Manías femeninas

Este menjunje de palabras que viste y calza es para explicar que hay cosas que son de exclusivo, aunque, a veces no del todo excluyente, dominio femenino…

Algunas se constituyen en Karmas, otras son inherentes a la condición femenina,
algunas nos causan hilaridad, otras provecho y otras un poco de risa. 


Según cómo y quién las mire.  En alguna no me diga que a usted, no le pasó porque me
parece que no le voy a creer.

Que pase la o el qué sigue…La maldición de los Turnos

Calendario bajo el brazo, las mujeres sabemos que al principio de mes tenemos una misión inclaudicable : Sacar varios turnos al mes.  Léase: ginecología, dentista,
peluquería por citar alguno de los más espantosos.


Eso sí, tenemos la venganza perfecta, cuando nos toca el del transitorio " no hay que sacar con
ninguna anticipación ni ninguna preparación previa", exceptuando las espontáneas
ganas de gozar, festejamos a lo loco/as.


Dudas existencialmente femeninas: depilación provisoria con… el elemento de
tortura a elección: maquinita de afeitar, la de él, cuando estamos apuradas, a
nosotras nos encanta aunque siembre más vello y él nos quiere matar, o alguna
eléctrica y electrónica y a lo Cleopatra soñamos con depilarnos, las horas
enteras, mientras dejamos volar nuestra imaginación que inexorablemente planea
siempre en dirección a un él. 


Depilación con cera, y los "ay" con cada
arranque del elemento cuando se seca sobre nuestra
piel.  Y toda la
familia
detrás de la puerta del baño preguntándose si estamos vivas; hasta que se
acostumbran al asunto y por más que profiramos agudos estentóreos ya ni se
inmutan. 

Y si por las casualidades de la ley, cae una visita, lo ponen
automáticamente en autos diciendo: "pst", no hagas caso, es mamá depilándose a la
cera.  Con lo cual nuestra intimidad también se va, automáticamente, al diablo.


Las cremas anti-age, que nos dejan más ojerosas que de costumbre y las
consiguientes exclamaciones frente al espejo: la perfumería me estafó, la
propaganda dice anti-arrugas y anti-age y las arrugas proliferaron y parezco más
vieja que antes de exonerar mis dinerillos….grrrrrrrrrrrrrrr


Estar con la visita de Andrés justo cuando empezamos las
vacaciones o por fin
hemos decidido ir a una pileta.


Estrenar todos los días ropa interior por si nos llama “él” y cuando
renunciamos, resignadas, a que nunca más llamará, llama para que salgamos
corriendo con lo que vestimos y calzamos porque al otro día, “él” se va de
cacería con los indios zulúes o va a cenar con su mamá  y así salimos
disparadas con la ropa interior más deslucida por la costumbre, que tenemos.


Llamados amorosos de nuestras madres que no resisten nuestra emancipación , aunque hace rato seamos
mujeres mayor de edad, mensajes que en el  contestador pueden
registrar: “claro, a vos no te importa si me muero”…como si uno fuera por la
vida recolectando madres sustitutas…y no contentas con eso agregan: ”Si no llamo
yo, puedo morirme esperando un llamado tuyo”. 


Imposible explicarle a la
máquina, al menos, porque con nuestras madres hace una eternidad que desistimos,
que a la madre en cuestión no se la puede llamar en horas de la siesta, porque
hace su break de tanta
limpieza y comida a papá y mandados, del almacén a la
farmacia que la dejan extenuada. 

Que muy tarde de noche no.  Que a media mañana
tampoco, porque medita, entre cosas matarnos y que parezca un accidente. 

O como
aguantar el mismo esposo más de los cuarenta años que ya se aguantan mutuamente,
sin morir ni matar en el intento. 

Imposible dejarle dicho en el contestador de
ella, que si previnimos que haga frío y a la criaturita que es su nieto la
abrigamos como para el polo norte, que puede quedarse tranquila y otras minucias
domésticas que involucra el bienestar de los pobres angelitos que se dicen sus
nietos pero que enloquecen a su hija, a la sazón la madre de sus adorados y
victimas de sus nietecitos.


Cómo decirle que todavía en terapia no pudimos superar su herencia de ser
bipolares.  De la angustia a la risa de la risa a la angustia. 


Es inherentemente femenino, ser multifuncionalistas
acérrimas…

Mamá, esposas,
compañeras, hijas, amigas, hermanas, sobrinas, tías y etc. Varias. Y sufrir y
gozar las distintas polifonías de la maternidad, cada una a su estilo; propio y
personalísimo, a gusto del consumidor: mamá gallina, mamá gansa, mamá liberal,
conservadora, clásica, cibernética, anti-cibernética, tortuga manuelita o la
mujer biónica, pero mamá al fin.


Entre la tarea del hogar a una madre no se le debe olvidar, recordarle a los
engendros que no es buen negocio salir un domingo hasta la madrugada que después
los lunes nos cobran a todos por igual.


Frente al placard, de par en par abiertas sus puertas, no hay mujer que con los
brazos en jarrra, no diga: la pregunta de rigor y del millon: ¿que me pongo?


La mujer tiene un problema que no tienen solución: que es la de los tacos, que
las ampollas, que me apreta, que me queda chico, que me queda grande, con lo
cual siempre tiene un buen par de calzado que domar.


Además es insoslayablemente femenino, la alergia y la histeria por las manchas
y preferimos quedarnos sin prenda pero no con la mancha.  Y esgrimimos un grito
de guerra: la mancha que los parió.


Que a las apuradas de tanto bañar los ojos de crema de enjuague, cuando
querríamos usar champú, hayamos aprendido de memoria y al tacto, cuál es el
champú y cual el acondicionador, tanto que ya lo adquirimos como efecto reflejo.


Pero a pesar de todo, insistimos y la pucha que nos gusta ser mujer.



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