El sexo femenino era visto en épocas antiguas como débil, vulnerable y que
necesitaba protección. “Los hombres fornidos, grandotes y altos eran el ideal
de cualquier mujer ya que estas características se relacionaban con la
protección y seguridad”, sostiene la socióloga argentina Marisa Paulo.
Sin embargo, hoy en día, nada más alejado de la realidad. “La mujer no
necesita tener a un hombre al lado para poder definirse y mucho menos para
sentirse segura.
También es cierto que una mujer prefiere a un hombre que al menos le lleve
algunos centímetros y que el hombre si es más bajo se siente atemorizado,
inseguro e incómodo”, continúa diciendo la profesional.
Entre las dificultades que pueden existir es posible mencionar “el hecho de
no poder abrazar de una manera adecuada, según argumentan los hombres o el no
poder utilizar el par de zapatos con tacón que prefieren ellas, según las
mujeres”, opina la profesional. Sin duda, las trabas son superfluas y tienen
que ver más con la estética que con un impedimento emocional
o significativo.
El mayor obstáculo es sin dudas la presión social. “El pensamiento
estructurado deshecha a toda aquella sensación que rompa con ese molde y
proponga algo distinto.
Si durante mucho tiempo se ha validado una apreciación como cierta, no es
fácil que aparezca algo totalmente opuesto y sea aceptado sin prejuicios. El
hombre debe ser alto y la mujer más baja que él.
Ese es el estereotipo que se ha transmitido de generación en generación y que
la mayoría de la gente que no cumple con esta idea se siente discriminada”,
opina la socióloga.
“El qué dirán” es una herramienta muy poderosa y que influye mucho en el
presentir de todo individuo. “Desligarse de la educación social es muy
complejo y hay que tener mucho autocontrol para que en todos los órdenes de la
vida uno no se vea influenciado por lo que aprecian los demás ya sea positivo o
negativo.
Hay que aprender a valorar lo que se es y lo que se tiene y llevarlo con
dignidad. Esto no significa que no haya que modificar lo que se pueda, o lo que
se crea incorrecto, sino que lo que para muchos es un dictamen cultural no tiene
porqué serlo para uno.
Hay que aprender a abrirse y a desligarse de lo que nos
han dicho como cierto, pero que realmente no se sostiene con ningún fundamento”,
reflexiona Paulo.
Consejos prácticos para la pareja despareja
– Darle importancia a la altura
no tiene sentido “ya que es un hecho que no
se puede revertir y que si se ama a la pareja esto pasará a ser un detalle menor”,
comenta la profesional.
– Si la mujer no pretende exagerar la diferencia, tendrá que prescindir de sus
tacones para no hacer más evidente aquello que intenta ocultar.
– Más allá de los complejos que son superficiales, lo importante es que los dos
miembros de la pareja se sientan cómodos y que se complementen de la mejor
manera posible sin centrarse en aquellos.
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