Antes de empezar: usa un poco la cabeza
Empezá por
observar bien la superficie que vas a pintar, y decidí que tipo de pátina le
querés dar. La pintura sirve para disimular defectos en superficies imperfectas
y para darles un nuevo look.
Pero antes de empezar hay que prepararla para
lograr el efecto que queramos. Por ejemplo lijar la madera virgen, o cubrir con
yeso las imperfecciones. En todos los casos hay que limpiar bien la zona y
aplicar un fijador al agua. Cuanto más lisa te quede, mejor va a ser el efecto
logrado.
No te olvides de
aislar adecuadamente tu lugar de trabajo. Usa diarios y plásticos para prevenir
manchar toda tu casa. Usa cinta aisladora para fijarlos, y evitar sorpresas al
final del trabajo. Cubrí todo a tu alrededor con sábanas viejas.
Las compras...
Ahora a comprar
los materiales... Es esencial calcular bien la cantidad de pintura que vas a
usar. Toma bien las medidas y pedile al vendedor que te aconseje. Lo mejor es
usar pinturas al agua.
Son más fáciles de trabajar, y sobretodo de limpiar. Evitate el trabajo de andar limpiando los pinceles con aguaras, y sobretodo de
esperar entre mano y mano. Ya vas a poder impermeabilizara o proteger todo con
barniz. Ahorrate dolores de cabeza. Pensa bien en que vas a necesitar y tené
todo a mano antes de empezar.
Ya te decidiste,
buscaste ropa vieja y te arremangaste las mangas... ahora ¡¡¡a trabajar!!!
Manos a la obra
Las pátinas se
logran con la superposición de colores y sus diferentes técnicas. Usa un pincel
cuadrado para darle la base blanca a toda la superficie, y dejala secar. Una vez
bien seca empieza la parte artística.
A continuación te enseño algunas técnicas
básicas. Una vez que tengas práctica en cada una de ellas, liberate. Usa tu
imaginación y tu buen manejo de la pintura para conseguir el efecto que quieras.
1.
Esponjado:
Se logra dando golpecitos con la esponja. Es la mejor opción a la hora de
mezclar varios colores. Carga la esponja con color, apretala bien contra un
plato hasta sacarle todo el excedente (y evitar manchones) y aplicala sobre tu
“objetivo”. Es mejor aplicar colores dentro de la misma gama, y jugar con los
diferentes tonos.
2.
Veteado:
Después de que el color base (no es necesario que sea claro) este bien seco,
frota tu superficie con cera dura. Pinta con el segundo color, y deja secar.
Limpia el excedente de pintura con un trapo, y ¡listo!.
3.
Craquelé:
Pinta todo con cola y secalo con calor (secador de pelo). La cola va a formar
pequeñas grietas, que a la hora de volver a pintar y limpiar van a quedar del
color base.
Para tener en
cuenta
Para que todo te salga bien hay
ciertas cosas para tener en cuenta. ¡ATENCIÓN!
· Abusa
de la cinta aisladora. Protege todo lo que no haya que patinar. No la dejes más
de dos días porque se va a complicar sacarla si la pintura se seca mucho.
· Antes
de empezar sobre el trabajo final, practica tus pátinas en cartón. No te lances
de una hasta que estés bien segura. Es más fácil prevenir que curar, ¿no?
· Usa los
pinceles poco cargados. Siempre es mejor volver a cargarlo que arreglar
manchones.
· Jugá
con todo. Esponjas, esténciles, pinceles, dedos,... No uses algodón porque deja
mucha pelusa. Y con cualquier tipo de materiales: pasta de zapatos, betún,
temperas, acrílicos y pinturas comunes. Pero nunca mezcles pinturas al agua con
esmaltes o oleosas. Como el aceite y el vinagre, no se mezclan.
· Barniza
todo. Hay muchas clases: opacos, brillosos, al agua, esmaltados, al óleo,...
Pero cuida que tu trabajo no se arruine. Para algo trabajaste tanto.
Fuente:
Mujerbonita.com
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