Mientras que ningún género tiene el monopolio absoluto de las aptitudes de dirección y administración, el mundo de las finanzas parece estar contra de las mujeres. Ellas ganan tres cuartos de lo que un hombre se lleva por la misma tarea realizada. Y, en caso de divorcio, ellas consiguen menos recursos monetarios y más niños.
Por otra parte, las mujeres son más longevas, y una de cada ocho mujeres de edad avanzada vive en la pobreza, comparado con uno de cada doce hombres mayores, según los datos proporcionados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos en el año 2003.
Para peor, gran cantidad de mujeres ven al dinero y a las actividades relacionadas con el dinero como males necesarios, y no como oportunidades para destacarse y dejar atrás todo tipo de necesidades.
Con frecuencia, las mujeres tienen miedo de la reputación negativa que conlleva la palabra riqueza, a raíz de sus connotaciones íntimamente relacionadas a la codicia y a la corrupción. Por suerte, existen algunos tips que pueden ayudarte a mejorar tu futuro financiero:
1. Establece un objetivo financiero. Las mujeres tienen una relación muy compleja con el dinero, que las hace pensar que la acumulación de riqueza no es importante. Y lo que tú pienses es lo que obtendrás.
Después de todo, las mujeres establecen otros objetivos, y son otras las cosas que andan dando vueltas en sus cabezas. Muchas mujeres exitosas, se encuentran de un día para otro en una posición privilegiada, aunque posiblemente dicho ascenso no haya sido tan programado como sí lo será, por ejemplo, un futuro matrimonio o embarazo.
Por otra parte, es difícil encontrar mujeres con fuertes hábitos ahorrativos, de modo que la única forma de ahorrar –y, por ende, acumular- es estableciendo un objetivo financiero.
2. Entrénate para ser financieramente independiente. Si confías en la llegada salvadora de tu príncipe azul estás en problemas. Todos los matrimonios terminan eventualmente, ya sea mediante la muerte o el divorcio, y, por lo general, es la mujer quien queda sola.
Mientras que las mujeres son las encargadas de manejar en mayor parte las finanzas del día a día, la mayoría deja la planificación financiera a largo plazo a cargo de sus maridos. Grave error.
Siempre debes estar al tanto de las finanzas, incluso cuando tu marido sea el que lleve las cuentas. Mantente actualizada en cuanto a tu situación financiera. Involúcrate.
Ve a las reuniones con el planificador financiero, lee los resúmenes de cuenta y los extractos bancarios y hazte una idea de cuánto sale y cuánto entra en tus arcas. Si están pensando en ahorrar o invertir, participa de estas decisiones que involucran la concepción de planes a futuro.
3. Compra tu casa propia. Las mujeres deben comprarse esa primera casa tan pronto como les sea posible. Son muchas las mujeres que avizoran en sueños a su príncipe azul llevándolas en andas a través del umbral. Pues bien, no estaría mal ir un poco más allá de esta hermosa representación, e imaginarse al príncipe azul cargándolas a través del umbral de “su propia casa”, comprada con su dinero. Comprar una casa, es tal vez, una de las mejores inversiones que cualquier persona, hombre o mujer, puede hacer.
4. Crea tu cuenta de fondos de retiro. Para las personas jóvenes, la jubilación parece algo lejos e inalcanzable. Para aquellos que están más cerca de la edad del retiro, es una realidad tan tangible como la misma vida diaria. Averigua los pormenores del plan de retiro de tu empleador, y deposita tanto como puedas, especialmente si tu compañía iguala fondos. Los especialistas afirman que quienes no participan en programas de igualación, están despilfarrando dinero.
5. Opta por un plan a largo plazo de manejo de situaciones críticas. Las mujeres no suelen pensar en serio en el dinero hasta que pierden el empleo, enviudan o están cerca de la jubilación.
Un estudio que realizado en Estados Unidos entre mujeres que ganaban entre 100.000 y 7 millones de dólares reflejo que sólo una mínima parte de éstas habían conseguido ser ricas. De hecho, muchas de ellas vivían al día, y esperaban más ansiosas la fecha de cobro que otras mujeres de menor ingreso.
