¿Quién decide qué comerá tu familia?
Lo que haya comprado va a entrar a mi alacena y a la boca de mi familia. Por eso
no voy a abrir las puertas de mi hogar al enemigo de nuestra salud.
Alimentos “chatarra”, la peor opción
Si elijo pagar por alimentos “chatarra” que contienen agroquímicos, aditivos, saborizantes, kilo-calorías con azúcares y harinas refinadas y un ejército de grasas, involuntariamente estaré contribuyendo para que haya sobrepeso, candidatos a desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares, así como futuros clientes de médicos y hospitales en el corto plazo.
¿Por qué son mejores los alimentos orgánicos?
Los alimentos sembrados orgánicamente son superiores en todos los aspectos, pues a nivel nutricional proporcionan los rangos adecuados de vitaminas y minerales, gracias a que se rotan los cultivos.
Si las siembras no se rotan, la tierra se desgasta y nosotros no recibimos la nutrición que requerimos para mantener las funciones vitales de nuestro organismo.
Muchos dan oportunidad al suelo para que se regenere, pues para crecer alimentos diferentes el suelo utiliza otra composición de nutrientes y minerales.
Están libres de residuos tóxicos, fertilizantes, pesticidas, herbicidas y de aguas negras y contaminadas. Son más ecológicos y respetuosos con el medio ambiente. Cuestan más pero los considero como una inversión hoy, y un ahorro en el futuro, si tuviese que pagar gastos médicos.
La báscula no miente, sólo nos informa. La solución esta lo que compramos y comemos.
Sé que los refrescos se hacen con mucha azúcar (3 cucharadas soperas), gas carbónico y extractos químicos, que engordan, producen gases y causan caries.
Por eso opte por hacer aguas frescas con frutas de temporada que son más económicas. Uso una jarra de 2 litros de agua con 8 cucharadas de miel de abeja y hielos.
Nos quitan la sed y sí nos alimentan.
¿Ideas? Aguas de chia, tamarindo, guayaba, limón, naranja, jamaica.
Por Alberto Córdova Cayeros