Una excursión en coche, una carrera en el pasto, un día de mucho viento o una comida demasiado abundante, pueden provocar en el perro una inflamación de las conjuntivas.
Para protegerlas, dentro de los limites posibles, se tratará no tanto de evitar las causas, lo cual no siempre es factible, como de prever los efectos.
Así, después de una jornada de intensa se hará muy bien en someter a su perro a lavados oculares.
Si, al levantarnos por la mañana, descubrimos que nuestro perro tiene los ojos enrojecidos o los párpados pegados, deberemos recurrir al lavado de las conjuntivas, que consiste en su descongestión mediante unas gotas de líquido antiséptico o descongestionante un poco tibio.
Si se prefiere -o se juzga necesario- verter un chorrito, se puede recurrir a una pera de goma de unos 20 cm cúbicos, o una jeringuilla sin aguja.
Con el pulgar y el índice de la mano izquierda se mantendrán abiertos los párpados, mientras que, sosteniendo con la derecha la pera de goma o la jeringuilla, se introducirá, a pequeños chorros, el líquido apropiado, que puede ser simplemente solución fisiológica estéril, o una solución tibia de borato sódico al 3 %, o una infusión de manzanilla. Después convendrá aplicar algún colirio .
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