6. Comienza a invertir. La experiencia y los muestreos señalan que tanto mujeres como hombres, habitualmente, postergan sus decisiones de inversión para otras etapas de sus vidas. Sin embargo, los hombres suelen hacerlo porque tienen algo mejor que hacer, mientras que las mujeres tienen miedo de cometer algún error. Ellas quieren saber qué hacer exactamente, pero esto no conduce a nada, y es poco realista pensar en una inversión que no conlleve riesgos. No obstante, siempre es posible comenzar dando pequeños pasos e incrementar la velocidad con el tiempo y según los resultados. Investiga y trabaja con pequeñas cantidades. Simplemente iníciate.
7. No temas a los riesgos. En lo que se refiere al dinero, a veces jugar seguro no es inteligente –y, a veces, ni siquiera es seguro-. Si estás invirtiendo en fondos de ingresos garantizados, ni siquiera deberás mantenerte al tanto del nivel de inflación y del de las tasas.
Las mujeres ven al dinero como si fuera un lago, percibiéndolo como un recurso finito. Los hombres, por su parte, lo ven como un río, que se renueva constantemente. Por eso, el hombre tiene menos miedo de correr riegos.
Entonces, será importante que aprendas de tus propios temores. Decídete a estudiar, aprender y entender un factor financiero por día. Debes estar más informada. Y anímate a tomar algunos riesgos, aunque sean muy pequeños. No es lógico que lo único que hagas con tu plata sea comprar CDs.
Por otra parte, aquí te va una regla de la inversión que puede serte útil: nunca pongas tu dinero en algo que no entiendes. Si lo haces, no serás capaz de evaluar la información que los demás te den.
8. No lo hagas sola. Las mujeres que se unan a grupos o contraten a un entrenador para ponerse en forma, creerán que deben afrontar solas sus problemas monetarios. No es así. De hecho, las mujeres con presentes financieros más seguros son aquellas que trabajan con profesionales financieros. Comienza a trabajar con un planificador financiero que pueda darte una idea de dónde estás parada. Aléjate de las penumbras y la confusión.
9. Consigue apoyo emocional, si lo necesitas. A la hora de confrontar asuntos financieros, la mayoría de las personas necesita apoyo. Y al igual que existen grupos para los que quieren bajar de peso, los que quieren dejar el alcohol y tantas otros desafíos altamente estresantes, hay grupos cuya finalidad es ayudar en los asuntos financieros. Ya sea que se trate de un club de inversores o de deudores anónimos, encuentra ese lugar donde están las personas que enfrentan tu misma realidad y siente el apoyo y la comprensión de su parte.
Extrañamente, en estos grupos no se suele hablar de dinero más allá de las presentaciones personales; es una forma de restar importancia a los problemas financieros.
10. Ten más confianza durante las negociaciones salariales. Muchas veces, las mujeres tienden a devaluarse ellas mismas. Si haces esto, estarás regalando o mal vendiendo tu tiempo, tus conocimientos y tus capacidades. Siempre debes creer que eres la más valiosa.
También es un error creer que, porque has realizado algún trabajo excepcional o demostrado un rendimiento por sobre la media, tu recibo de sueldo pronto reflejará una compensación por tu esfuerzo. Las cosas no funcionan así, todas lo sabemos.
La lección: negocia al principio. Al menos que obtengas un ascenso importante o una oferta de una firma competidora, no tendrás el poder de negociar tan francamente otra vez.
Los hombres suelen comparar la negociación salarial con un divertido partido de tenis. Las mujeres, por su parte, lo verán como ir al dentista.
11. Aventúrate fuera de tu zona de confort financiero. Esto puede significar ahorrar para tu retiro en lugar de hacerlo para la educación universitaria de los chicos, o pedir un aumento a tu jefe. Lo único que debes hacer es ponerte siempre en primer lugar. La razón porque muchas mujeres no consiguen el éxito es porque no se atreven a sentirse salir de su zona de confort; no quieren sentirse incómodas. Cada vez que te sales de las normas, estarás haciendo algo que no se supone fueras a hacer –pedir un aumento, comprar un paquete de acciones, etcétera-, y te sentirás un tanto incómoda.
12. Nunca es demasiado tarde. El error es que, a menudo, aprendemos demasiado tarde. Pero nunca es demasiado tarde para aprender. Se conocen casos de mujeres que comenzaron a invertir ya con 70 y 80 años de edad. Ellas aprendieron y comenzaron, demostrándose que nunca es demasiado tarde.
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