Luego
de miles de investigaciones científicas, es justo decir que la proteína de soja
resultó ser la más estudiada dentro de las comidas en toda la historia de la
ciencia. Pero aún luego de todo este corpus de papers científicos, los estudios
muestran resultados contradictorios en cuanto a los efectos de esta
controvertida proteína.
Algunas
mujeres siguen inclinándose por la soja en lugar de seguir una terapia de
estrógenos tradicional ya que, en comparación con ésta, la soja cuenta con beneficios
adicionales como el atemperamiento de los síntomas de la menopausia y la
reducción del riesgo de varios problemas de salud que se detectaron luego
de iniciar una terapia de estrógenos.
Sin
embargo, en un estudio reciente de origen holandés, se descubrió que la ingesta
de suplementos diarios de soja no ayuda a que las mujeres preserven su densidad
ósea o a estimulen su actividad cerebral.
El estudio tampoco arrojó evidencias
de que los suplementos dietarios brinden protección contra enfermedades
coronarias, lo que se pensaba que ocurría con la acción de la soja de mejorar
los peligrosos niveles de colesterol que aparecen luego de la menopausia.
La
razón de la desaparición de los beneficios de la soja (un compuesto similar al
estrógeno pero más sano, al ser derivado de una planta) encontrados en
anteriores investigaciones se debe a algo muy simple: las mujeres que
participaron del estudio tenían entre 60 y 75 años.
Y de este dato se desprende
una nueva conclusión: empezaron a tomar proteínas de soja demasiado tarde como
para beneficiarse de sus efectos.
Los
expertos son conscientes de que el factor edad fue el que explicó la ausencia
de efectos en las mujeres que participaron del estudio. Saben que la pérdida
ósea disminuye marcadamente luego de iniciada la menopausia, y también que es
en ese momento cuando los niveles de colesterol (de colesterol malo, mejor
dicho) comienzan a subir.
Y parece que la efectividad de los complementos de
soja se mantiene solamente antes de este período en la vida de las mujeres.
Pero si la soja aparece en la dieta luego de una década de comenzada la
menopausia, puede ser demasiado tarde.
Nuevos
estudios, datos poco alentadores
Según
un estudio que se realizó y se divulgó en la Publicación de la Asociación
Médica Estadounidense (Journal of the American Medical Association), 200
mujeres recibieron 25 gramos de proteína de soja por día mediante un polvo que
podía ser mezclado con comidas o bebidas. Cada dosis diaria de soja contenía 99
miligranos de isoflavonas (como genistein y diadzein). la forma más común de
fitoestrógenos.
Ninguna
de las mujeres había consumido suplementos de soja antes de realizarse el
estudio que, recordemos, se realizó en Holanda, país donde la soja no es
precisamente el alimento más popular.
Los
momentos de testeo fueron dos, al principio del estudio y luego de transcurrido
un año. Se evaluaron varios aspectos mentales: pensamiento abstracto, memoria y
capacidad de razonamiento. También fueron medidos los niveles de densidad ósea
y de colesterol, ya que son aspectos de salud que empeoran a partir de la
menopausia.
Durante
el período de testeo, los resultados de los aspectos relacionados con la salud
fueron prácticamente idénticos en ambos grupos de mujeres. Esto indicó que, en
el caso de mujeres de esta edad, la ingesta de suplementos dietarios de soja no
tiene efectos positivos.
Empezar
antes para beneficiarse después
Claro
que esto no es algo totalmente shockeante ni inesperado. Según otro grupo de
expertos, es sabido que llegados los 60 años la mayor parte de la pérdida de
estrógeno en los huesos ya se produjo y no es muy seguro que este proceso se
pueda revertir, ya sea apelando a la soja o a cualquier otro suplemento.
Además,
el efecto de la soja sobre las funciones cognitivas tampoco está ciento por
ciento comprobado, por lo que obtener resultados similares a este nivel luego
de un año tampoco debería ser una sorpresa.
Por
último, según los últimos estudios el impacto de la proteína de soja en la baja
del colesterol es más que modesto, y la mayoría de las veces solamente se
observa en quienes tienen niveles muy altos.
Por
eso, la conclusión que se desprende de las visiones de todos los expertos es
que el factor tiempo es el fundamental en estos casos.
Pero pese a esto, y
teniendo en cuenta que los datos que se desprenden de estos estudios son
todavía preliminares, los médicos no descartan seguir recomendando a las
pacientes que acaban de ingresar a la menopausia que agreguen a su dieta algún
suplemento que contenga soja o alguna otra fuente de isoflavonas. Especialmente
si la preocupación principal para por algún problema en los huesos.
Lo
que se sabía de la soja
Los
estudios anteriores arrojaban como resultado que el consumo regular de soja puede
disminuir los ataques de calor (muy comunes en las mujeres cuando alcanzan la
menopausia) hasta en un 50%.
Y luego de la menopausia, se ha demostrado que la
ingesta de 25 gramos de soja por día mejora los niveles de colesterol en un
nivel cercano al 8%. Esto fue suficiente para que varias organizaciones de
lucha contra las enfermedades coronarias hayan decidido calificar a la soja
como un alimento deseable para quienes sufran de este tipo de afecciones.
Pese
a que estudios del año pasado demuestran que el consumo regular de soja
benefició a personas con colesterol alto, complementando las drogas que les
habían prescripto para bajar sus niveles de colesterol, estas investigaciones
han recibido críticas en el sentido de que solamente incluían un reducido
número de participantes, y entonces los resultados no pueden ser generalizados.
También hay quienes dicen que estos estudios son de pobre calidad y sus
resultados no son de fiar.
Paralelamente,
otros estudios demostraron que cantidades de soja similares a las contempladas
en la investigación holandesa pueden ayudar a que los huesos se mantengan
fuertes –aún luego de la menopausia.
E incluso existe un estudio que prueba que
una dieta rica en soja puede disminuir el riesgo de cáncer de mama en las
mujeres, peligro que suele crecer a niveles astronómicos luego de la menopausia.
Sin
embargo, desde la vereda opuesta señalan que muchos de estos investigaciones
incluyen mujeres en edades premenopáusicas e incluso hombres; o bien incluyen
mujeres que ya ingresaron en la menopausia pero han empezado a ingerir
suplementos de soja desde muchos años antes.
En base a esto, afirman que hay
muy poca documentación rigurosa que examine casos de mujeres que hayan empezado
a consumir soja exclusivamente después de la edad de inicio de la menopausia.
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