Encontrando refugio en la religión y los valores

A la hora de ser testigos de las grandes tragedias, la religión y los valores familiares pueden ser un puerto seguro para nuestros hijos.

En
los grandes momentos de la vida, sean estos buenos o malos, nuestros hijos nos
miran y dependen de nuestras reacciones para saber como deben reaccionar ellos.

Cuando
pasan cosas como los atentados en los Estados Unidos, es importante que vean en
nuestros rostros la compasión por las víctimas y sus familias. Esta puede ser
también una buena oportunidad para hablarles sobre los actos de heroísmo, de
sacrificio y de amor por el prójimo de la gente común, como nosotros o
nuestros vecinos.

En
estas circunstancias, necesitan el reaseguro que la bondad es la mejor manera de
hacer frente al mal, y que acercarse al otro, compartir su dolor y tender una
mano es la mejor manera de enfrentar las cosas, mucho más que sufrir en
soledad.

Si
la religión forma parte de sus vidas, este es el momento para que sus hijos
escuchen de sus labios hablar de Dios. Algunas de las cosas a decir pueden ser:

No,
no sabemos por qué Dios permite que estas cosas pasen.

Pero
Dios no estuvo ausente, y puede verse su presencia en los pequeños o grandes
milagros contados por los sobrevivientes y sus familias, o por las innumerables
personas que se salvaron por “casualidades”: por llegar tarde, por estar
atascados en el tráfico, por “hacer otra cosa primero”….

Y
por ello seguimos confiando en Dios aún en los peores momentos.

Y
también confiamos en el poder de la oración, para rezar por que se encuentren
más sobrevivientes, por el consuelo de las familias de las víctimas, la
recuperación de los heridos…

Para
pedir por la paz, el bienestar y la seguridad nuestra, de nuestra familia y
amigos, de nuestro país y de toda la Humanidad.

Y
por que Dios ilumine y de sabiduría a los líderes de todo el mundo para
que haya paz y estas cosas no se vuelvan a repetir.