Al
contrario de la concepción moderna que sólo concibe a las rosas como productos
estéticos de la naturaleza, en la antigüedad, se las utilizaba con gran
asiduidad en tratamientos de belleza y jarabes y caramelos, jaleas y vinos.
Incluso
eran normales ingredientes de remedios para el frío y la tos y hasta para el
tratamiento contra el insomnio. Los nativos americanos, la mezclaban con grasa
de oso como bálsamo para las ampollas.
Aunque
no es recomendable mantener la antigua costumbre de usarlas como prescripción
contra la rabia, o quemar los pétalos para evitar la aparición y propagación
de plagas.
Con
las rosas, en cambio, se hace te, jarabe y mermelada. Es rica en vitamina C como
las naranjas, y aporta gran cantidad de suplementos y también vitaminas como la
A, B, E, y K.
El
fruto de la rosa, con forma de baya, varía en tamaño según la variedad de
rosa y con él se hacen deliciosas salsas, dulces y postres.
Las
variedades de rosas con frutos más grandes son:
Chestnut
Sir
Thomas Lipton
Mrs. Anthony Waterer
Penelope
En
la época otoñal, los frutos tienen mayor coloración (rojas, naranjas o púrpuras)
y están más maduras. Se puede
usar fresco o seco (enjuagándolo en agua), pero asegurándose de dejar algunos
en el jardín para las aves hambrientas.
Los
pétalos, por su parte, debe ser recogidos temprano en la mañana y enjuagados
con delicadeza, y hay que sacarles la pequeña punta interna para evitar su
sabor amargo (si no se anima a comerlos frescos, los puede secar para aprovechar
sus propiedades cosméticas).
Las
variedades con
pétalos
más dulces son:
Double
Delight
Chrysler Imperial
Cecile Brunner
Bewitched
Louis Phillippe
Cuando
se recogen los frutos o los pétalos, para una preparación culinaria o para
fabricar algún cosmético, compruebe que no hayan estado expuestas a agentes tóxicos,
y siga descubriendo las propiedades de esta flor que se presenta como un ejemplo
de que la naturaleza, une y relaciona todos sus elementos. Luego queda en el
hombre, aprovecharlos o destruirlos.