Hay qué admitirlo. Aunque fuiste contratado para sacar adelante un puesto, proyecto o meta, tal vez estés en la situación de estarte defendiendo de los ataques de otros ejecutivos, ya sea porque les caes mal, no haces química con ellos o, de algún modo, se sienten amenazados con tu presencia.
Aunque el manejo de este tipo de situaciones es realmente difícil y desgastante, no puedes permitir que la bola de nieve crezca, poniendo en riesgo tu desarrollo profesional y prestigio dentro de la empresa. Te recomiendo entonces estas estrategias.
1.Mantén el control y la calma. Recuerda que si no tienes la mente serena, no podrás conducirte con inteligencia. Al contrario, demuestra que puedes manejarte con más elegancia que el “enemigo”.
2.Entrevístate con la persona con la que tienes el conflicto. Confronta con hechos sus actitudes. No pongas sobre la mesa interpretaciones subjetivas, especulaciones ni argumentos que inicien: “me dijeron por ahí”, porque fácilmente te los puede tumbar.
Habla mejor con hechos, sobre las consecuencias o el impacto de sus acciones. Pero aquí también te doy una recomendación: no utilices argumentos tales como “no estoy llegando a mis resultados por tu culpa”, “ya me creaste un problema con el Director General” o cosas por el estilo.
Más bien utiliza argumentos que vinculen sus evidentes acciones con la forma en que le está perjudicando a la empresa.
Por ejemplo, si tú eres responsable de Ventas y el Gerente de Compras, con quien tienes el problema, no te surtió de las tiras de papel necesarias para registrar las ventas en las máquinas registradoras, tu argumento podría ir en el sentido de que por este hecho la empresa estará perdiendo “X” porcentaje de dinero.
La idea de esta estrategia es, por un lado, hacerle ver claramente tu compromiso frente a la empresa y, por el otro lado, no das signos de debilidad o de que te lastima personalmente lo que te hace.
Lamento decirlo pero los ejecutivos que actúan maliciosamente para entorpecer el desempeño de otros alimentan su ego viendo que sus triquiñuelas sí tienen efecto personal contra el agraviado.
3.Pregúntale qué podrías hacer para trabajar mejor en equipo con él o ella. Haz esta pregunta aunque te cueste trabajo decirla. Y hazla con sinceridad.
Aquí estás demostrando poder porque lo que en realidad estás haciendo es comunicarle que aún y con todo, la situación no ha inhibido tu capacidad de trabajar en equipo con quien sea.
4.Si es posible, que esté presente un moderador o testigo en este proceso. Pienso que lo ideal es que esté presente el responsable de Recursos Humanos de tu empresa o cualquier persona imparcial que no esté involucrada en el problema.
Esto servirá para que la persona en cuestión se sienta un poco más presionada a cambiar de conducta, pues su comportamiento se verá expuesto y, por otra parte, no querrá quedar como el malo de la película.
No pierdas tu elegancia ni tu dignidad. No vale la pena. Cualquier problema, por grave que sea, enfréntalo con verdadera casta de líder, ni más ni menos.
Por Leticia Barrios
Asesora en habilidades de liderazgo y motivación.
www.leticiabarrios.com
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