¿Quién no se ha sentido cansado? Seguramente, en estos últimos días te has
sentido en algún momento como un trapo de piso; sin energía para moverte por
cuenta propia.
La mayoría de nosotros nos quejamos de tener muchas cosas para
hacer y muy poco tiempo para hacerlas, especialmente durante esos períodos
frenéticos en los que todo parece juntarse.
Pero, sin embargo, cabe señalar que
muchas veces nuestros hábitos diarios son los verdaderos responsables: la forma
en que comemos, la calidad del sueño, y nuestro estado emocional.
A
continuación, algunas formas sencillas de recargar las baterías y superar el
cansancio en tu vida.
Energiza tu dieta
¿Por qué quedamos tan llenos y somnolientos después de comer un plato de pastas
con salsa o un exquisito Chau Mien con pollo? ¿Por qué quedamos distraídos y
tenemos dificultades para concentrarnos? El hecho es que los hábitos
alimenticios juegan un rol importante en cuán bien funcionamos a cada nivel.
A
continuación, algunas estrategias alimenticias para combatir la fatiga.
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Desayuna, incluso cuando no tengas hambre
Estarás mucho más animado y alegre. Distintos estudios demuestran que las
personas que toman el desayuno se sienten mejor tanto desde el punto de vista
mental como del espiritual que aquellos que pasan por alto esta comida matutina.
Investigadores británicos de la Universidad de Cardiff han encontrado que
ingerir un bowl de cereales cada mañana disminuye los niveles de la hormona
cortisol, íntimamente relacionada al sentimiento de estrés.
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Come cada tres o cuatro horas.
Realizar tres comidas racionales y dos colaciones al día puede ayudarte a
mantener tus niveles de energía y azúcar en sangre estables durante todo el día.
Observa que hemos dicho “racionales”.
Las comidas exageradas requieren de más
energía a la hora de realizar la digestión, lo que puede hacer que te sientas un
tanto letárgico.
Entonces, en cada una de tus comidas racionales, ingiere una
combinación de carbohidratos (usados por el cuerpo para crear energía),
proteínas (que ayudan a mantener las energías), y grasas saludables como
aquellas que están en los pescados, en las avellanas, y en las aceitunas —estas
grasas y proteínas ayudan a la sensación de saciedad, de modo que no andarás
buscando dulces por todas partes una hora después de comer—.
Algunas ideas para tus comidas:
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Un yogurt descremado con bayas y algunas cucharadas de muesli integral.
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Salmón con vegetales mezclados y galletitas integrales.
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Bife de lomo con espárragos y una papa al horno.
Las fibras tienen un efecto de acción prolongada sobre los carbohidratos, de
modo que entran en tu torrente sanguíneo a un paso lento y sostenido, otorgando
a tu energía poder de permanencia.
A la hora de elegir tus comidas racionales,
incluye opciones con fibra de modo que puedas alcanzar la cantidad recomendada
de 25 a 30 gramos diarios (una persona en promedio ingiere sólo entre 10 y 15
gramos).
Algunas sugerencias:
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Un bowl de salvado con pasas (5 gramos de fibra por taza).
·
Frijoles negros y queso fundido en tortilla (los frijoles tienen 7,5 gramos de
fibra por ½ taza; una tortilla entera tiene 5 gramos).
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Palomitas de maíz (3,6 gramos por 3 tazas).
·
Una manzana con piel (3,3 gramos).
·
Spaghetti integral (6,3 gramos por taza).
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Alimenta tu cerebro con Omega-3
Encontrado en pescados grasos (como son el atún y el salmón), en nueces, y en el
aceite de colza, estos ácidos grasos esenciales juegan un ron preponderante en
la conservación del buen estado de las células cerebrales y en la sensación del
estado de alerta mental.
Otros beneficios adicionales: el Omega-3 alienta al
cuerpo a almacenar hidratos de carbono en forma de glicógeno —la forma de
almacenamiento de la glucosa (azúcar en sangre) y la principal fuente de
combustible del organismo— y no como grasas.
El agua es el componente principal de la sangre y de todos los otros fluidos
corporales. Incluso una ligera deshidratación puede hacer que la sangre se
espese, forzando al corazón a bombear más fuerte para llevar la sangre a tus
células y órganos y produciendo una sensación general de fatiga.
