Seguramente, la primera pregunta que se hizo cuando supo que iba a ser padre o madre fue ¿qué será niño o niña?, y es que detrás de esta pregunta emocional e inocente hay muchas ideas preconcebidas acerca de lo que se espera de un hijo o una hija.
Por eso, no nos sorprende cuando alguien nos cuenta que en su familia los niños y las niñas eran educados de maneras muy diferentes, casi podría decirse que vivían bajo un mismo techo pero en dos mundos separados; uno para los hombres y otro para las mujeres.
Lo alarmante, es que aún en el actual milenio, todavía se mantiene esta forma de educación diferente de lo femenino y lo masculino de años atrás, una educación que por décadas ha producido tanto daño a hombres y mujeres, y lo triste es que aún oímos mensajes erróneos tales como:
♦ Las mujeres son pasivas y miedosas
♦ Los hombres son rudos e incapaces de llorar
♦ Los hombres no se atreven a expresar sus sentimientos de manera apropiada y tan sólo utilizan la agresión como manera de expresión.
♦ Los hombres son educados bajo la premisa que son más poderosos que las mujeres, y que deben ser servidos por éstas.
Desgraciadamente, estos mensajes aún siguen circulando y bajo estos mismos principios educativos nuestros hijos formarán una familia en el futuro.
Pero nunca es tarde para cambiar nuestro discurso y nuestras actitudes en la vida, tenemos la oportunidad de educar mejores seres humanos, sin distinción de género, lo difícil esta en seguir empeñados como padres, madres y maestros, en educar personas, seres con mejores condiciones de vida, seres respetuosos de si mismos y de los demás, un tipo de educación que promueva en nuestros varones el respeto hacia el sexo femenino, que aliente a los hijos varones a expresar sus emociones y sensibilidad, permitiéndoles ser pacientes, afectivos, y respetuosos.
¿Por donde empezar?
Son varias las cosas que podemos hacer como familia para lograr que nuestros hijos varones se sientan satisfechos de su género.
Debemos enseñarles a ser hombres, que no vivan luchando contra el otro sexo, que sean capaces de expresar sus emociones de afecto, ira, tristeza o alegría sin agredir a los demás, que sean respetuosos de sus hijos e hijas, de sus compañeras de vida, de su ambiente y su comunidad.
Y para ello, debemos comenzar por entender que la esencia emocional del hombre y la mujer son idénticas: ambos necesitan dar y recibir afecto, tanto emocional como físico.
Algunas sugerencias para comenzar este proceso:
Evalúese
Lo ideal es revisar sinceramente su papel de padre o madre y quitarse la venda de los ojos. Pregúntese si realmente está educando a su hijo en forma diferente que a su hija, si su educación es más tolerable o más rígida con él, nunca es tarde para cambiar.
Mantenga una Actitud Abierta y de Autocrítica
Acepte que la paternidad es un constante desafío, que requiere razonamiento y aprendizaje diario y que implica una relación equitativa según la edad y las necesidades de los hijos y las hijas.
Recuerde que los principios de educación de hoy día, no son los mismos que usted recibió cuando era niño, no todos los consejos de antes, se aplican actualmente.
Sea un Buen Ejemplo
La familia no sólo existe para promover el cariño entre sus miembros, sino tambien para desarrollar entre los hijos una serie de virtudes que son fundamentales para la convivencia con los demás.
Todo esto será posible si en el hogar, ellos ven que sus padres les dan buenos ejemplos y sobretodo, si les enseñan los fundamentos de la educación y el respeto.
Destaque actitudes positivas como respeto a los demás, principios de responsabilidad, y amor a los estudios.
Evite las Discusiones Frente a sus Hijos
Las palabras y los gestos agresivos son señales de poco amor y falta de respeto, los niños son muy receptivos desde que son bebés y reaccionan de manera muy especial cuando los papás dan un ejemplo positivo o negativo.
Recuerde que los niños no nacen violentos, aprenden por imitación, por eso, si en su hogar hay gritos, golpes y violencia, no es de extrañar que su hijo haga lo mismo con sus hermanas o compañeras de escuela. Para establecer un ambiente sereno, evite las peleas y las palabras o gestos agresivos.
Exprese Libremente el Amor a Sus Hijos
Recuerde que los primeros modelos afectivos son ustedes, papá y mamá. Un niño que crece rodeado con el amor de sus padres, fortalece su autoestima y se sentirá feliz de demostrar su amor, un amor donde le es permitido un abrazo, un beso, una caricia, el contacto físico, no importando si es papá o mamá quien lo da.
De esta manera, le enseñará que está bien que un padre bese a su hijo varón y no por esto es menos hombre. Enséñele que los hombres también pueden ser tiernos y amorosos, dígales con frecuencia cuanto los ama.
Ayúdelo a Expresar Emociones
Es importante que los niños aprendan de los padres a que no existen emociones femeninas y masculinas, que el miedo, la tristeza, y el enojo son emociones humanas y que a cualquier edad es válido expresar lo que sienten. Repítales siempre que el llorar no es de mujeres como- nos enseñaron los abuelos – y que ser hombre no significa ser rudo y agresivo.
Permítales hablar de sus temores sin calificarlo de "débil" o de "nenita", así se convertirá en un hombre sano y respetará las emociones de hombres y mujeres.
Enséñele a Relacionarse Bien Con los Demás
Desarrolle la capacidad de reflexión sobre las conductas que su hijo tiene con los demás. Más allá de decirle "no te burles o no le pegues a tu hermana" es su deber ayudarle a pensar como se sentirá la otra persona cuando le dices tal cosa o le pegas.
Nunca utilice palabras como "pareces una nena" o "tu hermana es mejor que tú", lo único que lograra es generar agresividad y competencia hacia el sexo opuesto, ayude a su buen comportamiento.
Por ultimo recuerde que en sus manos está el educar a un hombre… no a un macho, un hombre que en la familia y en el trabajo sea tierno, cálido, débil y fuerte, a veces seguro y a veces con temor, que valore estar tanto en el trabajo como en el hogar, que disfrute de cocinar para su familia tanto como de un partido de fútbol, un hombre tan valiente y seguro de sí mismo que no tema de la inteligencia femenina sino que la apoye.
Un hombre que aprenda que el trato respetuoso y amoroso son los mejores caminos para crecer y explorar la vida.
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