Debes pensar que sabes dónde tocar a una mujer para ponerla caliente, y buena
parte de tu conocimiento proviene de esos gemidos que ellas emiten cuando uno
hace un movimiento afortunado.
Las mujeres tienen ciertos lugares que se
calientan al tacto, y prestar atención a estos lugares es la mejor forma de
sumar puntos.
Recuerda que debes tomarte tu tiempo, ser sutil cuando sea
necesario, y dedicarte a estimular estas zonas para hacerlas gemir.
Esto tiene
mucha relevancia si quieres hacer que una
mujer no se olvide ti. A continuación,
algunas de las zonas sensibles que vale la pena investigar:
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La zona que va del párpado a la sien: prueba besando suave y ligeramente esta
área. Luego continúa por todo el resto de su cara bonita.
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De la oreja al cuello, y del cuello al hombro: sí, las mujeres aman que las
besen en el cuello. Simplemente hazlo.
·
Del ombligo a la zona “v”: sostenla firmemente alrededor de la cintura desde
atrás, y mientras la besas en el cuello, deja que tus manos corran desde sus
costillas al hueso púbico, cruzando por las caderas.
·
Pasea por las caderas: ve de una a otra cadera, cepillando su vello púbico en el
camino.
·
Pies, nalgas, espalda baja, y la parte interior de las rodillas son zonas
erógenas bien conocidas, capaces de llevar al cuerpo a un grado de ebullición.
Busca calentarla tanto como sea posible sin ir directamente a la vagina, que,
por si no lo sabes, no es el camino adecuado para dejar tu marca.
Desde atrás
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Embestidas del Punto G: ella tiene que estar sobre sus cuatro extremidades en la
cama. Embiste lentamente para estimular su punto G. Realiza movimientos largos y
continuos.
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El maullido del gato: lo mismo que el anterior. Mantén el movimiento rítmico y
procura que ella arquee la espalda drásticamente.
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La levantadita: lo mismo otra vez, pero despega su parte inferior del cuerpo de
la cama ubicando tus manos en los pliegues de su cadera. Puedes ir más duro y
rápido desde esta posición.
Las guías de su cuerpo
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