido a la terapia de reemplazo hormonal lleva el mismo riesgo de cáncer de seno que el tener senos densos por naturaleza.
El aumento en la densidad de los senos debido a la terapia de reemplazo hormonal hace más difícil para el radiólogo la lectura de algunas mamografías, lo que lleva a la necesidad de hacer otras mamografías de seguimiento y biopsias del seno.
Un estudio mostró que suspender la terapia de reemplazo hormonal unas 2 semanas antes de hacerse la mamografía, mejora la legibilidad de la misma. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar la utilidad de este enfoque.
Otro aspecto que causa considerable incertidumbre es la relación entre el riesgo de una mujer de desarrollar cáncer de seno y el lapso de tiempo durante el cual ella recibe la terapia de reemplazo hormonal.
Algunas mujeres reciben la terapia de reemplazo hormonal durante sólo unos años, hasta que hayan pasado los peores síntomas de su menopausia, mientras que otras la reciben por una década o más.
Algunos investigadores creen que no hay un riesgo mayor de desarrollar cáncer de seno o que el riesgo es muy bajo cuando se usa la terapia de reemplazo hormonal a corto plazo (3 años o menos) ya sea de estrógeno solo o de estrógeno combinado con progestina, mientras que el uso a largo plazo está relacionado con un riesgo mayor.
Otra área de controversia se centra en si las mujeres que han tenido cáncer de seno pueden recibir la terapia de reemplazo hormonal, sobre todo si se considera que los tratamientos para cáncer de seno conducen a menudo a una menopausia temprana en mujeres más jóvenes.
No se aconseja en absoluto el uso de la terapia de reemplazo hormonal en sobrevivientes de cáncer de seno debido a la preocupación de que la exposición al estrógeno en la terapia de reemplazo hormonal aumente el riesgo de una recurrencia.
Sin embargo, el pronóstico de las mujeres que recibieron la terapia de reemplazo hormonal antes de desarrollar cáncer de seno parece ser mejor que el de las mujeres que no la recibieron.
No está claro si este descubrimiento es un resultado de visitas más frecuentes al médico que conduzcan a una detección temprana o se deba a la terapia de reemplazo hormonal.
Las mujeres con historia de cáncer de seno deben hablar con su médico acerca de esta terapia, para así poder tomar una decisión informada.
Fuente: National Cancer Institute (USA)
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