Al
llegar a la Hostería de las Siete Penas, el Calculador fue recibido con algarabía
por el jeque Salem, que se encontraba en el lugar.
Señalando
a tres personas que se encontraban con él, dijo:
– ¡Aquí están mis tres
amigos! Son criadores de carneros y vienen de Damasco.
Se
les plantea ahora uno de los más curiosos problemas que haya visto en mi vida.
Es
el siguiente:
– Como pago de un pequeño
lote de carneros recibieron, aquí en Bagdad, una partidad de vino excelente,
envasado en 21 vasijas iguales, de las cuales se hallan:
7 llenas
7 a medio
llenar
7 vacías
Quieren
ahora repartirse estas 21 vasijas de modo que cada uno de ellos reciba el mismo
número de vasijas y la misma cantidad de vino.
Repartir
las vasijas es fácil. Cada uno se quedará con siete.
La
dificultad está, según entiendo, en repartir el vino sin abrir las vasijas. Es
decir, dejándolas exactamente como están.
¿Será
posible, ¡oh Calculador!, hallar una solución satisfactoria a este problema?
Beremiz,
después de meditar en silencio durante dos o tres minutos, respondió:
-El
reparto de las 21 vasijas podrá hacerse, ¡oh jeque!, sin grandes cálculos.
Voy a indicarle la solución que me parece más sencilla.