La
crisis social de nuestro país, Argentina, reproduce con un lente de aumento los
efectos de las crisis personales habituales de las personas. A ellas se suma una
crisis más. La respuesta emocional y sexual a ella no difiere de la esperada
para las situaciones críticas.
Así
mismo, las crisis producen stress. El stress
es un conjunto de alteraciones biológicas y psíquicas provocadas por
diversas agresiones sobre una persona. Ante un ataque, el organismo reacciona
para defenderse; si el estímulo agresivo es muy largo, se producirá
agotamiento. Este cansancio extremo es el stress.
La sexualidad es una energía que nos
acompaña durante toda la vida. Esa energía nos conecta con el placer de hacer
cosas que nos gustan: deportes, paseos, hobbies, y también hacer el amor.
Cuando
nuestro organismo está atravesando situaciones de agotamiento, esa energía
disponible para el placer debe ser utilizada para reponer las fuerzas de
sobrevivencia cotidiana. Por lo cual, sólo queda como forma posible de vida, el
cumplimiento de las obligaciones. El disfrute desaparece.
Con
respecto a la sexualidad, una persona stressada o en crisis no disfruta de su
sexualidad ni puede hacer disfrutar a su pareja. La Respuesta Sexual (deseo,
excitación y orgasmo) suele interferirse. La ausencia de deseo es el
trastorno sexual más frecuente que resulta del stress y las crisis. Desaparecen
"las ganas".
Si igualmente la persona se obliga a "cumplir con el
débito conyugal", es probable que aparezca la dificultad para
excitarse. Aunque sucede en ambos sexos, en el varón se hace evidente ya
que tendrá dificultades para lograr una erección completa. También el
orgasmo puede empezar a desaparecer.
Cuando
un trastorno sexual se va instalando en los encuentros sexuales de la pareja,
comienza a estructurarse un círculo vicioso que produce, a su vez,
insatisfacción, frustración y aumento del stress y la crisis.
Algunas personas
en estos estados, tienden a negar las situaciones críticas y su influencia
sobre ellos y se muestran hiperactivas en su vida diaria.
Suelen usar los
momentos sexuales para descargar mecánicamente tensiones y ansiedades; no
registran concientemente la insatisfacción, pero sí lo hace su organismo que
suele reaccionar a través de diferentes síntomas psicosomáticos: cardíacos,
digestivos, alérgicos, sexuales, etc.
Existen
situaciones críticas cuya solución depende de la persona que las sufre; otras,
cuya solución depende del paso del tiempo; otras, cuya solución depende de
otros; y otras que son irresolubles.
El primer paso para comenzar a
solucionarlas es tomar conciencia de ellas y de su influencia negativa sobre la
vida personal y la salud; no quedarse paralizados, organizar estrategias
concientes de lucha, especialmente en la tarea conjunta con otros, enfrentar
juntos los problemas y pensar las posibles soluciones y afirmar los vínculos
afectivos.
Especialmente
para comenzar a recuperar el interés sexual, recordemos que la sexualidad está
siempre presente, en un sonido, una
mirada, un aroma, un sabor, una imagen, una sonrisa, capturarla y compartirla en
el momento oportuno puede hacer milagros.