Geografía de Cuba
El relieve de Cuba es variado: montañas, zonas onduladas y llanuras. Las zonas montañosas se agrupan en cuatro cordilleras principales: la de Guaniguanico, donde se identifican las sierras de los Órganos y del Rosario; la de Guamuhaya, integrada por las sierras de El Escambray y de Banao; la Sierra Maestra y la de Sagua-Baracoa.
La red fluvial de la isla posee ríos cortos y de caudales estrechos y numerosos embalses naturales y artificiales, algunos de gran atractivo escénico. Las aguas y fangos mineromedicinales, localizadas en algunas zonas del país, son también una atracción, además de constituir una de las vías para recuperar la salud y la belleza del cuerpo.
La geografía cubana reúne entre sus valores, verdaderos destinos de naturaleza. El Valle de Viñales, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y Paisaje Cultural, ubicado en la provincia de Pinar del Río.
Esta es una de las zonas ecológicas más conocidas internacionalmente por la belleza de sus paisajes; la biodiversidad vegetal y animal de su zona y por poseer el mayor sistema cavernario de la isla y Las Antillas.
Reservas de la Biosfera, reconocidas en Cuba por el programa MAB de la UNESCO, integran también esta propuesta natural: la penísula de Guanahacabibes y la Sierra del Rosario, en Pinar del Río; el Parque Nacional de Zapata, en la península del mismo nombre; la zona de Baconao en el macizo montañoso de la Sierra Maestra, en la provincia de Santiago de Guba y Cuchillas del Toa, en Guantánamo, todos ellos con características ecológicas dignas de admirar y disfrutar; cada una con sus peculiaridades son una auténtica muestra del encanto natural de esta isla.
El ecosistema marino del archipiélago posee casi mil especies de peces, 1400 de moluscos, 59 tipos de corales, 1110 de crustáceos, 67 de tiburones y rayas y 5 especies de tortugas marinas.
En bosques, humedales y zonas costeras habitan especies endémicas como la lagartija de hojarasca, considerada un fósil viviente, el cocodrilo Rhombifer, especie arcaica de reptil y otras en peligro de extinción y con una alta significación biológica como el manatí.
La música de Cuba
De las primitivas contradanzas francesas que llegaron de Haití, y que se transformaron en los salones criollos en danza y después en danzón, nacieron: el son, la habanera, el mambo, la trova, el bolero, el chachachá y la salsa de hoy. Todos ellos trascendieron los límites de la isla y continúan influyendo hoy. en el mundo, por su ritmo y sonoridad.
La música brota de las tradiciones más genuinas de la isla, por ello Cuba acoge importantes eventos y festivales vinculados a la música, entre los que se destacan: el Féstival Internacional de Guitarra, el de los Coros, el Festival de Son "Benny Moré", el Jazz Plaza, el de Boleros de Oro, y el Festival del Caríbe, cuyo centro es Santiago de Cuba.
La danza cubana es también resultado de la mezcla cultural que identifica a Cuba, el Ballet Nacional de Cuba, una de las instituciones culturales de mayor prestigio nacional e internacional en el país, tiene como directora a la Primerísima Bailarina Absoluta Alicia Alonso.
El Conjunto Folklórico Nacional, considerado como una de las agrupaciones danzarias más notables de la isla, es también una de las más importantes de su tipo en el mundo, su génesis está estrechamente vinculada al sentimiento y a la idiosincracia de la isla.
El arte
La pintura cubana tuvo su esplendor a partir del siglo XIX. El Museo Nacional de Bellas Artes atesora valiosas colecciones de pintura cubana, donde sobresalen figuras como Wifredo Lam; Marcelo Pogolotti, Amelia Peláez, Carlos Enríquez, Fidelio Ponce, René Portocarrero, Servando Cabrera, Mariano Rodríguez y lo más representativo de la plástica contemporánea. Galerías de arte y salas de exposiciones muestran también este acervo cultural que se transcribe en acuarelas, óleos, grabados e ilustraciones.
A ello se suman otras manifestaciones artísticas que se han desarrollado e impuesto, entre ellas la escultura, con prestigiosas personalidades como: Jilma Madera, Florencio Gelabert, Rita Longa o José Delarra y la cerámica, donde son imprescindibles nombres como los de Amelia Peláez y Alfredo Sosabravo.
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