La
primavera recrea
nuestras ansias de sol y verdor. En el pequeño mundo de nuestro hogar, el
oasis
del jardín, balcón o terraza, vuelve a ser objeto de nuestra preocupación, a
partir de este momento el repetido misterio de la siembra, la germinación, el
crecimiento de la floración nos conmueve, motoriza nuestros esfuerzos, nos hace
buscar nuevas formas para trabajar la tierra o a mejorar las que utilizaban
nuestras abuelas, para que nuestras plantas nuestras flores den a la casa, a la
familia, a, la vida, un nuevo hálito de alegría de primavera.
Trabajos fundamentales
de
primavera para el jardín
Ha llegado el momento
de atender el jardín con mayor esmero que nunca, pues en esta época el
crecimiento del césped será mayor, Lo ideal, para que no pierda su forma, es
cortarlo no muy al ras, de manera que sus raíces aéreas no queden expuestas al
sol y se pierdan en "manchones".
Hay una condición sine qua non: es
absolutamente necesario eliminar todos los gajos, semillas o panes que hayan
padecido los rigores del invierno en exceso.
No es una tarea demasiado
complicada, pero hay que tener cuidado en rellenar los pozos con tierra
tamizada, de manera que la superficie a renovar quede siempre bien pareja.
El
regado forzosamente, deberá ser mucho más abundante, dado que el sol se tornara
mucho más fuerte y secara con más rapidez la superficie.
La forma de riego más
adecuada es por inundación, haciendo que el agua llegue de manera total hasta
las raíces, y no por rocío, pueda si solo se consigue una nutrición superficial.
SI el riego se efectúa en plantas ubicadas en macetas, lo mas apropiado será
sumergirlas en una, pileta con agua y repetir la operación si se nota que la
superficie queda seca.
Un buen jardín exige,
por supuesto, algunos cuidados especiales". Uno de ellos, importantísimo,
consiste en remover constantemente la capa superficial de la tierra, puesto que
el endurecimiento perjudica notablemente el rendimiento de las partes renovadas.
Como es lógico siempre conviene efectuar los riegos las carpidas;
preferentemente, a la caída del sol, pues eso mejora los niveles de nutrición y
evita pérdidas quemaduras.
Para que el regado sea más efectivo conviene
quitar las protecciones contra heladas y fuertes vientos, de manera que todo se
realice cubriendo el terreno en forma integral, no fragmentariamente.
Si se
trata de un jardín, es imposible desconocer la fundamental importancia que en él
tienen las plantas mayores y el césped, pues una vez revividos estos niveles de
importancia podemos, orillar con flores de la estación, especialmente, en estos
momentos, fresias, marimoñas, margaritas, narcisos, jacintos, crisantemos,
violetas y pensamientos y jazmines, entre otras, pues su color se puede mantener
hasta fines de diciembre.
Si nuestros afanes se centran en un balcón, debemos
elegir para renovar la tierra los recipientes de dimensiones más generosas, para
que en ellos las plantas al desarrollarse encuentren las condiciones más
normales posibles.
El plantar ejemplares de grandes raíces: esto conviene
consultado con el proveedor en jardineras estrechas, obliga, para perjuicio de
las plantas a dejar gran parte de sus raíces al aire.
Nunca conviene levantar
los bulbos, que florecieron en otoño invierno hasta que las hojas se sequen
completamente; de lo contrario, se impide que las reservas acumuladas en, ellas
refuercen el bulbo, restándole vitalidad para la temporada venidera. Para tratar
las especies indicadas, septiembre (o marzo en el hemisferio norte) es el mes clave.
A partir de entonces, sólo
se pueden ubicar bulbos de gladíolos, nardos, calas y achiras, flores cuyo
desarrollo se extiende entre diciembre y marzo (junio y diciembre en el
hemisferio norte).
Septiembre
(o marzo) es también hacia su
finalización, el mes indicado para trasplantar las especies de semillas que
logramos del otoño-invierno. y vaya un consejo: evite trasplantar o colocar
nuevas, especies en días muy calurosos.
Es preferible aplazarlo para días, más
frescos y, en la medida de lo posible, hacerla a la mañana temprano regar con
profusión inmediatamente.
Dalias y lirios
No son plantas de
verano, pero si se las instala en esta época, florecerán en otoño; conviene, en
todos los casos, colocar tutores o sostenes entre las raíces, para proteger los
tallos en el período de desarrollo, y eliminar todos los problemas de viento que
se puedan presentar.
Colocándolos, además, en cuanto se plantan, se evita hacer
el trabajo una vez que las semillas hayan evolucionado, lo que podría
ocasionarles daños a las raíces.
Para plantar los
lirios, conviene dividir sus rizomas en cuanto terminen de florecer y
plantarIos superficialmente en un terreno trabajado bien profundo.
Al plantarIos, conviene dejar a la vista la parte superior de éstos, pues no hay
que olvidar reducir sus hijas a la mitad para disminuir la evaporación hasta que
arraiguen. Al finalizar la plantación es aconsejable regar abundantemente.
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