Es fácil para los gimnasios incorporar socios en julio, cuando todo el mundo
está dispuesto a tomar la decisión de asociarse para llegar en forma al verano.
Es por eso que posiblemente sea el peor momento para cerrar un trato.
Pero
cuando llega enero, bueno, esa es otra historia. Usted podrá obtener una mejor
oferta, ya que, según parece, sólo el 6 por ciento de los nuevos miembros se
anotan durante el verano.
Este no es el único secreto que los gimnasios esconden, y lo que usted no sabe
puede hacerle daño a su bolsillo y a su salud. Si usted está buscando un
gimnasio nuevo o una mejor oferta, utilice estos consejos para tomar mejores
decisiones.
1. Van a luchar para mantener los socios
Por la misma razón que el verano es un buen momento para
asociarse a un
gimnasio, también es el momento perfecto para mejorar las condiciones de una
membresía ya existente.
La mayoría de los equipos de ventas de
los gimnasios se ven obligados a cumplir con las cuotas mensuales y para esto
deben evitar que la gente se desasocie, por lo que prefieren ofrecer descuentos
extra que arriesgarse a perder el negocio.
Muéstreles una tarifa más barata de
un club de la competencia y pídales que igualen el precio. O averigüe qué
beneficios le ofrece su gimnasio a los nuevos socios y pida las mismas ventajas
(descuentos, pases para invitados, algunas clases personales, o incluso un mes
gratis).
2. Los contratos mensuales pueden
no ser convenientes
Están bien para los amantes del gimnasio. Pero si usted no es tan fanático del
gimnasio, por ejemplo si
entrena dos veces a la semana o menos, todavía no
acepte el contrato. Los socios de gimnasios que tienen membresías mensuales
pueden terminar pagando un 70 por ciento más que aquellos que tienen planes de
pago por visita (a menudo les dan un pase válido por 10 visitas).
3. El lugar está lleno de gérmenes
Un estudio demostró que tres cuartas partes de las máquinas y pesas
estaba contaminada con
rino-virus que causan resfriados, e incluso las
colchonetas suelen tener una gran cantidad de gérmenes.
Los estornudos son la
menor preocupación que usted debería tener: el MRSA y otros tipos de
infecciones por estafilococos pueden contraerse si un corte o una raspadura en
la piel entra en contacto con la bacteria. Y su gimnasio puede tener una gran
cantidad de estas cosas.
Las bacterias, los
hongos y los virus pueden sobrevivir en lugares húmedos… como los vestuarios y
los bancos de los gimnasios.
Para reducir su exposición a las bacterias, ponga una toalla al utilizar una
colchoneta o un banco (esto se aplica también a los bancos de los vestuarios)
para limitar el contacto directo de su piel con estas superficies. (También es
recomendable cambiar su musculosa y sus pantalones cortos por remeras que le
cubran más y pantalones capris o largos.)
Lleve su propia manta de yoga, ya que
las del gimnasio no suelen ser lavadas. “Después de entrenar, báñese de
inmediato, póngase ropa limpia, y mantenga su ropa sucia en una bolsa separada. Cuando llegue a casa, deje que sus ojotas se sequen y se ventilen
antes de volver a guardarlas.
Y la próxima vez, piénselo bien antes de secarse
con las toallas proporcionadas por el gimnasio: los brotes de estafilococo
suelen ser provocados por compartir toallas. Antes de usarlas, pregunte si las
lavan con agua caliente. Si el personal no puede asegurarlo con certeza, séquese
con sus propias toallas.
4. Contratan algunos entrenadores inútiles
No se distraiga por sus bíceps enormes y por su camiseta de "entrenador":
existen cientos de formas de obtener el certificado de entrenador, algunos de
las cuales consisten en una prueba a libro abierto desde su propia casa.
Antes de desembolsar un dinero extra para tener una clase con alguien que
ha aprendido todo lo que sabe de educación física por su cuenta, pregúntele al
administrador del gimnasio cuáles son los criterios para contratar a los
entrenadores.
Verifique sus años de experiencia y chequee si tienen algún título
habilitante oficial (como el de profesor nacional de educación física, o
similares).
Fíjese en la forma en que el entrenador interactúa con los
clientes. Otra señal de alerta: si no le
hace preguntas acerca de su estado físico, sus lesiones anteriores, u otros
problemas médicos. Un buen entrenador no le diría a alguien que tiene un
problema en el hombro o en el codo que sobrecargue esas zonas.
5. Usted no puede confiarles su vida
La muerte súbita por paro cardiaco al hacer ejercicio es algo poco común, pero
si su corazón se detiene, lo que pase a continuación puede marcar la diferencia
entre la vida y la muerte. Si se utiliza un desfibrilador externo automático
(DEA) de inmediato, la probabilidad de sobrevivir es superior al 90 por ciento.
Sin embargo, muy pocos
gimnasios cuentan con uno de ellos. Incluso si su gimnasio cuenta con uno de
estos dispositivos, puede que no haya nadie en el personal que esté capacitado
para usarlo (esto puede ser fatal, teniendo en cuenta cada minuto de retraso
reduce las posibilidades de supervivencia en un 10 por ciento). Compruebe si el
gimnasio tiene un DEA y si el personal está obligado a tener conocimientos sobre
reanimación y primeros auxilios.
6. Pueden seguir cobrándole después de que usted se haya dado de baja
Al igual que ese novio inoportuno que simplemente no la va a dejar ir, los
gimnasios pueden hacer que la separación sea una tarea difícil de llevar a cabo.
Muchas veces a la gente se le sigue cobrando por un servicio que pensaban que
habían cancelado.
Pongamos por caso una persona que cancela sus membresía porque va
a mudarse: algunos gimnasios sólo le permiten romper el contrato si da una razón
lo suficientemente buena como para que su membresía no pueda ser transferida a
un gimnasio vinculado de su nueva ciudad.
Otros sólo permiten cancelar si lo hace
personalmente o por medio de un correo certificado. Y aunque ninguno de estos
escenarios se aplique a su gimnasio, aún queda el problema del débito
automático: si ese es el método de pago que eligió, recuerde que suele ser
bastante difícil darlo de baja, y las tarjetas de crédito y bancos sirven de
cualquier cosa menos de ayuda para lograrlo.
El
aumento de los contratos electrónicos (con vendedores de suscripciones que le
piden que revise el contrato en un dispositivo móvil más pequeño que un iPad)
está empeorando las cosas. No hay nada que sustituya un contrato de papel que
puede revisarse de cerca.
Antes de firmar,
asegúrese de entender la política de cancelación de ese gimnasio, los
procedimientos de facturación, el tiempo de duración del contrato y el proceso
de renovación de la membresía. Y haga copias de todos los documentos. Algunos gimnasios le dan unos días después de haber firmado el
contrato para revisar el contrato y cancelarlo si no le parece justo.
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