Los medios de comunicación de masas y la construcción de una sociedad más humana

¿No sería conveniente que en un momento de crisis económica, la televisión fuese un vehículo de esperanza y no de negatividad constante...?

Los medios de comunicación de masas propios de la sociedad de la información, en la que vivimos inmersos, generalmente muestra sólo una parte de la realidad social que enfatiza los hechos trágicos o negativos.

El medio más presente y poderoso, la televisión sólo refleja figuras estereotipadas con las que casi nadie puede llegar a identificarse realmente.

Unos estereotipos que pueden llegar a influir de forma negativa en un público adolescente que todavía no tiene la madurez suficiente como para observar de forma crítica determinados contenidos.

Como estudiosa de la filosofía, me pregunto a este respecto: ¿Contribuye la sociedad de la información a la construcción de una sociedad más humana?

El avance de la ciencia y de la técnica es fundamental en tanto que representa una gran riqueza para el desarrollo de la humanidad, sin embargo, el progreso sólo es adecuado cuando el ser humano hace un buen uso de los bienes que tiene a su alcance.

Por ejemplo, en el plano cultural ¿Acaso hoy día la televisión es un reflejo de la rica oferta en esta materia que existe en ciudades y pueblos?

La televisión es una gran ventana al mundo que se abre con sólo pulsar el botón del mando a distancia. Cuenta con gran cantidad de seguidores al proporcionar entretenimiento y ocio de forma gratuita y rápida en el salón de casa (su fácil acceso determina una serie de ventajas pero también de peligros e inconvenientes).

Los adultos tienen la madurez suficiente como para valorar críticamente la programación diaria de las diferentes cadenas, sin embargo, los niños y adolescentes necesitan una orientación para no confundir en algunos casos la realidad con la ficción.

La televisión por su gran capacidad de influencia debería utilizarse de forma adecuada para educar y transmitir valores, sin embargo, el término valor está muy desvirtuado hoy día por culpa del llamado “relativismo ético” en la sociedad del “todo vale”, que está empezando a producir sus consecuencias, por ejemplo, en la situación que se respira en las aulas.

A continuación, enumeramos algunos de los valores transmitidos por los medios de comunicación, en especial, la televisión:



1) En muchas ocasiones, se equipara la belleza física, especialmente, en la mujer, con el éxito profesional. La mayoría de las presentadoras o participantes en series y concursos, ocupan más espacio en los medios de comunicación por temas amorosos o por temas relacionados con la moda y su apariencia física (aspectos que por sí mismos no tienen ningún mérito) que por los logros profesionales alcanzados. Algo que sin duda debería hacer reflexionar a una sociedad que se enorgullece de haber dejado atrás el lastre del machismo.

2) En la misma línea, también se valora en exceso la juventud y no se tiene tan en cuenta la sabiduría propia de la experiencia de aquellos profesionales con una larga trayectoria.

Para confrontar este hecho, creo que es suficiente con encender el televisor y ver que la mayoría de los rostros que aparecen en la pequeña pantalla muestran que la media de edad es inferior a los 45 años (especialmente en el caso de las mujeres). Algo muy curioso teniendo en cuenta que la sociedad española es una sociedad cada vez más longeva.

3) De esta manera, se promueve una idea materialista, la idea del dinero adquirido con el mínimo esfuerzo porque los sueldos que ganan determinados colaboradores o tertulianos en un mes (algunos de ellos sin estudios) es superior a la cantidad que gana un trabajador normal en un año entero sometido a unas condiciones laborales mucho más estrictas.

Sorprenden también las cantidades que se manejan dentro del mundo de la prensa rosa. Curiosamente, algunas personas han convertido su vida íntima en una profesión al sacar rendimiento económico de determinadas vivencias.

Un hecho paradójico que va en contra de la propia dignidad del ser humano puesto que el respeto a la intimidad (no sólo propia sino también ajena) es uno de los pilares fundamentales en la construcción de cualquier tipo de relación ya sea de amistad o amorosa.

4) La llamada “sociedad del bienestar” propia del consumismo y el materialismo no ha conseguido dar la felicidad tan anhelada al ser humano.

El hombre de hoy se ha impuesto a sí mismo una cantidad de necesidades artificiales que tienden a vincular la felicidad con el “tener” en lugar de con el “ser” como muestran los diferentes anuncios publicitarios que apelan a lo superficial en lugar de a lo profundo de cada persona.

5) En otras ocasiones la felicidad se equipara equivocadamente con el placer. El sexo es un valor en alza en series dirigidas a público adolescente como “Física o química” que está muy lejos de reflejar la realidad de un instituto donde no se estudia. La serie ensalza sobremanera la vida sentimental y sobre todo sexual de sus protagonistas.

Concretamente, la serie debería haber aprovechado la oportunidad para tratar temas como el sacrificio para alcanzar metas perdurables, el respeto a los mayores en la vida familiar y el diálogo intergeneracional, la importancia de la elección del futuro profesional, la necesidad del trabajo y el valor de la figura del profesor como ejemplo para sus alumnos…

“Física o química” distorsiona la realidad y no se adapta al proceso de crecimiento real de cualquier adolescente en su camino hacia la madurez.

Al comienzo de este artículo me hice la siguiente pregunta: ¿Contribuye la sociedad de la información a la construcción de una sociedad más humana?

¿No podría la televisión utilizar toda su capacidad de influencia para transmitir otro tipo de valores más acordes a la construcción de la sociedad del bien común? ¿No sería conveniente que en un momento de crisis económica, la televisión fuese un vehículo de esperanza y no de negatividad constante?

Finalizo esta exposición de esta manera porque en algunas ocasiones pienso que una pregunta puede ser la mejor de las respuestas puesto que cualquier interrogante invita a la reflexión y a la búsqueda de la verdad.

Por Maite Nicuesa Guelbenzu                                                 
Doctora en Filosofía.
Miembro del equipo de redacción de mediatics.
Primera consultoría audiovisual on line.
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