Nos encontramos en una aguda recesión, y a raíz de la caída generalizada de las ventas, es posible que te topes con posibilidades de hacer grandes compras en forma muy conveniente. Sin embargo, existen algunas compras que no son aconsejables, sobre todo durante un período recesito.
A continuación, te contamos qué actitudes debes adoptar para que tus finanzas —y tu vida— no se resientan durante el período recesivo.
Es el momento de negociar
Todos escuchamos alguna vez eso de que “todo es negociable”. Esto parece ser cierto para las grandes compras, pero a la hora de adquirir electrodomésticos o artículos de electrónica en nuestros comercios minoristas favoritos, tenemos asumido que el precio que vemos en las etiquetas de los productos es el precio final.
Vamos a desechar esa ida, al menos de momento. Actualmente, los minoristas hacen lo posible por eliminar trabas en vistas de mover su inventario y mantener el negocio en marcha —y esto incluye ser más flexibles en el precio final casi en cualquier artículo—.
Incluso las grandes cadenas están sintiendo la presión y las grandes corporaciones han otorgado mayor flexibilidad a cada tienda a nivel local para intentar ganar ventas.
Si ves un televisor grande que te gusta, pregunta al manager si puedes comprarlo por el precio de liquidación que está publicado para modelos restaurados similares.
Asimismo, acepta la invitación de la tienda a suscribirte a su tarjeta de descuentos para obtener una rebaja —incluso cuando tu solicitud sea declinada, insiste en obtener el descuento de todas formas—.
Los gerentes de tiendas locales han sido dotados de una gran libertad para mover precios y hacer ofertas especiales para generar movimiento en las tiendas. Seguro que podrías sorprenderte al descubrir que muchas tiendas prefieren vender a un precio menor que resignarse a perder la operación. Compruébalo.
Altas tasas de interés en las tarjetas de crédito
Si dudas, todos los organismos de crédito disfrutan de las altas tasas, pero con el enflaquecimiento actual de los bolsillos, aquellas tasas más altas se están convirtiendo en riesgos para los entes emisores y son una de las cosas a las que decir no durante la recesión.
Los acreedores saben que las cuentas morosas y las cancelaciones se encuentran en apogeo, y también saben que los cargos de interés exacerbados no ayudan a la causa.
Si te encuentras pagando tasas de interés astronómicamente altas, este es el momento de pedir una reducción de las mismas.
Si el abordaje educado no te conduce demasiado lejos, amenaza con mudar tu cuenta a otra parte o simplemente con dejar de pagar. La mayoría de los organismos de crédito preferirán mantener un cliente activo y sacrificar algo de ganancia en lugar de afrontar una perdida mucho mayor al final de cuentas.
Por su parte, algunos entes emisores ya han dado los pasos necesarios para ayudar a sus clientes. El Banco Citi, por ejemplo, ha lanzado una tarjeta de crédito aludiendo que reducirá las tasas de los clientes periódicamente por pagos en término y por mantenerse debajo del límite.
Si tienes un crédito sólido, podrías ser capaz de transferir saldos a tarjetas de tasas más bajas si tu acreedor primario no está colaborando con tu petición de reducir las tasas.
La asesoría crediticia puede ser otra opción, si no te importa hacer algunos sacrificios (por ejemplo, que cierren tus cuentas). Muchos de estos grupos son capaces de llevar tus tasas altas a niveles más manejables (entre el 6% y el 9%), y facilitar el pago a tus acreedores.
Cargos administrativos
Cuando las cosas van de maravillas, es fácil pasar por alto la miríada de aranceles y cargos que aparecen en tu estado de cuenta bancario, en el resumen de tu tarjeta de crédito, e incluso en tus solicitudes de arrendamiento.
Ahora, con el estado de la economía, cada moneda cuenta, y aquellos aranceles que pueden acumularse son algo a lo que debes decir no durante el período recesivo.
Tómate algún tiempo para llamar a tu banco u organismo de crédito y solicita la anulación de dichos cargos, incluso cuando algunos sean técnicamente culpa tuya.
Por ejemplo, si vas a hacer pagos con tu tarjeta de crédito y los cargos de interés te ponen por sobre el límite, llama a la entidad correspondiente, explica que estás queriendo pagar el saldo y todos estos aranceles no te ayudan.
Muy posiblemente, recibas una respuesta favorable. Si buscas financiamiento, transferir un saldo, mudarte a un nuevo apartamento, o ingresar en cualquier forma de acuerde, ten en cuenta la estructura de cargos —con frecuencia, hay aranceles pequeños, subrepticios, en todas partes—.
En el mercado actual, muchos comerciantes están dispuestos evitar o pasar por alto los cargos básicos para lograr hacer el negocio.
No existe garantía de que esto sea así en el 100% de los casos, pero no te sucederá nada malo por tomarte un instante para preguntar —en el peor de los casos, te dirán que no—.
Incluso cuando no puedas evitar los cargos, podrías descubrir que bancos, proveedores de celulares, y otras empresas están dispuestos a ofrecerte un mejor plan con tal de evitar la acumulación de estos aranceles.
No te excedas con las propias
Por más mal que se encuentren las cosas, la mayoría de nosotros seguimos yendo de tanto en tanto a tomar algo a un bar o a comer afuera durante los fines de semana. Cuando llega la factura, echa un vistazo al importe y reduce tu propina sólo un poco, especialmente si sueles ser extra-generoso.
Entre el 15% y el 20% del subtotal (no el total y los impuestos) es el común para una propina, reservando el 20% únicamente al servicio excelso.
Puede que te sientas un tanto avergonzado por dejar nada más que unas monedas a tu cantinero, pero lo cierto es que en este momento debemos adoptar una mentalidad menos culposa.
Tal vez, tengas miedo de recibir una peor calidad de servicio, pero recuerda que tu camarero o camarera necesita el trabajo más que nunca. Seguramente ese sujeto vestido de negro y blanco también siente la presión de tener que ofrecer el mejor servicio para maximizar su propina e incluso mantener su trabajo.
¿Quieres evitar dejar cualquier clase de propina o te sientes mejor con una propina modesta, pero propina al fin? En cualquier caso, opta por tomar tus tragos en la taberna de tu barrio o elige recoger tu comida en lugar de comerla en el lugar.
Profesional del ahorro
En un primer momento, puede que te sientas un tanto incómodo ante la idea de que te llamen mezquino o al tener que negociar o confrontar con varias partes sobre cargos y precios, pero, una vez que veas que es posible ahorrar de esta manera, te sentirás mucho mejor.
Los ajustes nunca son algo sencillo de hacer, sobre todo porque conllevan restricciones, y esto quiere decir que debemos cambiar la forma en que operamos normalmente.
Sin embargo, teniendo en cuenta el impacto de la crisis sobre nuestra vida y nuestro mundo, es evidente que ya no podemos seguir actuando de la manera en que solíamos hacerlo.
No es necesario que te conviertas en un ermitaño o que des de baja tu teléfono celular, pero salirnos de nuestra zona de confort a la hora de administrar nuestras finanzas te llevará hacia el camino del cumplimiento de tus obligaciones y te proporcionará el sentimiento saber que cuando las cosas estaban mal, hiciste todo lo posible por superar la situación —y seguro que quieres estar tranquilo contigo mismo al irte a la cama por las noches—.
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