Un estudio estadounidense realizado por la Universidad de Florida, reveló que las mujeres jóvenes están más predispuestas a agredir y abusar psicológicamente de sus parejas. La investigación contó con la participación de 25.000 hombres.
El 40 por ciento reconoció ser agredido. Los científicos que llevaron a cabo el sondeo han reconocido tras evaluar los resultados que hay un cambio en la visión de lo que la mujer pretende o cree que debería ser un noviazgo o relación conyugal.
Más del 40 por ciento de los hombres interrogados manifestó que en más de una oportunidad había sido sometido a hacer algo en contra de su voluntad.
“Es posible que estas cifras estuvieran presentes desde hace tiempo, pero que recién ahora el hombre se animara a darlas a conocer.
Hasta hace poco el hombre era la figura dominante en el hogar y decir palabras como someter u obligar no estaban dentro de los parámetros culturales”, sostiene la socióloga norteamericana Sandy Macnee.
La agresividad puede ser física o psicológica. “Últimamente, la mujer se ve expuesta a innumerables situaciones que le generan estrés y en algún momento se pierde el límite y se entra en una crisis que provoca muchos trastornos, la agresividad como respuesta es una de ellas”, comenta la especialista.
Consejos para controlar la agresividad
- La agresividad sólo contribuye a perder más las perspectivas y el centro del problema
- Antes de contestar o de tener una actitud impulsiva hay que tomarse unos segundos para pensar
- Las actividades que ayudan a relajar la mente y el cuerpo son fundamentales si se está atravesando una etapa de nervios
- Una buena alimentación y dormir las horas adecuadas tendrá efectos muy positivos en el mal humor. Será más difícil desencadenar una reacción violenta si se está bien alimentado y sin signos evidentes de cansancio
- Si la agresividad se torna crónica una buena ayuda terapéutica será lo más recomendable
- No hay que olvidar que conductas de este estilo que comienzan con pequeñas alteraciones en el estado de ánimo o en la relación con los demás, pueden desembocar en trastornos que comprometan la salud
- Un motivo de alarma es si las actitudes hostiles se provocan a uno mismo. Si el daño no es solamente con el otro, sino hacia el propio cuerpo, trabajo o mente. Es importante contar con un profesional que pueda asistir en casos de necesitar un tratamiento más exhaustivo.
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