La historia irreal de lo
breve
me pretendo siempre contar
hasta que lo permita la
ilusión
y los deseos no prohíban
quedarse a la espera
de alguien que traiga
por fin, las nueces
o las cáscaras de las
nueces
que aunque me es igual, no
es lo mismo
He saltado de la cama al
sueño
Destruyéndome en tu ropa
caminando del seno a la
casa
de tu vientre al viento
Nunca de otro modo
En cualquiera de las
formas
siempre quedará tu forma
Piedra de camino
Niño en el espejo
me he vestido en lo neutro
sólido gris
y negro de mal agüero
Con mal gusto
arrojando lo peor a la
cara de todos
Donde vives
Vives en lugares que nunca
me han querido
Cantas alabanzas a los
nuevos dioses
Tu cuerpo me aleja de los
otros
Que no quiera verte en
todas partes
Que por fin exista el
duende que me saque
Qué pasará
Sin nosotros
quedará tal vez el libro
para que se nos conjugue
en el nunca de una vez por
todas
Las pruebas de lo insólito
serán el testimonio
Al capricho de cada cual
la letra, la página sin pulir
De cualquiera
será entonces ya la mujer
El hombre de la época la
vestirá a su gusto
A los protagonistas se les
encargará la trama
la música, el estrépito
de los aplausos
Se iniciará todo con la
descarga de las luces
el intenso trapecio
sostendrá
la cortina que arde y no
quema
el tremendismo del
mediocre
Sus tintas medias
El camino
Las luces de la caravana
marchan al norte
las gentes no, nunca han
tenido una ruta
El lugar en el destino es
siempre ambiguo
El sitio en la historia
para los grandes
Tomo prestado el derecho a
nombrar y bautizar
o llamar cada cosa por su
nombre
aunque la respuesta
incierta siempre, me
aterre
De cualquier modo
Que todo llegue desde
todos
que el ansia por mujer
nunca más sea objeto
negociable
pieza de trueque, excusa
de poema
De un modo cualquiera
Espero verte en los nuevos
días
me sorprenderé al
encontrarte en estos papeles
siempre aproximada,
imprecisa
Me obligaré a buscar, a
hurgar
por si al final de la
vida, queda la vida misma
A cada día entraré esperándome
dándome la espalda,
comenzándolo
todo de nuevo, repitiéndome
otra vez
encontrando las mismas
galas
El perro que me sigue a
todas partes
Que nadie se adueñe
Cambiando de camisa cambio
de mí
cambiando de mujer no
cambio de ti
El comercio con los
recuerdos
regala un ansia
un asombro
un deseo
y la sonora despedida
Yo tuyo
tú muy de todos,
mi amor
Definitivamente, mi amiga
los harapos no cambian
nada
SARAH
Saldrá sin
saber
señora
Sin sabor, sagrada
Saldrá sin sentir
Santa seda, suave
Suya siempre, sola – se sabe
Señorial, súbita
sobre su sino
Su sonrisa sanando su soledad
Sin ser sacado, señora
Saldrá su sufrir
CUANDO YA NADIE
Madriguera
donde la
antigua grieta lastima
Acumula
lluvia
nos esconde
el musgo
Las plantas
trepan
Somos
paredes
a las que
este viento antiguo
viene a
tocar
Trae más de
un secreto
porque sus
olores nos reconocen
Llegas
de cualquier
parte
y te pones a
esperar
A la orilla
del camino
tú te
sientas a pasar
Y pasan
y contigo
aromas que
vuelven a llevar
lo que queda
del cortejo
los abuelos
el juguete
deseado
la mujer que
no se olvida
la sombra
breve
en el muro
derrumbado
el aliento
novio
en el cuerpo
que se escurre
lo cierto
lo tanto de
tus maneras
lo casi
divino
En el mucho
invocar
perduran tú
y tu misterio
donde quedan
al extremo
novio del camino
viajando
eternamente
por tu
aliento en cortejo
cuando ya
nadie ni
nada te anima a pasar
SIEMPRE TE VEO
a
Bertica, que lo aplaudió
Te vi en el jardín con la
estatua
aferrada al hombre en su
roca
Te vi una tarde cualquiera
encontrando el oro en la
hierba
Te vi tendida
sobre el hombre inmutable
entre piedra y hierba
buscando
el destello de un oro sin
nombre
retoñando con un tesoro
robado
ESBOZO EN GRATITUD
Pagaré tributo a quien da
versos
palabras por remedio del
mal
sal por música, terreno y
la gratitud
del esfuerzo en la semilla
Obra de esperanza en el
fruto
cuando se disuelve la
jornada
en el barco y el puerto
queda cautivo
Deseado, refugio de sueños
Lo que asoma añora,
saluda
sacudiéndote con premura,
breve
al encuentro del día,
guerra que
cada siempre debes ganar
Amanecerá donde la carga
se tira
se tritura la angustia,
prohibiendo
el lamento por lo que jamás
se pierde
Si lo tenido se
multiplica, lo que nunca
existió no merece lágrimas
Entonces,
al ojo serio de la noche,
ciégalo con tu risa