La preocupación excesiva por el físico y el querer estar continuamente
trabajándolo se denomina vigorexia y aunque afecta más a hombres que a mujeres
ya ha comenzado a dejar huella en el sexo femenino.
La actividad física debe ser un complemento y no ocupar el ciento por ciento de
la rutina diaria. Si la profesión que se desempeña no tiene que ver con el
ejercicio, hay que mantener un equilibrio entre las horas que se pasan dentro y
fuera del gimnasio ya que el exceso como la ausencia de deporte, perjudican
notablemente la salud física.
La persona que manifiesta una adicción de este tipo sentirá ansiedad cada vez
que no pueda asistir a su práctica. Verá al deporte como una obligación y
sentirá presión por realizar cada vez más ejercicios.
Exigirse y esforzarse cada
día son características habituales y altamente dañinas para el organismo. Estas
conductas lo único que hacen es exigirle al cuerpo más de lo que éste puede dar.
Cuál es el perfil de una persona obsesionada con el deporte:
En general, presenta una
autoestima pobre que pretende reforzar mediante el
logro de un cuerpo perfecto. Lo más importante es conseguir una figura
escultural que sea la envidia de todos.
Sin embargo, es frecuente que este tipo
de personas tengan una imagen totalmente distorsionada de la propia fisonomía y
que nunca estén satisfechas con los resultados conseguidos por lo cual se la
pasan entrenando sin parar para poder lograr algo inalcanzable y que se halla
solamente dentro de una mente enferma.
En casos extremos, este trastorno puede ser un detonador para la aparición de
enfermedades tales como anorexia, bulimia o demás problemas relacionados con la
alimentación.
Suele afectar más a hombres que a mujeres. Las edades de mayor riesgo son
aquellas que oscilan entre los 18 y 35 años.
Las horas de entrenamiento oscilan entre las tres y cuatro horas al día. El
pasar tanto tiempo brindándole culto a la imagen hace que pierdan contacto con
amigos, familia, estudio y trabajo.
Se la pasan pesándose todo el tiempo.
Tienen una tendencia elevada a la automedicación. Suelen consumir anabolizantes
para tener mayor masa muscular aunque sus efectos adversos son evidentes,
priorizan el sentirse bellos.
Entre los trastornos más destacados del consumo de
estos medicamentos se pueden mencionar la caída de cabello, acné, crecimiento de
glándulas mamarias, depresión, agresividad, problemas hepáticos y cardíacos.
A pesar de los esfuerzos, no consiguen ser felices ya que siempre están
insatisfechos con los logros conseguidos.
Cómo prevenir el sobreentrenamiento
El hacer deporte es saludable, pero siempre hay que hacerlo con responsabilidad
y coherencia. Es importante que alguien de la familia o un amigo supervisen la
cantidad de horas que se está en un gimnasio para poder advertir de un posible
trastorno.
En el caso de tratarse de los hijos, es conveniente llevar una lista de
actividades que se puedan realizar durante la semana para ir variando y que el
interés no esté solamente centrado en ir al gimnasio o el salir a hacer deporte.
Estar alerta ante cambios corporales, pérdida de peso o ganancia de masa
muscular. Los cambios de carácter también pueden estar evidenciando el inicio de
un problema que es mejor combatir a tiempo antes de que se vaya de las manos.
El tener un cuerpo bonito no tiene que ser un sacrificio ni debe sentirse una
obligación el poder conseguirlo. Si se convierte en una tortura es que algo está
funcionando mal y habrá que revisarlo lo antes posible.
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