Hay
quienes lo sugieren, aunque sin pruebas concluyentes. La dieta de tipo
occidental, rica en grasas de carne roja, fue señalada como promotora de la
calvicie.
Los dermatólogos apuntan al gran crecimiento del número de hombres
chinos y japoneses con calvicie, en consonancia con los cambios en la dieta que
acompañan a la creciente occidentalización de esas sociedades.
Tradicionalmente,
los japoneses tienen una menor incidencia de calvicie, en comparación con el
hombre caucásico. El índice es mucho menor, pero la diferencia se fue
achicando después de la segunda guerra mundial.
Esto es atribuido a los cambios
señalados en la dieta japonesa, teniendo en cuenta que con el tiempo se han
agregado grandes cantidades de grasas a la misma.
¿Cuánto
incide una dieta alta en grasas en la aparición de calvicie?
No
hay evidencia directa de esto, pero existe un factor que posiblemente incida en
individuos susceptibles.
La
calvicie es el resultado de una compleja serie de interacciones en el sistema
andrógeno-hormonal. No obstante, se observó que los folículos en la parte
superior de la cabeza, están mas afectados y miniaturizados si existen altos
niveles de testosterona en la sangre, que se asocia con nivel elevado de
dihidrotestosterona (DHT) alrededor de los folículos.
La
DHT, a su vez, se une a los receptores celulares de los folículos y causan la
miniaturización de los mismos, debido a mecanismos aun desconocidos.
El
nivel de testosterona libre en sangre no solo depende de la cantidad producida,
sino también de la unida a un factor regulador llamado globulina fijadora de
hormonas sexuales (SHBG). El índice de SHBG, está profundamente influenciado
por los niveles de insulina y a su vez el nivel de producción de insulina es
afectado por la grasa.
Las dietas bajas en grasas deprimen la producción de
insulina, lo que incrementa la producción de SHBG y disminuye la cantidad de
testosterona libre en sangre.
Las
mujeres con poliquistosis ovárica
proveen evidencia sobre la relación entre el
incremento de grasa, el aumento de producción de insulina, y consecuentemente,
el crecimiento de los niveles de producción de andrógenos.
Alrededor
de 50% de las mujeres con poliquistosis sufren sobrepeso. La mayoría de estas
mujeres tienen niveles elevados de insulina y de
andrógenos.
La
insulina es capaz de estimular la secreción de andrógenos de los ovarios y
controlar el metabolismo de los mismos y su transporte a otros tejidos. La
distribución de grasa en la zona abdominal en las mujeres obesas con
poliquistosis, aumenta el grado de hiperandrogenismo y los síntomas y signos
relacionados.
La
dieta rica en grasas también fue relacionada con el cáncer de próstata,
posiblemente a través de la influencia sobre el SHBG. Algunos estudios
mostraron que la dieta y el ejercicio pueden modificar los niveles de insulina,
afectando potencialmente el SHBG y los niveles de andrógenos disponibles biológicamente.
En un estudio con una dieta baja en grasas y con muchas fibras, realizado en 27
hombres obesos, decreció el nivel de insulina en alrededor del 40% y los
niveles de SHBG crecieron casi un 40%.
Estos
cambios podrían proteger contra el desarrollo de cáncer de próstata y
potencialmente contra el progreso de la alopecia androgenética.
Referencias: