Para no encontrarnos con percances indeseables, se recomienda evitar la
comida rápida. A veces, por miedo a no probar la comida local, recurrimos a restaurantes de marca registrada en el mundo entero, pero ¿quién puede sobrevivir a más de dos días seguidos comiéndola?
Ciertamente, no es sano. Intenta combinar las comidas y no regresar a casa con varios kilos de más. Además, es aconsejable dedicarle el almuerzo a tu comida principal. De noche solemos estar más cansados y con menos ganas de salir a buscar un restaurante que nos satisfaga. Además, los precios
suelen ser mejores al medio día.
Llevar agua embotellada a las excursiones y algunos snacks de bajas calorías. Comer únicamente si tienes hambre (y no por que no encuentras otra cosa que hacer, muy típica de aeropuertos, aviones, etc.), de los menús, elige las opciones saludables como verduras cocidas o frutas.
Y Compartir los platos con los compañeros de viaje, para evitar comer de más. Por otro lado, si por requerimientos médicos estás en una dieta de bajo sodio, llévate un frasco de sal de dieta en el bolso de mano, e informa esto al camarero al ordenar la comida.
Una de las mayores preocupaciones en países desconocidos es la calidad del agua. Consulta en tu hotel qué agua puedes beber y compra pequeñas botellas para llevar a excursiones o para tener a mano durante el día. Procura que las marcas sean reconocidas.
Al respecto, es mejor evitar que te sirvan
bebidas con hielo, y el café y el té son seguros si se han preparado con agua hervida. Cepíllate los dientes con agua de botella y asegúrate de que la piscina del hotel utilice suficiente cloro.
Si necesitas purificar agua, hiérvela o sumerge pastillas purificadoras.
No pidas vegetales crudos, siempre ingiere los cocidos.
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