Hacia una vejez activa

La mejor definición de vejez saludable, ¿no es -acaso- poder hablar y decir con esa vitalidad como Celia Cruz: “La Vida es un Carnaval”?

Continuamente la sociedad impone un papel a las personas que envejecen. Y la vejez no tiene que ver con la edad, si no con el estado en que se encuentre. En ese papel se involucran todos los prejuicios que la sociedad vuelca en las personas de mayor edad. 

Nos imponen supuestos ideales de lo que es una persona  saludable. Estos modelos siguen una línea, con ciertas características que no son posibles para todos. 

Antiguamente se valoraban otras cosas en las personas. Hoy, hay demasiados valores que se han desmoronado, que hemos desmoronado. Los tiempos cambian, y los valores lo hacen al mismo ritmo. 

Todos vamos en busca de placer, de felicidad, un deseo constante de adaptarnos a todos los modelos que nos ofrece la sociedad, para ver que pasa, y en esos cambios, perdemos los puntos de referencia, perdemos el sentido de la vida, y hasta nuestra propia identidad.  

Dejamos de lado la vida saludable, y nos adaptamos a los nuevos modelos que no lo son tanto y envejecemos día a día. Vivimos a prisa, cambiamos un libro por una película, una ensalada de verduras frescas por una en lata, un té de hierbas por una pastilla, una hora mas de descanso por un café. Y así podría seguir hasta cansarme. 

Ahora, me pregunto ¿Qué es ser saludable?  

En el año 99 la Organización Mundial de la Salud” para celebrar el día mundial de la salud, utilizó el tema “Sigamos activos para envejecer bien”. Ahora, ¿Qué es envejecer bien? Envejecer bien es no paralizarse. No quedarse en el camino. 

Construir, crear, soñar, seguir. Para lograr un envejecimiento activo. Todos estamos envejeciendo continuamente, pero eso no depende de la edad, depende de nosotros, de nuestras ganas, y del esfuerzo que pongamos en adaptarnos a lo nuevo, sin perdernos a nosotros en esos cambios. 

La expectativa de vida del ser humano ha crecido, debemos aprovechar las grandes posibilidades que hay de hacer cosas y de tener más tiempo para disfrutar del milagro de vivir.  

El cuidado de la salud, la conducta, la alimentación, la forma de vida, la actividad realizada, los afectos, la vivienda, todo contribuye a una vida más saludable. Eso no empieza en la vejez, me dirán, y bien se sabe, las enfermedades, las conductas y la asistencia sanitaria pasadas influyen en el estado de salud posterior de las personas.  

Segundo, en la medida en que las personas participen laboralmente tienen mucho que ver en “envejecer saludablemente” influyen en la capacidad de exigir y recibir.  

En nuestra sociedad, frente al envejecimiento tenemos prejuicios, como caracterizar  a las personas ancianas como pasivas, crónicamente enfermas, sin deseos sexuales o con necesidad de atención y de cuidados constantes; manchando a los ancianos y condenándolos a la marginalidad social. 

Pero es un gran error, la mayoría de las personas no manifiesta alteraciones que influyen marcadamente en su funcionamiento físico, intelectual o social hasta que pasan los 80 años. A pesar de que al aumentar la edad los procesos se hacen más lentos, la motivación y la práctica permiten superar esas desventajas y hacen que las personas de edad se desempeñen con eficiencia. 

Pero entonces encontramos, que también la salud es vital para mantener el bienestar y la calidad de la vida en la tercera edad. El mantenimiento de la salud y de la calidad de vida durante la totalidad del ciclo vital contribuirá mucho a promover una vejez saludable. 

Pero antes que nada, debemos promover una cultura donde el envejecimiento y la vejez sean considerados como símbolo de experiencia, sabiduría y respeto,  contribuir al fortalecimiento de la solidaridad y al apoyo mutuo entre generaciones, constituye también un reto en nuestra sociedad. 

Pero entonces, 

¿Qué es una Vejez Activa? 

El envejecimiento activo consiste en llevar, a medida que uno envejece, una vida productiva y sana en la familia, la sociedad y la economía.  

La vejez activa refleja el deseo y la capacidad de la persona de edad para mantenerse involucrada en actividades productivas. Los estereotipos de las personas de edad como improductivos y dependientes son injustos y van en deterioro de la vitalidad de la sociedad, así como de la dignidad de los individuos. 

La vejez activa significa que la persona de edad mantiene actividad mental, actividad física, actividad social. Un envejecimiento activo es decisivo para que las personas de edad sigan contribuyendo a la sociedad considerando todas estas dimensiones. 

La vejez activa es, por lo tanto, vejez saludable que permita el compromiso continuo con la vida y permite que sigamos contribuyendo al bienestar personal, al bienestar de la familia y al bienestar de nuestras comunidades. 

Al mantenerse y permanecer física y mentalmente activos, al procurar conservar la salud y la calidad de vida durante toda la existencia permitirá vivir en plenitud y establecer una comunidad con relaciones armónicas. 

Finalizo esta opinión –como siempre – con un texto de Nidia Aristizábal, “El fabuloso resultado final del envejecimiento es la vejez, etapa que puede ser tan hermosa, gratificante, positiva, autónoma y saludable como las etapas que las antecedieron. 

La vejez no depende de la suma de una cantidad de años sino de la calidad de vida que hayamos tenido como seres integrales que somos. Cada uno de nosotros es responsable de su propio envejecimiento, no es la sociedad, la herencia, el medio ambiente o los mitos o estereotipos sobre el envejecimiento y la vejez los que marcan por si solos el estilo de vida que tengamos en esta última etapa de nuestra existencia. 

Lo ideal sería para mí, que cuando tengamos 90 años cada mañana al despertarnos le demos gracias a Dios por ese día y le pidamos un placito más de vida porque vivimos felices.  Poder hablar y decir con esa vitalidad como Celia Cruz: “La Vida es un Carnaval”. 

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