¿Cuánto vale? La pregunta se repite en nuestras vidas a diario ante
la compra de algún bien o la contratación de algún servicio, por citar ejemplos
cotidianos.
Pero lo que verdaderamente queremos saber es “¿cuánto cuesta?”
porque lo que queremos saber es el precio.
Valor y precio son dos palabras que parecen similares pero cuyos sentidos son
bien diferentes. El valor se refiere al beneficio que uno recibe de algo. El
precio se refiere a cuánto cuesta comprarlo.
Si quisiéramos creer que las leyes económicas son exactas, el precio de algo
siempre reflejaría su valor para el comprador, pero, francamente, casi nunca es
así. Muchas personas solo se fijan en el precio de algo y en base a eso toman la
decisión de comprar y olvidan que beneficio puede tener o no esa
adquisición.
En una temporada donde las ofertas son moneda corriente, una tienda ofrece a
precio rebajado un juego de recipientes para cocina que normalmente tienen un
precio de 500 pesos a solamente 200.
Sucede que si ya se tienen dos juegos de recipientes en el hogar, por más barato
que resulte, la compra no tiene un valor real. Este concepto se puede aplicar a
todo, incluso a cuestiones más importantes que un simple conjunto de elementos
para el hogar.
Algo parecido ocurre al momento de contratar a un profesional, ya sea un
contador, un asesor financiero o un albañil. Los que realmente son expertos y
conocen su campo por lo general cobran un precio que muchos consideran alto.
Pero si el resultado evita problemas contables o una pared pintada ‘a la brocha
gorda’ el valor que se recibe a cambio de lo que se abonó justifica el precio.
“Esto no quiere decir que los que cobran un precio alto siempre son buenos o
verdaderos expertos sino que tienes que ver mas allá de solamente el costo para
saber si vale la pena o no.
Esta forma de pensar –comparar siempre el precio y
el valor antes de gastar dinero– es una característica que comparten las
personas que han hecho grandes fortunas”, señala a En Plenitud Santiago
Antinogene, experto en crecimiento personal y financiero.
Si
aplicamos estas nociones, la forma que tenemos de gastar el dinero cambiará. “El
precio se relaciona a productos o servicio y el valor es lo que como clientes
percibimos que vamos a pagar”, resume y puntualiza “si me compro el último
teléfono celular y considero que me da una serie de utilidades maravillosas, no
me va a preocupar cuánto costó.
Si ese
teléfono se lo doy a mi madre, seguramente me diga que es muy liviano y lo va a
perder o que toca un botón y le aparecen tantas opciones que se marea y
considerará que tiré el dinero”.
Por Clarisa Ercolano
¡ Aprenda cómo ganar más dinero
haciendo que el dinero trabaje para usted !! (que es lo que hacen los
inversionistas)
Para ello, le invitamos a
inscribirse ahora en
nuestro curso en Internet para Inversores gratis Aprenda
a Invertir y Administrar su dinero