Asimismo, la
hidratación hace que los nutrientes se mantengan fluyendo constantemente hacia
todo el cuerpo. Para sostener una buena hidratación, es recomendable monitorear
cuán a menudo orinas.
Deberías hacerlo cada dos a cuatro horas, y tu orina debe
ser de color claro o amarillo pálido.
Además de ingerir más agua, puedes
consumir alimentos que contengan agua en forma natural, como son el yogurt, el
brócoli, la zanahoria, y las frutas jugosas, como el melón, la sandía, la
naranja, y el pomelo.
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Controla la ingesta de cafeína después del mediodía
Comúnmente, consumir una cantidad moderada de cafeína —entre 200 y 300 mg, entre
dos o tres tazas de café— puede hacerte sentir más alerta y energizado en las
horas posteriores.
Sin embargo, cuando la cafeína es consumida en grandes
cantidades —o en cualquier momento durante la tarde o la noche—, la calidad de
tu sueño podría descender en picada, dejando en tu cara grandes ojeras como
evidencia.
Un consejo para aquellos que son altamente sensibles a la cafeína: si
bien optar por un cortado o una lágrima descafeinados puede parecer la solución,
los investigadores de la Universidad de Florida han descubierto que de 22
bebidas descafeinadas estudiadas, todas menos una contenían algo de cafeína.
Energiza tu espíritu
Todos estamos familiarizados con el cansancio físico, aunque el cansancio mental
—tristeza, aburrimiento, preocupación, ira, y estrés general— puede llevarse una
porción mayor de tu vitalidad, incluso al grado de paralizarte.
La vida
transcurre y, por más que no lo queramos, las situaciones difíciles —con sus
consecuentes emociones— se nos presentan. Pero si aprendemos a reaccionar, a
hacerlo con inteligencia, nuestro cerebro y nuestro cuerpo renacerán, llenos de
vigor y vitalidad.
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Salpica tu cara con algo de agua o tómate una ducha cuando sientas que estás
al borde del colapso.
Según los hallazgos publicados en el Journal of Personality and Social
Psychology, el 55% de los participantes en un estudio reportó que usar alguna de
estas “terapias acuáticas” tenía efectos beneficiosos sobre su estado.
Aparentemente, un poco de agua refrescante puede hacer instantáneamente que nos
avispemos cuando estamos desbordados.
·
Vístete en tu traje de poder cuando te sientas decaído.
Combate la tendencia ponerte los pantalones de entrenamiento cada vez que te
sientes desanimado.
Aunque parezca un tanto alocado ponerte ese pantalón o esa
pollera que guardas para ocasiones especiales, una prenda distinguida te ayudará
a verte mejor en el espejo y te reflejará una imagen energizada —no una
desinflada, alicaída que confirme o refuerce tu estado interior—.
Vestirte para
el éxito, en tu traje de poder, te hará sentir un gran impulso mental cada vez
que veas tu reflejo o recibas un cumplido a lo largo del día.
·
Expresa tus sentimientos
Mantener el temor, la ansiedad, y el estrés enfrascados no es la mejor forma de
lidiar con tales emociones.
En cambio, discutir los sentimientos negativos con
otra persona puede ayudarte a abordarlos y dominarlos. Al ventilar las
angustias, los problemas, y las miserias, uno reduce su capacidad de socavar tu
vitalidad.
·
Escucha música
Escuchar música es una de las formas más efectivas de cambiar el mal humor,
disminuir la tensión, e incrementar la energía.
Ten en cuenta lo siguiente: los
resultados de un estudio publicado en la revista Ergonomics dan cuenta de que
los corredores que escuchaban música mientras trotaban sobre la cinta para
correr lo hacían más rápido que aquellos que lo hacían en silencio —sin importar
el volumen ni el tipo de música—.
Otras investigaciones sugieren que la música
distrae a las personas del sentimiento de fatiga. Lleva contigo un CD con tus
canciones favoritas y utilízalo cada vez que necesites levantar el ánimo. Y, si
de paso quieres hacer ejercicio, mucho mejor para ti...; después de todo, la
música hará que se mueva alguna parte de tu cuerpo.
