Padres ansiosos, hijos ansiosos

La paternidad puede causar en alguno casos niveles de ansiedad social que no permiten tanto a padres como hijos desarrollar una vida normal, predisponiendo a los últimos a sufrir también este tipo de trastornos en un futuro cercano...

Para la mayoría de los hombres, la llegada de la paternidad representa un verdadero milagro y una dicha sin precedentes.

Sin embargo, existe la posibilidad, sobre todo después del nacimiento, que el padre se sienta ansioso y confundido por su nuevo rol y el aumento de las responsabilidades que éste conlleva.

“Cuando un hombre deviene en papá por lo general tiende a ser ansioso, pero en la persona que es propensa naturalmente a sufrir ansiedad o a ser temeroso, generalmente se despiertan niveles de ansiedad más altos de los normales, porque a partir de ese momento no sólo tiene a cargo su propia vida, sino la vida de otro ser humano, que es completamente dependiente, desde un punto de vista económico, físico y emocional”, explica la Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA.

La presión es justificada, ya que además de acomodarse en su nuevo rol tiene que sostener a su compañera, que ya no sólo cumple con el lugar de esposa y mujer, sino que también es madre, lo cual le retira al hombre mucha atención.

Por otro lado, lo transforma en el pilar de la casa, al menos durante el primer tiempo. “El problema está cuando aumentan demasiado los niveles de ansiedad y preocupación, lo que podría ocasionar, a largo plazo, una grave crisis, con ataques de pánico, también imposibilitando llevar adelante una vida normal.

Para quienes son propensos, los síntomas de alarma son la acidez, problemas gastrointestinales, urticaria, palpitaciones disparejas como arritmias, sudoración”, agrega Martínez Castro.

Padres de futuros ansiosos

Desde el CEETA también explican que muchos padres, que son hipertemerosos con respecto al cuidado de sus hijos, están esculpiendo a futuro personas con trastornos de ansiedad.

“Generalmente este tipo de padres también tiene una alta carga de ansiedad, y hay que analizar hasta qué punto se altera la calidad de vida. Cuando esto ocurre y se hace difícil llevar adelante la vida habitual, allí se hace importante la consulta a un profesional, porque si no el trastorno sigue evolucionando y puede llegar a incapacitar a la persona”, aconseja la directora del Centro

Según su experiencia en casos de esta índole, la Lic. Martínez Castro recomienda que los padres trabajen sobre sus propios pensamientos catastróficos a futuro.

“Ven muchas veces el futuro como una situación negativa por suceder. Son muy controladores porque suponen que si tienen todo bajo control o están al tanto de todo lo que sucede, van a poder controlar eventos negativos a fututo, lo cual es absolutamente falso, ya que no se puede controlar el futuro.

Que pueda controlar esta necesidad de control y básicamente, que pueda luchar contra sus temores, para no trasladárselos al niño”, finaliza.

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