Generalmente,
los hombres y las
circunstancias
modifican la sucesión ideal de
los
hechos, de tal manera que, al igual que
sus
consecuencias, parecen imperfectas…”
Novalis
(extraído
de “El misterio de Marie Rogêt” de
Edgar A. Poe)
La sangre acumulada en
el trapo empezaba a llenar la palangana de plástico. Sus manos temblaban pero no se detenía, debía limpiar el charco.
Cuando
terminó solo quedó como prueba un cadáver inerte, tirado en el suelo del
living, de lado, con la lengua colgándole. Escupió parte del vodka tonic que tomaba, por reírse de la patética
imagen, pero su sonrisa duró poco.
-¿qué mierda hago con esto yo ahora?- su cara reflejaba preocupación,
dejó el vaso en la mesa ratona.
Se levantó y mirando a su alrededor buscó un lugar para esconder el
cuerpo. Buscaba sin saber exactamente qué encontrar, como cuando buscás el
alicate y no sabés donde está.
Recordó algo (recordó así como cuando te acordás el nombre de ese
actor de aquella película) habían clausurado una puerta y el revoque estaba aún
fresco, pensó en esconder el cuerpo como lo hace el personaje de “El gato
negro” de Poe.
Terminaba de darle los
últimos toques a su trabajo con la cuchara de albañil, de un banquito que tenía
el vaso de vodka tonic. Días después, cuando el revoque y la pintura se habían secado, compró
uno de esos cuadritos ordinarios de dos pesos con la cara de Jesús y lo colgó
en el mismo lugar.
Se preparó otro vaso de su trago favorito (¿hace falta decir cuál es?)
y se sentó tranquilamente a escuchar “Strawberry fields forever”
A kilómetros de el
lugar en el que sucedió todo lo comentado más arriba (o una página atrás,
depende) a alguien se le ocurrió poner TV Crónica justo en el momento que
aparecía la clásica pantalla roja con títulos de letras enormes y acompañada
de la conocidísima marcha. Esta vez decía:
HECHO DE FE:
BROTA SANGRE DE
CUADRO CON LA
CARA DE JESÚS.
A
Teresa (mi madre) por sugerirme la idea.