La conducta de
gastar dinero
sin ningún tipo de control se denomina síndrome de
desorden financiero y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Los gastos no tienen que ser muy fastuosos para que se cree la patología, sino
que pueden ser gastos relacionados con pequeños
caprichos que con el correr del
tiempo se van acumulando hasta poner en serio riesgo la seguridad económica.
Uno de los factores que más influyen para tener este desbarajuste monetario
tiene que ver con una cuestión de ansiedad. “Lo que se debe hacer es intentar
averiguar el verdadero motivo que hace que una persona se lance a comprar
aquello que no necesita o que está fuera de su alcance.
Una vez se sepa la real causa que genera este desorden será mucho más fácil
de controlar. Las tentaciones a las que estamos expuestos todos son muchas. Los
anuncios, el estatus que tenemos que alcanzar para estar a la altura del entorno
que nos rodea son presiones que lamentablemente no todo el mundo puede evitar o
mantener a raya.
Muchos van perdiendo el valor de las cosas que realmente importan y se dejan
llevar por las modas y las necesidades que en definitiva no son tales, pero que
influyen para que una persona crea que teniéndola, se sentirá mejor”, opina
la socióloga argentina Patricia Ahumada.
Consejos para mantener en orden las finanzas:
No hay que ser contador ni especialista en temas económicos para poder
administrar el
propio ingreso. Lo fundamental es mantener en una planilla, todos
los ingresos y egresos por más pequeños que sean los gastos para llevar un
control y poder hacer un balance a finales de mes.
Manteniendo las cuentas claras se podrá saber lo que se gasta, en qué y ver si
sobra algo de dinero, es decir, si existe algún tipo de ahorro. El consumo debe
ser responsable. Adaptarse al presupuesto y no salirse de él.
Es una tarea que conlleva un real sacrificio sobre todo para aquellas personas
que están acostumbradas a gastar cada día en algo o que han tenido en el pasado
mucho dinero y que en la actualidad sus ingresos han mermado.
Sin embargo, para evitar males mayores, hay que restringirse por un tiempo hasta
que pase la tormenta. Realizar una lista de prioridades en las cuales se
detallen los gastos que no se pueden eludir como compra de alimentos, pago de
hipoteca, colegio para los hijos, servicios y demás deudas y responsabilidades
que son fijas y mensuales.
Gran parte del problema se centra en el consumismo al que diariamente se está
expuesto. “Nuestra sociedad se caracteriza lamentablemente por el consumismo.
Desde los medios de comunicación se ofrece una cantidad de productos que en
la mayoría son absolutamente innecesarios, pero a su alrededor se crea tanta
emoción que hay que ser muy fuerte para no desear tener lo que se ve, en muchos
casos, como productos milagrosos.
Lo que hay que hacer es aislarse de esa sensación ficticia y escuchar
realmente el interior de cada uno. Cuántos de nosotros podríamos decir que
alrededor nuestro en este momento no hay cosas superficiales o innecesarias?”,
comenta la profesional.
Por más poco dinero que se gane al mes, es muy importante poder ahorrar algo.
Esta conducta hecha cada mes creará un buen hábito que mantendrá lejos el
desorden financiero del cual se ha sido víctima.
Más allá de la presión bancaria por ofrecer tarjetas de crédito, si no son
necesarias, lo mejor es prescindir de ella y dejarlas a buen resguardo para no
verse en la tentación de utilizarla cuando no es imprescindible.
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