Aunque cada familia es un mundo y los padres tienen derecho a educar a los niños como les parezca mejor, siempre es conveniente que las relaciones estén fundamentadas en el afecto y no en un interés económico, mucho menos si se trata de familiares tan cercanos como padres e hijos.
“Muchos niños de hoy en día se crían prácticamente solos. Es una tristeza, pero la realidad indica que tanto los padres como las madres trabajan muchas horas fuera del hogar y esto implica que los pequeños pasen mucho tiempo sin sus progenitores.
Esta situación se va reiterando año tras año. Los hijos van creciendo y en un ámbito de estas características no existe espacio real para hacer crecer un vínculo intenso y amoroso. Los padres entienden que la única manera que tienen de asumir el rol se limita a una función económica.
Les dan una mensualidad y cubren las necesidades materiales que puedan llegar a tener. Este es el mejor de los casos, ya que también hay padres que trabajan mucho y no pueden satisfacer a sus hijos ni emocional ni económicamente hablando”, comenta la socióloga argentina Paloma Medina.
Darle dinero a los hijos es una buena medida para hacerlos responsables. “Los niños deben poder apreciar los esfuerzos de los padres y aprender a ahorrar. Es una conducta muy apropiada y si los padres pueden otorgar una cantidad determinada según las circunstancias y la edad de los hijos es una buena opción para fomentar el desarrollo y la conciencia económicas.
Sin embargo, proveer dinero no es la única función de los padres. Los adultos no pueden hacer que los chicos se acostumbren a este rol que ambas partes asumen porque necesitan mucho más de sus progenitores y de una u otra manera deben poder encontrar el modo de acercarse a ellos desde otro lugar”, aconseja la profesional.
¿Qué ocurre cuando los hijos ya adultos siguen recibiendo dinero de sus padres, pero en vez de apreciar la ayuda, sienten malestar? “Muchos jóvenes se ven en una situación contradictoria ya que no toleran que sus padres los mantengan, pero tampoco hacen nada para evitar esta realidad.
No trabajan ya sea porque estudian y no tienen tiempo o porque aún no han asumido dentro de ellos la importancia que implica el encontrar un empleo que los dignifique. Muchos padres cometen errores y llenan los espacios vacíos con dinero, pero también hay hijos que no se contentan con nada y creen que sus padres solamente los mantienen económicamente, y que a pesar de los esfuerzos que hacen por acercarse no saben cómo llegar a ellos.
La adolescencia es una edad muy compleja donde reina el desconcierto, los cambios de humor y la distancia de los padres se hace muy evidente ya que los jóvenes están intentando encontrar una identidad, lo que menos quieren es ser controlados y por cualquier motivo se sienten perseguidos.
Es muy difícil comunicarse con ellos desde el razonamiento. De ahí que estos jóvenes crean que solamente tienen unos padres que están presentes únicamente para extender unos billetes al mes”, explica la especialista.
Para que los hijos cambien la perspectiva que tienen de sus padres, lo mejor es dejar de suponer y sentarse a hablar. “El entendimiento tiene que existir para que pueda existir un vínculo sensato y afectuoso sin necesidad de incorporar el dinero de por medio”, finaliza diciendo la socióloga Medina.
Para que los padres asuman el verdadero rol que deben ocupar ante sus hijos, nada mejor que intentar entrar en el mundo de ellos. Con paciencia y predisposición de ambas partes, es posible, por más que se disponga de poco tiempo para conseguir el cambio.
¡ Aprenda cómo ganar más dinero haciendo que el dinero trabaje para usted !! (que es lo que hacen los inversionistas)
Para ello, le invitamos a inscribirse ahora en nuestro curso en Internet para Inversores gratis Aprenda a Invertir y Administrar su dinero