Muchos padres hacen todo lo posible para enseñarle a sus hijos cómo manejar su
dinero de manera efectiva, con alcancías, premios y otras herramientas diseñadas
para ayudar a sus hijos a comprender el
valor del dinero.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, los papeles comienzan a revertirse.
Los niños crecen y tienen sus propios hijos y los padres se jubilan, y comienzan
a sentir los efectos del envejecimiento.
Los hijos que ahora tienen 40 o 50 años pueden tener que pensar en ayudar a sus
padres a administrar su dinero, en la etapa final de sus vidas.
Esto puede ser difícil en algunos casos, pero hay algunas cosas que se pueden
hacer para facilitar el proceso.
Impacto del envejecimiento en la gestión financiera
Al igual que en todos los otros aspectos de su vida, la edad puede reducir la
capacidad de una persona para
gestionar su dinero y tomar decisiones
financieras.
A medida que el cerebro disminuye sus capacidades, el
deterioro cognitivo
resultante puede tener un impacto adverso sobre la capacidad para evaluar la
información financiera y actuar en forma adecuada.
La vejez puede hacer que resolver las situaciones financieras se vuelva más
difícil, ya que las personas mayores simplemente tienen menos energía para
dedicarse a cuestiones prácticas, tales como el pago de facturas o las cuentas
bancarias.
Por supuesto, otras enfermedades relacionadas con la vejez, como la disminución
de la audición y la visión, la artritis y el Alzheimer, pueden afectar su
capacidad para manejar las finanzas y otros asuntos cotidianos.
En muchos casos, las parejas mayores dividen varias tareas financieras entre
ambos; puede que la esposa pague las cuentas y haga las compras, mientras que el
marido toma las decisiones de inversión.
Aunque esto puede funcionar bien mientras ambos cónyuges viven, implica que
cuando uno de los cónyuges muera, el viudo puede tener que enfrentarse de
inmediato con una serie de tareas financieras que no es capaz de realizar.
Este tipo de ajuste brusco puede generar graves y costosos errores en la
planificación financiera, especialmente si el cónyuge está tan afligido que no
es capaz de pensar con claridad.
Las parejas mayores en las que ambos cónyuges viven también pueden encontrar
estos problemas.
Aquí es cuando los hijos tienen que intervenir, enseñándole a sus padres las
habilidades necesarias para realizar las tareas del otro cónyuge, cuando sea
necesario, o bien realizándolas ellos mismos.
Enfrentar el problema
Hay muchas cuestiones que se deben considerar cuando se trata de ayudar a los
padres con su dinero. Un buen aspecto para comenzar es la salud y la cobertura
de seguro por cuidados a largo plazo.
Si los padres no están cubiertos adecuadamente en esta área, podría ser una
buena idea pagarlo por ellos, si es posible, porque el costo de la cobertura
puede ser minúsculo en comparación con los gastos que se pueden generar en el
futuro sin ella.
El siguiente paso debería ser realizar una evaluación honesta de sus ahorros.
Deben analizarse las carteras de inversiones para ver si se ajustan al nivel de
tolerancia al riesgo y los objetivos de inversión de nuestros padres, ya que no
necesariamente se puede confiar en sus asesores financieros para esto.
Revisar el presupuesto y los balances de nuestros padres también puede ser una
buena idea. Si los padres no son capaces de llegar a fin de mes con sus ingresos
actuales, entonces deben realizarse ajustes.
Cómo ayudar
a tus padres
En muchos casos, es una buena idea que al menos uno de los hijos se sume a las
cuentas de sus padres como un tercero interesado, lo que le proporciona un medio
informal de supervisión de las finanzas de sus padres.
Esto puede alertarlos de problemas potenciales, tales como recargos por atrasos
en los pagos; pagos atrasados de hipotecas, servicios públicos u otras
obligaciones; o grandes retiros de ahorros, por razones no especificadas.
Por supuesto, establecer el pago de facturas por débito automático y realizar
operaciones bancarias por internet puede contribuir para solucionar estos
problemas.
También puede ser una buena idea establecer un sistema de depósito directo para
todas sus fuentes de ingresos que así lo permitan, como las jubilaciones y las
pensiones, lo que reducirá el número de visitas al banco.
Si los ahorros de sus padres son insuficientes, entonces este puede ser el
momento para contribuir con esto, ya que esto le dará más tiempo a los fondos
adicionales para que crezcan.
Una hipoteca inversa también podría ser una importante fuente de ingresos para
aquellos que tienen un capital considerable acumulado en sus casas.
Los hijos también pueden considerar soluciones más prácticas, como llevar a sus
padres a vivir con ellos o dedicar más tiempo y recursos para su cuidado, en su
propia residencia.
Planificación del patrimonio
Uno de los aspectos más importantes al ayudar a los padres con sus finanzas es
asegurarse de que los hijos tienen la facultad legal para actuar en nombre de
sus padres, en caso de que sea necesario.
En algunos casos, los hijos pueden incorporarse a las cuentas de sus padres como
copropietarios, lo que les permitirá emitir cheques o pagar facturas a nombre de
sus padres, en caso de que no puedan hacerlo por ellos mismos.
Sin embargo, esto puede generar un aumento en los impuestos sobre los bienes en
algunos casos.
Si no se puede recurrir a las cuentas conjuntas, entonces debe establecerse un
poder médico y un testamento vital, lo que permitirá que un albacea designado
pueda tomar decisiones financieras y médicas, en nombre de los padres.
También se recomienda reunirse con los asesores de los padres, si es posible,
para que se familiaricen con los hijos.
También es necesario asegurarse de que todos los beneficiarios de las cuentas y
pólizas de seguros de sus padres, hayan sido especificados correctamente, y que
ninguno de sus activos pasará a manos de un tercero.
Esto se puede hacer colocando los activos de los padres en un fideicomiso
revocable o especificando una transferencia en caso de muerte, para todas las
cuentas excepto las de la jubilación.
Conclusión
Los hijos adultos con padres ancianos que necesitan ayuda con sus finanzas, no
deben dudar en hablar de estos temas con ellos, aunque no de una forma
amenazante.
También es importante que los hijos permitan que sus padres mantengan la mayor
independencia posible, y que respeten sus límites personales.
Aquellos cuyos padres no estén dispuestos a afrontar estos problemas, pueden
tener que buscar ayuda profesional de un terapeuta de familia que tenga algo de
experiencia financiera.
Para obtener más información sobre cómo ayudar a sus padres a manejar su dinero,
consulte a
un
asesor financiero.
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