La fantasía de un trío

Una de las fantasías sexuales más habituales tanto de hombres como de mujeres es la de ser tres en el sexo. Como ocurre con cualquier fantasía, no siempre lo más conveniente es llevarla a la realidad...

Hay diversas formas de conformar un trío, que diferencian lo que puede llegar a suceder:

  • Que las 3 personas sean conocidas o desconocidas entre sí.
  • Que la tercera persona sea conocida o desconocida para dos de ellas.
  • Que la tercera persona sea un hombre o una mujer.  

Pensar por qué se haría realidad la fantasía

El por qué de una decisión tiene que ver con la motivación para tomarla. ¿Es por aburrimiento? ¿Por falta de estímulo?

¿Porque hay algo de la relación original que no llena? ¿Porque se quieren explorar situaciones diferentes? ¿Es una fantasía individual o compartida? 

Reflexionar sobre el para qué

El para qué de una decisión se relaciona con los objetivos, hacia dónde queremos ir. Qué queremos sentir o lograr durante el encuentro, qué nos va a aportar.

¿Mejorar la relación original? (si hay problemas en la relación un trío no es precisamente la solución) ¿Descubrir nuevos recursos de placer? ¿Cumplir un sueño anhelado durante mucho tiempo? ¿De ambos? 

La realidad muchas veces puede ser muy distinta de la fantasía

En nuestra fantasía, todo puede ser perfecto porque está creado por nuestra imaginación, pero en la realidad, cuando hay otras personas involucradas, pueden dispararse conductas y emociones inesperadas.

Pueden aparecer celos, inseguridades, manipulaciones, angustias, impotencias u otros sentimientos que pueden llegar a ser contraproducentes para el desarrollo armónico del encuentro.

Cada una de las personas involucradas tiene energía, sentimientos y fantasías propias e individuales de lo que puede ocurrir en dicha situación. 

Las expectativas

No siempre las cosas que suceden en la realidad son como las esperamos. Cuando podemos aceptar lo que es, en lugar de lo que “debería ser”, es posible disfrutar el momento sin preocuparse por el “rendimiento” o por la anticipación de lo que pueda producirse. Es posible también apreciar lo que ocurra aunque sea diferente a lo imaginado. 

Si se decide hacer realidad la fantasía, conviene hacer acuerdos previos

Sobre la base de las necesidades mutuas, conversar previamente qué vale y qué no. Es importante hacer acuerdos sobre lo que cada uno está dispuesto a aceptar, fundamentalmente si quienes toman la decisión son una pareja estable.

Quiénes interactúan entre sí, cómo se manejan los espacios, las palabras y los silencios. La presencia de un tercero en un espacio que suele ser tan íntimo, con las diferentes energías que se despiertan y se movilizan, puede ser excitante o también atemorizante. Es importante ser muy explícitos en este aspecto. 

Dimensionar la fuerza de la fantasía

Dentro de la fantasía todos nos enriquecemos. El juego y la creatividad que nos aporta el fantasear no ponen en riesgo nuestros principios éticos.

En el caso de que algo sea “demasiado” o “sea muy poco”, siempre jugando de a dos es posible corregir, cambiar, bajar o subir la intensidad, crear espacios, palabras, imágenes, que pueden potenciar extraordinariamente la relación.

Si llevamos la fantasía a la realidad, quedará un espacio vacío en nuestro lugar de fantasía; y en la realidad puede terminar empobreciendo aquello interesante que nos daba el juego de crear juntos.

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