5 errores que te harán perder mucho dinero

Pero todavía estás a tiempo de evitarlo, si continúas leyendo...

Malinterpretar las etiquetas

Compras un conjunto de diferentes fondos…, ¿esto quiere decir que estás lo suficientemente diversificado? No necesariamente.

De seguro, no querrás descubrir que te has sobreexpuesto a un sector particular del mercado justo después de que éste entre en una turbulencia, por suerte, evitar esta trampa o confusión es una cuestión de aprender a leer las etiquetas.

Uno de los errores típicos en los que incurre la gente, es no poder encontrar la diferencia entre los distintos fondos mutuos. Desde luego, esto se produce por la falta de conocimiento del vocabulario específico, es por eso que siempre será importante expandir y perfeccionar tu vocabulario.

En breve, podemos decir que los activos financieros de renta fija son aquellos en los que el inversor conoce de antemano el rendimiento que va a obtener, entre ellos se encuentran las Letras del Tesoro, los bonos, las obligaciones o los pagarés. Los rendimientos de estos tipos de activos son los intereses fijados en el título, los activos de renta variable son aquellos en los que se desconoce de antemano el rendimiento que va a obtener.

El activo de renta variable, por excelencia son las acciones, los rendimientos de estos títulos son los dividendos que abonan a sus titulares.

Comprender las diferentes clases de activos te ayudarán a diagramar una estrategia adecuada, ten en cuenta que las distintas clases de activos rinden mejor en distintas ocasiones, por ejemplo, los bonos pueden funcionar bien mientras que el mercado de acciones sufre.

Pasar por alto la investigación

¿Quieres escuchar un buen consejo? Aquí va: a la hora de hacer inversiones, invierte en la empresa, no en las acciones. Investiga a la empresa, busca en Internet desde Google, MSN, y hasta los reportes de Yahoo Finanzas.

Si pretendes invertir $1.000, al menos deberías gastar $5 para leer el informe de investigación, accede a la información de tu broker y busca aprender su mecanismo de elección, mira el reporte oficial de la empresa.

Un consejo similar vale para cuando busques fondos de inversión, a veces, el nombre del fondo puede ser engañoso, de modo que no deberías basarte únicamente en eso.

A la hora de investigar fondos, debes buscar:

  • Tipo de fondo (abiertos, cerrados, etcétera).
  • Por cuánto tiempo el director ha estado al frente.
  • Razón de gastos.
  • Inversión mínima requerida.

· Posiciones, valores en cartera.

  • Información de rendimiento —recuerda, el último rendimiento no te garantiza futuros beneficios—.

Dónde buscar

  • Morningstar —un sitio independiente de información e investigación sobre inversiones— ofrece una gran cantidad de información gratuita sobre fondos de inversión, no te olvides de echar un vistazo a los ratings.

· Solicita el prospecto de la empresa de fondos o de la compañía de correduría, esta información suele estar disponible online.

  • Obtén una copia del reporte anual más reciente (seguramente podrás encontrarlo en Internet). Con frecuencia, estos reportes constan de una carta del director del portafolio, su relato de los últimos seis meses actuará como indicador del rendimiento del fondo. Un buen manager hace referencia tanto a las victorias como a las derrotas.

Posponer las inversiones

Faltan décadas para tu jubilación, ¿Por qué preocuparte ahora?. En el mundo del ahorro, dejar las cosas para más adelante es tu peor enemigo, si eres inteligente, comenzarás temprano.

Según los especialistas, si quieres juntar 1 millón para tu jubilación, necesitas invertir nada más que $20 a la semana en un fondo de inversión simple si tienes 19 años, aproximadamente $100 a la semana si esperas hasta los 35, y unos dolorosos $300 semanales si comienzas a los 45; como siempre, asumiendo la jubilación a la edad de 65 años y un beneficio anual promedio del 10% (desde luego, si bien el 10% es el estimado del comportamiento histórico de los mercados a través de las décadas, no hay garantías de que en el futuro continúen comportándose del mismo modo).

En cualquier caso, es posible llegar al millón comenzando a invertir más tarde, pero posiblemente debas recurrir a distintos instrumentos, y de seguro, serán más dolorosos que si estuvieras comenzando con $20 a la semana. Nunca te rindas, una persona que haya ahorrado $30.000 a la edad de 45, todavía puede terminar con $460.000 en su canasta, para ello, deberá ahorrar $5.000 al año durante 20 años. Damos por sentado en este ejemplo, un beneficio anual del 9,6 por ciento.

Muchas personas demoran sus inversiones a raíz de la existencia de deudas, pero realmente no existen excusas para no optar por algunas opciones fáciles.

Claro que es lógico el pensamiento: “quiero invertir dinero pero no lo voy a hacer hasta haber acabado con mis deudas”, no obstante, es necesario advertir que la mayoría nunca conseguirá llegar a ese punto.

Ignorar tu portafolio

Comprar y retener puede ser una buena estrategia, pero comprar e ignorar no te servirá de mucho en el largo plazo. Sin revisar tus participaciones, no sabrás si tu portafolio permanece equilibrado, y no variarás tus participaciones para conseguir nuevos objetivos o lidiar con las eventualidades de la vida.

Los expertos difieren en cuanto cuán a menudo se debe hacer una revisión del portafolio, algunos dicen que ésta debe llevarse a cabo en forma cuatrimestral o bianual.

Otros recomiendan hacerla tres veces al año, en cualquier caso, todos acuerdan en que es importante revisar las participaciones al menos una vez al año, ya sea que se encuentren dentro del plan de retiro patrocinado por la empresa o fuera del mismo.

Tal vez, has invertido el 80% en valores de renta variable, y de pronto caes en cuenta de que quieres pensar a cinco años en lugar de diez, ya que has decidido que quieres comprar una casa de vacaciones. Si te mantienes observando tus participaciones en forma regular, entonces podrás acomodarlas a tus circunstancias.

Dejarte llevar por las emociones

El mercado se encuentra rebotando constantemente, y ni bien tu jefe te saca los ojos de encima, te vuelcas a la Web en un intento frenético y desesperado de esquivar las balas.

Lo cierto es que las emociones, tanto la avaricia como el temor, disparan más decisiones que cualquier otra cosa. Por lo general, todos los inversores caen en la misma trampa emocional: dejar que éstas dicten su accionar.

La mayoría de las personas no ganan tanto como los mercados, ellas invierten demasiado fuerte en inversiones excesivamente riesgosas que atraviesan momentos favorables, y luego abandonan cuando la situación ya no es tan buena.

Estas personas sacan todo su dinero de las acciones tecnológicas y lo colocan, por ejemplo, en bonos. Luego vuelven a las acciones una vez que los precios se han vuelto a recuperar, la receta es invertir un poco de dinero de cada sueldo, diversificar, y luego dejar esperar.

Nuestra recomendación es eliminar al inversor de la ecuación tanto como sea posible, en este sentido, lo mejor que puedes hacer es automatizar el proceso de inversión tanto como sea posible; facilitar las cosas.

Si bien no hay ningún inversor 100% racional, uno no debe dejarse influenciar de forma excesiva por los sentimientos y las expectativas que se tengan, hay que tratar de actuar en la forma más racional posible.

Por ejemplo, si vemos que el dólar sube, y sube su cotización, uno no debe comprar dólares cuando todo empieza a indicar que ha llegado a su techo y que pronto empezará a descender, debemos ser lo suficientemente razonables para entender que no todas las “ofertas” son reales.

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Errores que pueden
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