Cómo cuidar las plantas de interior

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Cuidados básicos para las plantas del hogar.

 

 

El
contexto que las plantas de interior tienen respecto de su hábitat natural,
hace que los cuidados en su mantenimiento sean mas específicos de lo normal.
Para la manutención de las plantas de interior se deben tener en cuenta la luz,
la humedad y la temperatura.

A las
plantas que necesitan o soportan la luz directa del sol deberemos colocarlas
cerca de las ventanas e incluso algunas pueden estar en el exterior, pero
previamente deberemos haberlas acostumbrado paulatinamente.

La falta
de luz en las plantas situadas a una excesiva distancia de la fuente luminosa,
se manifiesta en un alargamiento y debilitamiento de los tallos, en la palidez y
amarilleo de las hojas, las cuales se atrofian y acaban cayendo prematuramente.

Hay otro
tipo de plantas que prefieren la sombra y nunca deberíamos dejarlas a pleno
sol, salvo en los meses de marzo a agosto cuando los rayos del sol son más
suaves.

Para este tipo de plantas, una luz muy violenta resulta muy perjudicial,
provoca que los brotes nazcan más pequeños y las hojas pierdan su color; los
rayos directos del sol hacen aparecer manchas amarillas en las hojas e incluso
su enrojecimiento.

La
temperatura óptima es aquella con la que la planta desarrolla mejor sus
distintos procesos de crecimiento y puede variar a lo largo de su vida. La
temperatura más adecuada para el proceso de multiplicación suele ser superior
a la necesaria para el crecimiento posterior, siendo un factor determinante el
origen geográfico de la planta.

Para la
siembra y la germinación de las
semillas oscila entre los 16 y 25ºC. Para
formas de reproducción vegetativa, como son el método por esquejes o la división
de plantas, oscila, para la mayoría de las plantas de interior entre 18 y 26ºC.

Las
plantas jóvenes necesitan una temperatura de 3 a 5ºC más alta que las plantas
adultas. La floración exige también temperaturas más altas. La falta de calor
retrasa el crecimiento, habitualmente las hojas amarillean y cuando además las
temperaturas son muy bajas, las plantas con mucho agua presentan manchas blandas
y negruzcas.

Las
exigencias de las plantas en lo referente a la humedad del medio de cultivo,
también vienen determinadas por el origen geográfico y variarán a lo largo
del año.

La humedad del aire es uno de los factores más importantes para el
cultivo de las plantas de interior y sus cambios dependen directamente de la
temperatura, ya que al elevarse ésta, produce una disminución de la humedad
ambiental.

La planta
experimenta una evaporación del agua de sus partes altas, el crecimiento es más
lento, pueden aparecer deformaciones, las hojas se enrollan y se caen y las
flores y los frutos se secan.

Una
de las tareas más importantes para la planta es un riego correcto. Para ello
tendremos que tener en cuenta la temperatura del aire, ya que cuanto más
elevada sea ésta más intensa será la evaporación y más importante la
necesidad de riego. En la época de menos calor como es el otoño y el invierno,
es mejor no regar en exceso.

La
cantidad de agua necesaria dependerá también de la especie y de la edad de la
planta. La planta adulta ha de regarse abundantemente con largos intervalos
entre uno y otro riego; por el contrario, las plantas más jóvenes precisan
menos cantidad de agua pero a intervalos más cortos.

El agua
que utilizaremos para regar deberá ser limpia y no excesivamente dura, es
decir, contendrá poco óxido de calcio y en caso de no poder evitarlo,
procuraremos hervirla previamente. El cloro, las materias grasas, los aceites
minerales y los detergentes son perjudiciales. La temperatura del agua que
utilicemos para regar deberá ser la del ambiente.

La
pulverización de las hojas es un sistema que pretende disminuir la evaporación
del agua y a la vez proporcionar mejores condiciones de humedad del entorno.

La
escasez de humedad del aire es uno de los motivos más frecuentes por los que
las plantas de interior se marchitan y mueren. El agua que utilizaremos para
pulverizar será pura y el pulverizador que usaremos ha de ser fino; las flores
no deben ser pulverizadas.

Las
necesidades de alimento de las plantas de interior dependerá de la especie, la
edad, de la estación del año y la fase de evolución en la que se encuentre,
siendo la fase de crecimiento en la que mayores son sus necesidades.

La escasez
de alimento producirá dificultades en el crecimiento y la floración será
pobre, por eso le suministraremos una cantidad adecuada de abono completo en
granulado o en polvo, en dosis de 0,5 a 6 g. por litro de tierra, de acuerdo con
las exigencias de la planta; pero el exceso de alimento también puede ser
perjudicial, eleva el porcentaje de sales en el suelo y puede dañar las raíces
llegando incluso a producir la muerte de la planta.