Uno de los principales problemas es la de la presencia
de malos olores. Para eso se recomienda la infalible solución de dejarlas toda una noche en agua con bicarbonato. Y ni hablar del maléfico
accionar de las Polillas,
para lo cual se debe cortar la piel de un limón y colgarla
dentro del armario.
Los distintos materiales, necesitan de diferentes formas de tratamiento,
la Lana, por ejemplo, hay que lavarla con agua fría y sobre todo no hay que tender la prenda en
vertical, sino que hay tender la ropa encima de una toalla y dejarla así para
que absorba la humedad.
El Lino, en cambio, hay que lavarlo siempre a mano, y
nunca centrifugarse. Mientras que la temperatura del agua ha de ser media y no
muy caliente.
El
Algodón
como todos saben, encoge si es que se lava con agua caliente. Las prendas de
color o estampadas, hay que lavarlas solas la primera vez, porque siempre destiñen
un poco. La Seda,
por su lado, no admite temperaturas altas ni centrifugado y si
uno desea plancharlas, hacerlo a temperaturas mínimas.
A los Tejidos artificiales
se recomienda no centrifugarlos para evitar que se deformen, mientras que a los
tejidos
sintéticos (lycra, elastane, poliéster, nylon…) hay que
lavarlos en agua tibia y plancharlos a temperatura baja y sin vapor.
Además,
tener en cuenta que si la prenda tiene entretela o forro, no se debe mojar, hay
que limpiarla en seco para evitar que se deforme, luego hay que distribuir bien
el jabón, para evitar manchas en la ropa, y utilizar jabones neutros para lavar
prendas delicadas.