Según los
expertos, una buena entrevista culmina con una buena pregunta por parte del
postulante. Un comentario astuto e interesante demuestra iniciativa e interés
por el puesto.
Mientras las preguntas sean apropiadas siempre serán aceptadas. Y aunque no sean
determinantes siempre influirán en la decisión final.
El final de la entrevista también puede ser un momento para sincerarse o
destacar algún mérito profesional o una participación en un proyecto especial.
Decir la verdad ayuda, y si el postulante considera que el puesto excede su
calificación o no le interesa la propuesta, es bueno que lo diga. Puede ser
llamado para una propuesta futura o para cubrir otro puesto acorde a sus
conocimientos.
¿Qué se
evalúa?
Los aspectos que se evalúan a la hora de que el entrevistado tome la palabra son
sus actitudes, expectativas, intereses y proyectos.
El contenido
de las preguntas también refleja el grado de concentración y atención que está
poniendo en la entrevista, su habilidad para elaborar con rapidez lo que se
transmitió, y la forma de estructurar su discurso.
Los temas para elaborar las preguntas pueden ser variados pero los más comunes
se relacionan con: la empresa que solicita la búsqueda, las características del
puesto, el sueldo, los planes a futuro y la capacitación.
El tema del
salario es muy importante. Casi todas las personas desean saber que valores
podrán cobrar. Salvo los jóvenes profesionales, que suelen estar más interesados
en su futuro que en su salario.
Muchas veces sucede también que la empresa que busca desea estar en el anonimato
durante las primeras entrevistas, pero es posible tener una idea aproximada
averiguando en que sector del mercado opera, cuáles son sus productos, quiénes
son sus competidores, cuántos empleados tiene y si tiene planes de expandirse.
En este tema igual hay que moverse con cuidado, no vale la pena insistir sobre
datos que no se pueden dar a conocer en una primera entrevista.
Otro paso es
aclarar las dudas que se tengan sobre las responsabilidades y funciones del
puesto.
¿Cómo elegir
las preguntas?
La premisa
es: dejarse guiar por la intuición y el sentido común. Las preguntas deben ser
profundas y relevantes. Si están elaboradas de antemano quedan fuera de
contexto. Lo mejor es mostrarse espontáneo.
Una buena forma de saber qué preguntar es prestar atención a los temas que
priorizó el entrevistador.
Y al cerrar la entrevista lo mejor es contener la ansiedad, y sólo preguntar
algo como: ¿Considera que mi experiencia es útil a la empresa? o ¿ Mi perfil se
adapta al puesto?
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