3 razones por las que no consigues equilibrar tu vida personal y laboral

Seguro que has oído hablar mucho de lo necesario que es encontrar un equilibrio entre tu vida laboral y personal, pero ¿lo consigues?



¿O más bien tu ritmo de vida te supera por mucho que intentes tenerlo todo bajo
control?  Hay 3 razones por las que no consigues conciliar tu trabajo y tu vida
personal y por las que no encuentras la forma de relajarte:

1. Crees
que conciliar la vida personal y laboral  significa  salir antes de trabajar
para llegar antes a casa

Eso no va a hacer que tu ritmo de
vida disminuya, lo que necesitas es ser capaz de desconectar del trabajo y de
relajarte
.

Porque en muchos casos salir del trabajo supone irte a hacer cursos
de formación toda la tarde, o si tienes hijos, ya ni te cuento la tarde que te
espera de baños, cenas, juegos…

Es normal que al final del día estés agotada,
pero no sólo físicamente sino mentalmente y que te sientas superada por todas
las actividades.

La clave está en sacar tiempo
para ti misma, para desconectar; ya sea con un libro, en la ducha, con amigos o
sí, haciendo algún curso, pero por diversión, no sólo por formación u
obligación.

Dedícate un mínimo de 10 minutos al día (y si puedes más ¡mucho
mejor!). Por supuesto, en tu situación sacar tiempo para ti te puede parecer una
utopía, pero ya es hora de que te pongas seria.

¿De verdad no puedes sacar ni
diez minutos para ti? Levántate antes, acuéstate más tarde, aprovecha la hora de
la comida, pon un cartel de no molestar. Haz lo que sea necesario pero dedícate
como mínimo diez minutos al día a ti misma y notarás el cambio.

2. No
sabes poner límites

Como mencioné en un artículo
anterior saber decir no es imprescindible para tu calidad de vida. Quizá
pienses que eres una egoísta si te niegas a hacer algo, o a lo mejor temes herir
los sentimientos de alguien, pero es imprescindible que aprendas a poner límites
si quieres encontrar tiempo para ti y recuperar el control de tu vida.

Practica
formas de decir no sin olvidar que no estás rechazando a la persona sino
a una circunstancia determinada. Y acepta que si tú no estás bien, si no te
cuidas, no podrás cuidar tampoco de los demás.

3. No
tienes claras tus prioridades

Es hora de asumirlo: a) no eres
una supermujer por mucho que lo intentes, y b) el día sólo tiene 24 horas por
más que quieras estirarlo (y parte de esas horas las tienes que dedicar a dormir
y comer).

Por tanto es de suma importancia que sepas establecer claramente
cuales son tus prioridades y que tengas claro que la número 1 eres tú (recuerda
si no estás bien, si estás estresada y agobiada todo el tiempo no podrás
dedicarle a tus seres queridos la atención que merecen.

¿Tú que crees que
prefieren, que estes cansada y malhumorada o relajada y contenta?). Un ejercicio
que puedes hacer cuando todo te parece igual de importante es escribir cada
tarea en una ficha o trozo de papel, esparcir todas las fichas por el suelo o la
mesa y empezar a ordenar según la prioridad comparando de dos en dos.

Pregúntate: “¿si de estas dos tareas sólo pudiera hacer una hoy, cuál sería?. Y
así sucesivamente. Pocas cosas hay que no puedan esperar unas horas más (entre
esas pocas cosas estas tú, por si lo dudabas).

Una vez decidas  reservar un rato
para ti todos los días, empezar a poner límites y priorizar tus actividades
(porque al final todo es cuestión de decisión, de proponértelo y de coger las
riendas de tu vida antes de que se desboque), notarás el cambio y entonces sí
podrás hablar de un equilibrio entre tu vida personal y laboral.

Por Aída Baida Gil

www.coachdelaprofesional.com


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