El antiguo método del
cuento oral de las historias tuvo una revalorización repentina entre los abuelos, en vista de que su ejercicio es bueno para la
memoria y para la mayor integración social tanto sea con su familia como con sus pares.
Esta es una de las conclusiones del taller efectuado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Los encuentros fueron organizados por la Secretaría de la Tercera Edad con el intento de rescatar la tradición del cuento. Se buscó revalorizar la narración oral en los mayores.
Los participantes tuvieron prácticas en las escuelas. Presenciaron cinco clases durante dos meses y medio que finalizaron en el mes de septiembre a través de los cuales aprendieron a narrar.
Si bien han finalizado los seminarios, la idea de los mismos recién empieza. A partir de ahora, serán los mayores los responsables de transmitir a los más pequeños las hermosas narraciones: el cuento.
Las clases tuvieron lugar en el Centro de Jubilados y Pensionados de Diamante, en donde los abuelos aprendieron las técnicas de narración a través de destacados profesores, y otro con similares características se llevó a cabo en el Club de Abuelas del Barrio General Belgrano, en la capital entrerriana.
Los talleres son parte de una serie de encuentros planificados en varios puntos del país por la Secretaría de Tercera Edad y Acción Social, y la Secretaría de Educación Básica, en la búsqueda de la integración de los mayores con los más chicos.
Alrededor de cuatrocientos abuelos son capacitados como narradores y contarán cuentos a once mil alumnos primarios distribuidos en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Cada participante recibe un cuadernillo con técnicas de la narración oral y lectura en voz alta, además de lecturas bibliográficas.
La narración oral es una práctica que se ha ido perdiendo con el tiempo y sin embargo más de uno recuerda los cuentos que les narraban sus padres o abuelos cuando eran chicos.
Ahora los mayores tendrán la posibilidad de reeditar una tradición que parece haberse desdibujado, pero que estaba siempre presente en el recuerdo, adquiriendo un nuevo beneficio: el de ayudar a la memoria.
Los dos principales objetivos de los cursos fueron brindarles a los abuelos la posibilidad de tener una mayor integración social y que se creen lazos afectivos entre los dos extremos de la cadena humana: los mayores y los niños. Cuando finalizan, los participantes concurren de a dos a las escuelas a hacer "funciones de narración".
Por otra parte, a través de la narración los mayores revitalizan sus sentidos, y algunos le atribuyen funciones terapéuticas, ya que los impulsa a ejercitar sus esquemas corporales, evitando así el deterioro físico. Con este tipo de prácticas se fortalecen la memoria y los centros nerviosos.
Las escuelas a partir de ahora se silenciarán para oír con atención "los cuentos de la abuela". Uno de los lemas que motivan estas acciones, es que los ancianos tienen mucho para aportar a la sociedad y esta oportunidad es una manera de hacerlo.
Esta experiencia también fue vivenciada por las Abuelas de Barrio Belgrano. En la sede del Club, todos los días se cocina para ciento cuarenta chicos del barrio, gracias a un subsidio del Consejo Provincial del Menor.
Muchos de estos chicos ni siquiera tienen la posibilidad de ir a la escuela; a pesar que allí el problema de la comida está solucionado, la educación y la cultura son para ellos un problema constante.
Hay abuelos que antes no se animaban a contar historias, y hacía muchos años que no tocaban un libro, sin embargo, ahora tendrán la posibilidad de hacer cosas nuevas y distintas, y quizás, les cambie su vida.
Por eso, es su deseo que este proyecto siga adelante, no sólo en Paraná y Diamante, sino que pueda extenderse a todo el país.
Las abuelas que participaron del taller recibieron el carnet de narradoras orales. Pero el mérito es un regocijo indescriptible que emociona y no se puede contar en papeles.
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