Hay
pasiones y pasiones, en este caso, el estudio y
coleccionismo
de monedas y papel
moneda de las distintas naciones es para algunos un hábito que les da identidad
y consistencia, un modo de acercamiento a la historia del propio país, a través
de sus distintas monedas y a las de los países extranjeros.
Tesoro propio y
motivo de conversación entre unos pocos entendidos, ahora esta actividad es
posible exhibirla y profundizarla a través de Internet, mostrando la colección
por imágenes a los lugares y las personas más distantes. Sin embargo, su mayor
riqueza está en la historia que sabe y que calla, pero que se transmite.
El
término Numismática designa el estudio y coleccionismo de monedas y papel
moneda emitido por una nación con el diseño oficial del país. Aunque, también
comprende
el coleccionismo de insignias, medallas y piezas afines.
¿Cuándo
surge la moneda y por qué el misterio de su valor?
A
través de la historia de cada país, todas las monedas tuvieron su valor intrínseco,
con un equivalente en oro o plata, aunque en la actualidad, se fabrican con
material de menor calidad.
En
la antigüedad las
piezas de oro o plata se empleaban como unidad de cambio para
comprar otros productos. Su valor lo determinaba su peso, que junto con la
pureza del metal se controlaban detalladamente cada vez que pasaba a nuevas
manos.
Los orígenes de la moneda como modo de intercambio para la adquisición
de productos, se remontan a la antigua Grecia en el siglo VII antes de Cristo.
Aparece como una necesidad de superar las formas de intercambio primitivas como
el trueque, de socializar y generalizar el intercambio dándole un carácter más
formal y de mayor alcance.
Para ello se decidió otorgarle un valor un valor al
metal pequeño y confeccionar la moneda con metales preciosos como el oro, la
plata y el electro (mezcla de plata y oro).
La
moneda tenía un carácter sagrado en Grecia, era protegida por la diosa Hera y
en el Imperio Romano la protegió la diosa Juno, lo que le valió la denominación
de Juno Moneta.
Ya no sólo era un modo de intercambio comercial, sino que la
religión le daba un valor institucional y una protección sagrada, mística. El
intercambio era avalado por los dioses, con un fin último espiritual.
Por
lo tanto, la moneda, no es una simple partícula de metal, a través de ella
circuló la historia por miles de años, los cambios por mercadería, los lujos
y las excentricidades.
La
plata fue el metal más usado para el comercio en el Lejano Oriente. Era fundido
a pastillas o lingotes de diferente manera quedando grabado el nombre del
mercader, así como el nombre y el tipo de pureza del metal.
Pero las monedas de
estilo redondo como las que se usan en Occidente, llegaron recién en 1870 a Japón
y en 1889 a China.
En
el año 550 antes de Cristo, la acuñación de moneda era una práctica común
en todas las ciudades comerciales del mundo.
La mayoría de las monedas griegas
llevaban la imagen de sus dioses o diosas, mientras que en el caso de la antigua
Roma se grababan con el retrato del emperador (desde el siglo I antes de Cristo
al siglo V después de Cristo).
Para los árabes, dado que la religión
musulmana prohíbe la representación de la figura humana, las monedas sólo tenían
en el anverso y el reverso inscripciones de frases del Corán.
La
mayoría de las monedas del mundo fueron acuñadas en forma manual hasta el año
1500, menos en Oriente. Los italianos diseñaron unas prensas que podían
confeccionar discos de metal redondos y en su parte posterior grababan el
dibujo.
Luego,
el descubrimiento de América, aumentó la cantidad disponible de metales
preciosos, incrementando enormemente la producción de monedas.
Esto trajo un gran beneficio, en un momento en que, cada reino, o ciudad libre de
Occidente confeccionaba sus propias monedas.
La
acuñación de monedas en el Nuevo Mundo comenzó a realizarse en el año 1535,
en la Ciudad de México, luego de la conquista española.
Se confeccionó en ese
momento el tipo real de a ocho que circulaba en ese entonces por Europa y el
Nuevo Mundo, dominando el comercio mundial.
Esto le brindó al Nuevo Mundo una
mayor inserción internacional, al permitirle disponer del capital monetario
necesario para participar del intercambio comercial general.
Con
el tiempo, las monedas dejaron de ser fabricadas en oro y en plata, disminuyendo
el costo de su confección, así como también los detalles del grabado, pero de
esta forma adquirió un modo más masivo, y menos ritual.
Sin embargo, es la
historia la que sigue impresa en las mismas, historia de los pueblos, de sus
costumbres, modalidades y creencias, particularidades y vocablos de cada país
que permiten reconocerse a sí mismos y encontrar su propia identidad a través
de los años.
Historia
palpable, en monedas. ¿Será que “la vida es una moneda, que quién la
rebusca la tiene”?. La forma de la moneda simboliza justamente la rueda de la
vida con su comienzo, desarrollo, final y un nuevo nacimiento constante.
Es la
vida misma y el interés por conocer el misterio del pasado, la que hace que
muchas personas opten por acuñarlas, coleccionarlas, estudiarlas y exhibirlas,
hoy en día a través de la misma Internet, porque el pasado de ayer es parte de
nuestro presente. ¿Tendrá algún otro secreto?