Control de los niños Internet

El avance de la tecnología y el contacto que los jóvenes tienen con las redes sociales, obliga a los padres a pensar en alternativas que permitan seguir cada uno de los pasos de sus hijos. ¿Hasta qué punto se puede considerar una violación de la libertad y un modo más para quebrar la confianza entre padres e hijos?


Los
padres
que tienen hijos adolescentes y jóvenes que aún dependen de ellos
deben ponerse al día no solamente respecto de sus vidas fuera del hogar sino que
también deben estar pendientes del mundo online del cual participan.

“El
esfuerzo y la tarea es doble ya que los adultos deben interiorizarse de las
herramientas tecnológicas necesarias para poder seguirle el rastro a sus hijos
ya que en muchos casos, la cantidad de horas que pasan conectados es mayor que
el tiempo que pasan fuera de la casa o incluso con la familia”
, sostiene el
sociólogo español Enrique Ramos Nogueroles.


Disponer de las herramientas online que contribuyan con la seguridad y
ejecutarlas en su justa medida es una cosa, pero entrometerse en la vida privada
de los hijos, es algo totalmente diferente.


En la actualidad, hay varios métodos
tecnológicos que se pueden descargar y que alertan sobre imágenes o
posts
subidos a determinadas páginas, programas que analizan perfiles en redes
sociales o mensajes de texto y traducciones que se encargan de descifrar ciertas
palabras que utilizan normalmente los adolescentes y que los padres no
comprenden.


También existen aplicaciones que detectan cuando hay alguien que
desea entrar en páginas prohibidas o cuando se crea un perfil en una red social.
Una aplicación para teléfonos móviles permite que cuando los hijos envían un
mensaje de texto, le llegue un mail a los padres con una copia del texto
enviado.


Estas estrategias extremas atentan contra la confianza entre las dos partes.
“A nadie le gusta que se entrometan en su vida. Estos ejemplos, más que un
control son intromisiones que rozan la ilegalidad.


No está bien que un padre lea
la copia de los mensajes o correos que su hijo se escribe con miembros de su
entorno social, pero tampoco es adecuado que los hijos ignoren a sus
progenitores ya que luego estimulan  este tipo de comportamientos abusivos.


Lo
que ambas partes tienen que conseguir es un acercamiento sincero en donde exista
la comunicación y la confianza. Los hijos deben poder contarle a sus padres qué
desean, con quién salen o qué piensan, siempre dentro de los límites normales y
siempre dentro de un marco de respeto por la intimidad y privacidad
”,
destaca el especialista.


Uno de los errores en los que caen con mayor frecuencia los adultos es modificar
el rol de padres para transformarse en amigo de su/s hijos. “Puede sonar muy
bonito y agradable, pero es una gran equivocación convertirse en amigo del hijo.

Los límites y la diferenciación entre las dos partes son factores muy
importantes. Ser padre no significa que haya que estar siempre controlando o
marcando las falencias cometidas. Un padre tiene que guiar, aconsejar, auxiliar
en determinados momentos y dar lecciones en otros casos.

Un padre tiene que
tomar decisiones dolorosas a veces y apoyar cuando las circunstancias así lo
requieran. Estas acciones no las lleva a cabo un amigo, pero en muchas
circunstancias, los padres creen que la mejor manera de acercarse a los hijos es
flexibilizando un rol que termina siendo vapuleado y bastardeado.

Hay madres que
salen con sus hijas a bailar e incluso fuman y beben juntas. Se visten igual,
son amigas en las redes sociales y se cuentan sobre sus experiencias sexuales.

Estas cosas no son normales entre padres e hijos y no es que sea una mirada
retrograda con respecto a la relación que deben mantener. Los roles sociales
tienen que ser respetados para que luego no sobrevengan comportamientos
enfermizos.

Un hijo tiene derechos, pero también deberes y una de las
obligaciones que debe atender es la que se relaciona con el respeto hacia su
padre. Debe existir información acerca de sus movimientos, de sus acciones y un
padre debe darle la libertad necesaria para que el hijo aprenda a vivir en un
marco de confianza.

Un adulto también tiene derechos, pero su deber es el de
también respetar a intimidad de su hijo. Si ambos roles están debilitados, se
comienza con las persecuciones por parte de los padres y las huidas por parte de
los hijos
”, finaliza diciendo el profesional.