Para pelearte mejor
Evidentemente es asunto
sabido, las peleas, confrontaciones, polémicas (o cualquier otra denominación
que se use para señalar a dos, o más, contrincantes en una actividad verbal y/o
con intervención de algunas de las extremidades en franca actitud hostil),
existen entre los seres humanos desde que el mundo es mundo.
Porque muy lindo las épocas de los nómades y sedentarios, pero no me van a decir ustedes que los de garrote en mano, o los que se quedaban al lado de la tierra esperando cosechar sus semillas, usaban los garrotes y herramientas de cultivo, solamente para dar caza o defenderse de los animales tipo dinosaurios y toda la gama saurio que pululaba por aquellos entonces y tenía como dominio la tierra o usaban sus herramientas nada más que para cosechar los productos que los hacían vegetarianos y nada más.
No…Yo imagino que, si a un pitecantropus erectus algo no le gustaba de su congénere o de su mujer, agarraba el garrote, y gruñido de por medio, al mejor estilo: grrrrrrrrr, que grrrrrrrrrrrrrr, recontra grrrrrrrrrrrrrrr, y andate a la recontra re mil grrrrrrrrr, esgrimía el garrote y garrotazo va y viene y asunto terminado. La polémica, la pelea o el intercambio de ideas que podía suscitarse.
Que haya corrido mucha agua debajo del puente hasta esta era cibernética vaya y pase, pero en cuanto a las peleas nunca se terminaron, por cierto, aunque ahora sea más civilizado que revolearse los unos con los otros un par de garrotazos matutinos, ollas y uno o que otro elemento pertenecientes a enceres domésticos cuando no un famoso cenicero por la nariz de nuestra media naranja o medio pomelo, según sea el caso.
Con lo cual, sabiendo que de por vida hay que lidiar con estas cuestiones, lejos de resignarnos o acostumbrarnos, tal vez sería bueno poder reírnos de ellas, una vez que pasaron y argumentar otras salidas al asunto, tratando de vencer la tentación de apelar un buen palo a mano, al estilo de: un garrotazo a la derecha por favor o practicar la palo terapia a diestra y siniestra o aprender a sublimar las ganas por algún que otro lado.
Hay peleas y peleas
Como contrincantes y contrincantes. Los celos son buena excusa para pelearse. Entre hermanos mejor ni que hablar, madre hija mejor ni le cuento y entre esposos bueh…para no mencionar entre ex y entre amigas o ex amigas. Las cosas suelen ponerse que arden es poco…
Por ejemplo no es tan extraño por ejemplo que ellos: novios, convivientes, concubinos, amantes, esposados o desposados, provoquen la hilaridad y enciendan la mecha de la discordia con algunas formas que tienen para dirigirse a nosotras.
Como cuando nos dicen por ejemplo: entre las tantas con las que suelen denominarnos: yegua, potra, bruja, a lo cual, la pensamos dos veces: nos enojamos o no nos enojamos, y decidimos depende quien lo diga, y en que tono. El depende es un buen argumento para evitar tirar todo por la borda, inclusive contrincante y todo.
Ahora cuando empiezan, cualquier ellos de los que estuviéramos hablando, diciendo cosas como por ejemplo: loca como tu madre, o anda a lavar los platos, o alguna variante como: si te muerdes la lengua te envenenas -porque nos adjudican cierta característica de víboras-, a veces por lo bajo, otras a voz de jarro y para que se enteren todos los vecinos.
Para concluir con el valor agregado del pensamiento que suelen adjudicarnos: cuando poco delicadamente, nos endilgan que solemos dormirnos enroscadas o que si nos mordemos la lengua seguramente haya que despertarnos con el suero antirrábico o el antídoto pertinente…
Otro de los casos que pueden suscitarse y desembocar en mach too mach son algunas razones para ponerme nerviosa o constituirme en una mujer al borde de un ataque de nervios y de eso a un cuadrilátero hay un solo paso. Las tareas domésticas, culturalmente y no hasta hace mucho, estaban a cargo, excluyentemente, de la mujer.
Ahora al hombre se lo hizo coparticipe. Claro, la mugre es democrática la hacemos y padecemos todos, y se llegó a la conclusión de que ¿por qué solamente la mujer debe encargarse de ordenar, acomodar, etc. Y si, porque sus virtudes femeninas son las que son más aptas para dichas funciones, son la razón que figura en primer lugar. Pero más allá de la liberación femenina hay otras cuestiones.
Mandar a hacer algo y hacerlo una con las propias manos marca diferencia. Hasta que le termino de decir a la adolescente lo que pretendo acomode de su propia fechoría, o sea el desorden agregado al desorden general, aquella se durmió, miró una pelí, pegó un portazo se fue con los amigos y después que volvió puede llegar a considerar si osa hacer algo de todo el petitorio que le recé.
El más chico me responde después de hacer como que me prestaba atención una o dos horas, es un decir pa exagerar y reírme un poco no más para no llorar, me dice un elocuente: yo no sabo, soy chiquito y además, mami, estoy agotado de jugar todo el día…grrrrrrrrrrrr, vibra kechum y mi marido puede esgrimir un: yo estoy ocupado y me mira como si su ocupación durara toda la eternidad y me lo dice mientras hojea el diario, chequea su correo electrónico y mira de reojo el contundente seis a cero con que su equipo favorito se fue al subsuelo de la b, la c, la d y sin futuro de volver a ascender a primera.
Peleas son las peleas
Hay peleas simétricas y otras desiguales. Hermana mayor contra hermano menor, cae el hermano por nocaut o el hermano mientras la hermana mayor cuenta las bajas y caídas entre sus pertenencias. Haciendo un balance de cuales perecieron en manos del entrometido menor y cuáles la ligaron porque se las revoleó por la cabeza. Las peleas de menor contra la gata, deja un saldo de: gana la gata cuatrocientos rasguñones a cero.
Las reuniones de consorcio son un: todos contra todos; en las que, de entrada nomás se sabe, que no se suele ir dispuesto a dialogar sino a matar al vecino o al menos a acusarlo de mal vecino o vecino invasor.
Las hay familiares, entre vecinos, entre amigas/os, novios/as, entre parejas- parejas y parejas desparejas, entre compañeros/as, entre extraños y conocidos, entre íntimos y públicos, cuando no coleccionamos a algún par de enemigos íntimos y mejor que no se meta nadie, porque ese la liga de ambos enfrentados que se unen en contra del mediador y resuelven sus cuitas por el tercero metido devenido en chivo expiatorio.
Esta enumeración de instancias enojosas me la dio la vida, los seres queridos que me tocaron en gracia y mi vecina, amiga, que también aprendió a tomarse con filosofía algunas cuestiones, cuando bajó de su departamento para venir al mío y mientras tocaba la puerta me decía: abridme vecina que vine para pelearte mejor.
En fin…pero ahora los dejo porque se me hierve el agua del te y mi vecina amiga o viceversa, siempre me porfía que el agua para el té no se hierve y que soy un desastre como ama de casa y anfitriona y no es de buen contrincante dejarla con la palabra en la boca.