Es
muy común sentirse algo mal y pesado, “ácido”, después de haber comido. Y
la realidad es que es típico somatizar los problemas en el aparato digestivo,
ya que éste está influido en forma perjudicial por el stress y por los
nervios.
Por
eso, es conveniente que aquel que se sienta estresado o tuvo un disgusto, espere
por lo menos una hora y media antes de sentarse a comer.
Uno de
los síntomas de aquellos a quienes
les cae mal la comida es la acidez.
Es una sensación del tipo de la quemazón, desagradable.
Comparable con el
hecho de tomar vinagre. Se siente en la parte alta del aparato digestivo y tiene
tendencia a subir, muchas veces, hasta la garganta. Esto suele pasar después de
las comidas copiosas, la ingesta de bebidas gaseosas o alcohólicas.
Las
comidas grasas producen una especie de retardo en el trabajo del estómago.
Algunos alimentos como los guisados, los fritos, los tucos, el chocolate y la
menta pueden producir acidez.
Las
xantinas (café, mate y té) también aumentan la cantidad de secreción de ácido.
Pero los picantes y la sal no empeoran este problema.
¿Qué
pasa con las gaseosas?
En
general, estimulan la secreción gástrica, y como tienen gas, aumentan mucho el
volumen del estómago produciendo sensación de hinchazón y retardando la
evacuación gástrica. Si a estas bebidas (que, además, tienen azúcar) las
acompañamos con una hamburguesa con papas fritas, nos va a dar acidez.
Consejos
para personas con acidez
Hay que
tratar de hacer las cuatro
comidas
diarias y no saltearlas: no pasar toda la mañana con un mate o un cortadito.
Hay que desayunar,
por ejemplo, café con leche con dos o tres tostadas con mermelada. O un yogur
con cereales, una fruta…
El almuerzo
podría ser algo liviano, como carne con verduras, pollo con puré de calabaza,
una porción de tarta.
A la
tarde, para la hora del té,
un yogur o queso untable descremado o una fruta.
La cena
debería ser de mediana magnitud.
Dice un
viejo refrán que hay que “desayunar
como un rey, almorzar como un príncipe, y cenar como un mendigo”.
Bueno, de eso, en parte, estamos hablando.
De
lo que se trata es de no dejar el estómago vacío durante mucho tiempo, porque
después la sensación de hambre es tal que se termina comiendo más de lo que
se necesita, y ahí viene la acidez.
Es muy
importante masticar
bien.
Hay que combatir ese mal hábito de tragar rápido y casi sin masticar, como
muchas veces, o por hambre o por apuro, solemos hacer, porque esto causa un
doble trabajo al estómago.
Y jamás
tomar remedios o medicamentos en ayunas.
Comer, al menos, un par de galletitas de agua.
Fuente:
Mujer
Bonita