·
Deja ir los rencores
Alimentar rencillas y rencores en tu mente puede hacer que tu cuerpo y desde
luego tu mente se vean bajo un estado de estrés crónico, incrementando tu ritmo
cardíaco y tu presión arterial, debilitando tu sistema inmunológico y generando
fatiga con el tiempo, según un estudio publicado en la prestigiosa Psychological
Science.
Por otra parte, practicar la empatía y el perdón después de haber
cometido un error te hace sentir nuevamente en control, lo que ayuda a mantener
las energías del cuerpo.
La próxima vez que te encuentres masticando
sentimientos amargos y tormentosos, repite alguna frase que te ayude a descargar
tensiones, como ser: “El perdón me hace sentir más feliz y me convierte en una
persona más fuerte”.
·
Respira profundo
Cuando estamos bajo estrés, solemos respirar sólo con el pecho, como si se
trataran de cortos jadeos. Esta respiración lleva menos aire a nuestros pulmones
y reduce la provisión de oxígeno al cuerpo y al cerebro, haciéndote sentir
cansado mental y físicamente.
El objetivo, en este caso, es hacer respiraciones
profundas, con el diafragma —cuando inspiras, tu ombligo debería hincharse como
un globo; cuando exhalas, debería desinflarse lentamente—.
Desde luego, recuerda
que practicar la respiración profunda no es lo primero que debes hacer si estás
en un aprieto mayor, sino que es una técnica que puedes llevar a cabo cuando
estás en la computadora o recostado.
·
Ordena tu casa
Dirígete hacia esa pila tambaleante de papeles o a ese armario desbordado y pon
las cosas en orden. El desorden puede hacer que te sientas fuera de control,
como superado por la situación, sobre todo cuando te encuentras atravesando un
período de depresión o angustia.
Por otra parte, el simple hecho de cumplir un
objetivo, por más que se trate de poner en orden un escritorio, puede ser
energizante.
·
Haz el bien
Los actos de altruismo pueden agregar un poco de vitalidad a tu andar. De hecho,
un estudio publicado en el Journal of Health and Social Behavior destacó que el
trabajo voluntario puede elevar los niveles de energía en seis formas:
incrementa la felicidad, la satisfacción con la vida, la autoestima, el
sentimiento de control sobre la vida, la salud física, y el humor o la
disposición anímica.
Busca oportunidades de realizar trabajos voluntarios a
corto y largo plazo y tendrás una herramienta más para energizar tu espíritu.
Busca un descanso reconstituyente
En esos días que tienes un montón de cosas que hacer (todos los días, por lo
general), generalmente lo primero que debes hacer para escapar de tu agenda es
dormir.
Y no hablamos de esas siestas que se hacen con un ojo abierto y uno
cerrado, sino una buena siesta reconstituyente. Sin un descanso aceptable, tu
energía, tu buena predisposición, tu productividad y tu memoria acusarán recibo.
Cerca de un cuarto de las personas adultas no descansan lo suficiente, lo que
pone en las calles verdaderos ejércitos de personas somnolientas durante el día.
La clave para buscar y encontrar un descanso reconstituyente, pasa por adoptar
ciertos hábitos de sueño “correctos”.
Intenta lo siguiente:
·
Recorta el tiempo que pasas frente a la TV y a la computadora
Si eres una de esas entidades nocturnas (te acuestas a cualquier hora y duermes
hasta tarde durante los fines de semana), el brillo emitido por la televisión o
la pantalla de la computadora puede hacer que entres en el sueño profundo
incluso más tarde.
La causa: la luz suprime la producción de melatonina, una
hormona secretada a la puesta del sol que le dice al cerebro que ha llegado la
noche. Cuando los niveles de melatonina están bajos, nuestro cerebro suele
pensar que aún es de día —y permanece listo para las actividades diarias—.
Siempre que sea posible, espera hasta la mañana siguiente para prender el
televisor o conectarte a Internet. Si debes usar cualquier tipo de tecnología
que emita luz durante las noches, intenta apagarla una o dos horas antes de irte
a la cama.
