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Mala praxis:  error de laboratorio

En general la mayoría de los diagnósticos médicos se realizan en base a ciertos estudios que solicita el medico. Pero, ¿qué pasa si quien debe realizar el estudio se equivoca?

Por lo que el
paciente se dirige a efectuarse el análisis de sangre, o de orina, la
Radiografía, un Ecodopler o una ecografía, o miles de distintos tipos de
estudios de laboratorio que necesita el medico en su especialidad, quien se
sirve  de esta ciencia auxiliar a fin de determinar el diagnostico y tratamiento
futuro del paciente.



¿Qué pasa si el laboratorista, ecografista, o quien realizara cualquier otro
tipo de análisis o estudio se equivocara?

Qué pasaría con ese resultado en relación al actuar del medico para con el
paciente?

Evidentemente que la consecuencia está a la vista. El medico obrará en
concordancia con tal informe y diagnosticará erróneamente y le hará el
tratamiento inadecuado, sea este intervenir al paciente en una operación, o
darle medicación innecesaria o distinta de la que necesita, en definitiva: no
curará, (principio de la medicina: hacer el bien, no dañar). O bien dañara o
agravará mas la patología de este o la dejará stand-by.


En cualquier caso, la responsabilidad, tengamos en cuenta, no podrá atribuírsele
al medico, quien salvo un llamado divino o una afilada y azarosa intuición o lo
que fuera que sucediera, se pidiera un nuevo estudio, caso en el cual, dudará
del anterior o del último…
 

Mientras, el
paciente, será victima de este error, que podrá ser por distracción, por
encontrarse descalibrado el aparato con el que se realizó, o se habrá
contaminado la pipeta o la jeringa con la que se extrajo sangre o bien, todo lo
que puede ocurrir en el ámbito de un laboratorio de análisis, quienes no
olvidemos, debe tener tanta o más asepsia que un hospital o clínica.


Lo que sí es cierto es que el laboratorio tiene obligación de resultado,
lo que en nuestra profesión significa, como ya lo he dicho en otros artículos,
que tiene obligación de cumplir acabadamente con lo que se le pide, no basta con
hacer lo mejor, sino que deberá ser cierto y exacto el resultado que arroje,
fruto de tal estudio. Caso contrario será su absoluta responsabilidad
(contractual para con el paciente), que incumplida, salvo caso fortuito, fuerza
mayor, culpa de la victima, deberá responder indemnizando, por el error
incurrido.


Error que podrá ser accidental, en la medición, en las cifras (de tipeo o no),
de mala  identificación del paciente (confusión de los sobres donde van tales
resultados) de apreciación del instrumento al leer, y ahí se da el caso de quien
operara mal de sus ojos a 6 pacientes el mismo día, y preguntándose las razones,
resulto ser la deficiente calibración del aparato con el que operara, sea por
responsabilidad de quien calibrara, del oftalmólogo o de fabricación del equipo.


Nadie puede desconocer casos donde los mismos “tacos” (muestras
anatomopatológicas) dieron negativas en un primer caso y positivas en un segundo
o a la inversa, por consiguiente hubo quien creyó tener cáncer y fue a una sala
de operaciones, por ejemplo, o quien lo tuvo y nunca se enteró por ese examen.


También es el caso de una ecografía con un embarazo ya en trabajo de aborto (2
meses) donde el ecografista confunde las partes del feto fallecido diseminadas
por el útero, con mellizos o trillizos…


Lo importante ante un examen de las características que hablamos es llevarlo a
cabo en un laboratorio reconocido (aunque a veces no sea posible por la
limitación de la cartilla de la prepaga), -y aun en estos puede ocurrir- y
repetirlo con cierto período de tiempo o bien, en otro laboratorio.

Aun así es difícil de evitar, y más de comprobar ulteriormente, pero más: saber
que están incurriendo en un error en el preciso momento que el medico lee los
resultados…