La aparición de
los Fondos Comunes de Inversión en 1971, hizo crecer el interés de los
inversores debido a las altas tasas de rentabilidad que ofrecen, en comparación
con las cuentas corrientes o de ahorro.
Sin
embargo, estos Fondos Comunes de Inversión, no tienen la protección del
Gobierno en caso de pérdidas, a diferencia (en muchos casos) de las cajas de
ahorro, las cuentas corrientes y las otras opciones ofrecidas por la mayoría de
los bancos.
El Fondo
generalmente coloca capital en débitos de muy corto tiempo como certificados de
depósitos, papeles del Tesoro Público y prestamos comerciales de corto plazo.
Las regulaciones gubernamentales en muchos países aseguran que las inversiones
sean relativamente conservadoras y que una parte del monto sea fácilmente
convertible en dinero en efectivo.
Estos
fondos son considerados como muy seguros, al punto de que muchos asesores
financieros recomiendan que los inversores guarden sus recursos de emergencia o
algún monto de dinero determinado en esos fondos, contando con la ventaja de la
maniobrabilidad para poder utilizarlos inmediatamente en caso de ser necesario.
Algunos
especialistas afirman que estos fondos son extremadamente sólidos, aun cuando
su capital no esté garantizado. Principalmente, cuando detrás existen compañías
serias y con experiencia en el mercado financiero, que ponen su respaldo ante
las dudas y garantizando cualquier déficit.
Algunas
de esas empresas, avalan las perdidas, dando la seguridad a los inversores
de
que ante cualquier problema, recuperarán sus inversiones originales. Dan la
confianza fundamental en cualquier mercado.
También
se deben considerar los Porcentajes por Gastos Generales y Administrativos
Algunos fondos
cobran un 0,2% por este concepto y otros pueden llegar hasta 5 veces ese monto.
Esto puede significar una alta incidencia en la rentabilidad final, de ahs medio
punto.
El costo
de las tarjetas de débito, cheques y otros servicios financieros disponibles en
algunos fondos, pueden significar también menores tasas de rentabilidad.
Al elegir
entre un fondo u otro, los inversores también deben evaluar la calidad de las
inversiones propuestas en la cartera del fondo.
Algunos de ellos, se dedican a
los papeles comerciales y derivados por su mayor rentabilidad, aunque muchos
asesores financieros opinan que eso es un error y recomiendan papeles menos volátiles
como los gubernamentales (de Estados Unidos y Europa) y papeles.
Muchos fondos de inversión esta exentos de impuestos, lo que también es una
ayuda para las presentaciones impositivas de sus inversores. Esos fondos tienden
a tener menores tasas de rentabilidad que los que sí están sujetos a
impuestos, pero son una buena alternativa para los inversores de altos ingresos.
Consejo
Si va a invertir
en los Estados Unidos en un fondo libre de impuestos tenga en cuenta que los
fondos nacionales tienen mayor diversidad que estatales, y esto compensa
cualquier beneficio en los impuestos estatales.
Algunos fondos
exentos de impuesto cobran también sumas mayores por gastos, otro motivo para
leer bien la letra chica antes de invertir en ellos.
En todos
los casos, la decisión de entrar en un fondo o en otro, debe depender del uso
que se le de. Teniendo en cuenta que siempre son buenas opciones para poner una
cantidad de dinero que posiblemente deba ser utilizada en poco tiempo (por
alguna emergencia o para pagar un gasto previsto).
Últimamente los intereses han descendido al igual que las tasas de interés,
pero a pesar de ello, este mercado es aun visto como una apuesta más segura que
las acciones de bolsa, sobre todo cuando el mercado financiero se muestra muy
volátil.
Para algunos, los fondos son parte de una estrategia financiera a largo plazo, para otros una forma de mantener seguro su dinero o para
inversiones de corto plazo. Las opciones son diversas, pero siempre depende de
su objetivo individual y de los riesgos que esté dispuesto a afrontar.