·
Esconde el reloj alarma
Mirar el reloj despertador para ver cuánto falta para levantarte puede hacer que
tu noche de sueño sea un desastre. Este estado de alerta constante puede hacer
que tu cerebro permanezca despierto, impidiéndote caer en un verdadero sueño
profundo y reconstituyente.
La solución más sencilla: programa el reloj alarma,
y luego coloca los números apuntando hacia la pared o coloca el reloj en el
piso, en un cajón, o debajo de la cama.
·
Busca un dormitorio separado para tu mascota
Por las noches, las mascotas roncan, sacuden sus cuerpos, dan vueltas, e incluso
se roban las sábanas y el espacio en la cama.
En consecuencia, no resulta
extraño que el 53% de los dueños de mascotas que duermen con sus animales tengan
algún tipo de interrupción en el sueño durante las noches, según un estudio de
la Mayo Clinic Sleep Disorders Center en Rochester. Considera reubicar a tu
amigo fiel en otra habitación, aunque a partir de ahora debas pasar las noches
en completa soledad.
·
Baja la calefacción
Para una buena noche de sueño, asegúrate de que tu habitación se encuentre lo
suficientemente fresco —tanto como para arreglártelas con una sábana liviana
sobre ti—.
De esta manera, el ambiente estará en sincronía con la temperatura
interna de tu cuerpo —que naturalmente suele descender durante las noches—.
Estudios realizados sugieren que la temperatura ideal para dormir está entre 19
y 26 grados, pudiendo cualquier temperatura superior o inferior ocasionar
interrupciones del sueño o dificultades para dormir.
·
Elimina el último trago
El alcohol deprime el sistema nervioso —el sistema de células, tejidos, nervios,
y órganos que controlan las respuestas corporales a estímulos internos y
externos—.
En consecuencia, beber una copa de vino antes de ir a la capa puede
ayudar a quedarte dormido, los efectos sedantes se desvanecen a medida que el
cuerpo metaboliza el alcohol, lo que puede hacer que te despiertes en medio de
la noche y que tengas problemas para volver a dormirte.
Se ha demostrado que el alcohol interfiere con los biorritmos naturales del
cuerpo, ocasionando que la presión arterial suba y el ritmo cardíaco acelere el
paso por las noches, cuando en realidad el cuerpo debería relajarse.
No es
necesario que renuncies al cocktail de esta noche con tal de dormir bien, pero
sí intenta suprimir el alcohol dentro de las dos o tres horas previas a
acostarte.
·
Ejercita
Si bien los científicos aún no comprenden las causas, el ejercicio aeróbico ha
demostrado ser beneficioso para conciliar el sueño durante las noches, para
pasar más horas inmerso en el sueño profundo, y para tener menos interrupciones
del sueño durante la noche.
Al mismo tiempo, el ejercicio vigoroso puede actuar
como un estimulante (a modo de energizante durante el día), de modo que
planifica tus rutinas de ejercicios para las mañanas o las tardes, cuando tu
cuerpo más necesitará de esta inyección de energía.
·
Sigue la regla de los 15 minutos
Si no logras dormirte, o si te despiertas y no vuelves a conciliar el sueño
dentro de los 15 minutos posteriores, salte de la cama y haz algo relajante que
te ayude a despejar la mente, como leer, meditar, o tejer (pero nunca mirar
televisión o navegar en la Web). Luego, una vez que vuelvas a sentir sueño,
regresa a la cama. Si te obstinas en permanecer en la cama e intentas obligarte
a dormir, sólo lograrás caer en un estado de ansiedad, que justamente es lo que
menos necesitas.
·
Escribe tus preocupaciones
Durante el día, toma nota de cualquier elemento estresante que esté perturbando
tus pensamientos. Luego, intenta buscar formas de resolver estas cuestiones
antes de ir a la cama.
Si te estás quedando corto de ideas, aleja la lista y
vuelve a pensar en las soluciones durante tu ducha matutina o mientras viajas al
trabajo.
El simple hecho de hacer establecido un plan para abordar tus problemas
y tus tareas te hará sentir que has hecho un progreso importante, permitiéndote
relajarte, dormirte, y despertarte listo para encarar el nuevo día con mayores
fuerzas.
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